Éxito geopolítico del líder chino Xi Jinping en su reciente viaje a Moscú

Los pasados días 21 a 23 de febrero, el líder chino Xi Jinping ha presentado en Moscú sus credenciales como gran mediador internacional. La visita a Moscú ha sido su primera salida al exterior desde que fue elegido para un tercer mandato como presidente de China, y se ha producido diez días después de conseguir que Arabia Saudita (aliado incondicional de Estados Unidos desde 1945) e Irán (enemigo declarado de Estados Unidos) restablecieran sus relaciones diplomáticas.

Lo que busca Xi en estos momentos es ser visto como el jugador externo decisivo que logra lo que Estados Unidos no puede obtener.

Según acreditados analistas chinos, Xi ha tenido que esperar cierto tiempo a presentar iniciativas importantes para empezar a jugar el papel de pacificador global. Estaba demasiado ocupado apagando incendios a nivel nacional en un momento crucial para China y para sí mismo.

“Ha tenido que esperar al cierre del recientemente celebrado Congreso del Partido Comunista Chino y el fin de la política de Covid cero; a partir de ahí Xi  ha podido prestar más atención a la política exterior“.

Xi “vuelve a la política exterior como una respuesta táctica a la rivalidad creciente entre Estados Unidos y China”

El acuerdo entre Irán y Arabia Saudita ha reportado claros beneficios a China en forma de precios estables del petróleo. Lo que Xi Jinping obtendría si se sella una paz en Ucrania es más simbólico, pero no menos importante: «rehabilitar la imagen global de China perturbada por la Covid». Escribe un analista chino que “China ha puesto fin a la covid, ahora volvemos a conectarnos con el mundo; pero volvemos a enviar a Xi al exterior en un mundo geopolítico mucho más polarizado que antes, en gran parte debido a lo que algunos observadores califican de neutralidad pro-Rusia de Pekín en relación con la guerra de Ucrania“. Otros analistas escriben que Xi “vuelve a la política exterior como una respuesta táctica a la rivalidad creciente entre Estados Unidos y China”.

Xi ha ido a Moscú para abordar en persona con Putin el fin de la invasión rusa de Ucrania.

Ha sido el segundo cara a cara entre ambos líderes desde el comienzo de la invasión rusa (24 de febrero de 2022).

El primero tuvo lugar en Samarcanda (Uzbekistán) el pasado mes de septiembre, con motivo de la reunión de líderes de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). En Samarcanda, Xi ni siquiera sacó oficialmente el tema de la guerra de Ucrania, aunque en privado se sabe que expresó a Putin sus reproches.

En su viaje a Moscú de la semana pasada, Xi puso el tema sobre la mesa desde el primer momento y se ofreció a mediar, después de haber presentado públicamente hace unas semanas su plan de paz.

A China le interesa figurar frente a los ojos de la comunidad internacional como el mediador necesario de una tregua. La guerra de Ucrania ha permitido a China ofrecer una visión del mundo en sintonía con una serie de iniciativas lanzadas por Xi, con las que aspira a mejorar unas relaciones internacionales más a su medida y sobre las que piensa que tienen un fuerte atractivo para muchos países, especialmente los miembros del llamado Sur Global, es decir,  los estados en vías de desarrollo del planeta (África, América Latina y algunos países asiáticos), que suman más de 3.000 millones de habitantes.

Las iniciativas de carácter planetario lanzadas por Xi se denominan  Iniciativa de Desarrollo Global, Seguridad Global, Civilización Global y Comunidad de Futuro Compartida.

Otra iniciativa internacional, especialmente dirigida al Sur Global, es la Nueva Ruta de la Seda, en lengua inglesa iniciativa OBOR (One Belt One Road), que ha permitido a China introducirse en los países antes denominados Tercer Mundo, mediante la financiación de grandes infraestructuras, sin ingerirse nunca en los asuntos políticos internos de los países receptores de la ayuda, al contrario de las prácticas habituales de Occidente (UE, Banco Mundial, etc.) en materia de cooperación al desarrollo.

Los países del Sur Global están pagando muy caras las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania y desean la paz. En algunos casos esas consecuencias les han llevado incluso a la ruina.

El profesor Zha Daojiong, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Pekín, ha declarado que «las iniciativas de paz recientes por parte de China están en línea con las aspiraciones de la mayoría silenciosa del resto del mundo, que conforman aquellos países que no están directamente involucrados en el conflicto».

En un artículo publicado el 21 de febrero en medios rusos de comunicación, Xi escribía que “el mundo está experimentando cambios profundos, no vistos en un siglo; China quiere conseguir una comunidad de futuro compartida para la humanidad“.

Xi se presentaba en Moscú, como el forjador de una nueva pax sinica (por contraste con la anterior pax americana), después de haber alcanzado, pocos días antes, que Arabia Saudí e Irán recuperaran sus relaciones diplomáticas, rotas en 2016.

La propuesta china de paz se hizo pública el pasado mes, cuando fue el primer aniversario del conflicto armado, que comenzó el 24 de febrero de 2022.

Al presentarla, Xi dijo que sobre la crisis ucraniana su país mantenía una posición «objetiva e imparcial», guiada por los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas. Ha dicho más recientemente que su país «aboga por la paz y el diálogo», roto en la primavera de 2022, cuando el presidente turco, Recep Erdogan, intermedió entre Rusia y Ucrania.

En su plan de paz, China reclama un alto el fuego y defiende la soberanía y la integridad territorial ucraniana, el cese de las hostilidades, el fin de las sanciones en Rusia y la reanudación de las negociaciones de paz. También aboga por tener en cuenta las preocupaciones de seguridad de Rusia ante el avance de la OTAN cerca de sus fronteras. Xi ha declarado posteriormente que “debe respetarse la soberanía y la integridad territorial de todos los países” y que “una guerra nuclear nunca debe librarse y que nunca se puede ganar”.

En el segundo día de su visita de Xi a Moscú, Putin afirmó que la propuesta de paz de China para poner fin a la guerra de Ucrania  “se puede tomar como base de una resolución pacífica“, “podría ser un buen punto de partida para negociar“, pero también dijo que “sólo estaba de acuerdo en algunos de los 12 puntos de la propuesta del plan de paz chino”.

Putin no puede estar de acuerdo sobre «el respeto a la integridad territorial de los estados», pero sí naturalmente con «el final de las sanciones contra Rusia». «Creemos que muchas de las disposiciones del plan de paz presentado por China están en consonancia con los enfoques rusos y podrán tomarse como base para un acuerdo de paz cuando Occidente y Kiev estén preparados».

China nunca ha reconocido la anexión de Crimea y de las regiones orientales de Ucrania por parte de Rusia. Tampoco ha apoyado implícitamente a Rusia en su intervención en Ucrania, pero sí se ha opuesto a las sanciones contra Moscú, ya que «no solucionan los problemas», y sí ha reconocido también que «hay que respetar las preocupaciones de los estados referentes a su seguridad territorial“.

Putin ha declarado que está abierto a la negociación y que todo depende de la disposición del Gobierno ucraniano a aceptar las «nuevas realidades» (pérdidas territoriales a cambio de paz). Moscú quiere básicamente que Kiiv acepte perder Crimea, el Donbass (Luhansk y Donetsk, en el este), más las provincias meridionales de Kherson y Zaporíjia.

En un principio, la propuesta de Xi no gustó a ninguna de las dos partes implicadas.

Con su reciente visita a Moscú, Xi ha conseguido que Putin abriera un poco la mano al proyecto, pero Kiev sigue mostrando su desacuerdo y espera la llamada de Xi a Zelenski para una videoconferencia que podría ser inmediata. Zelenski ya ha declarado que considera la iniciativa china irrealizable, ya que no contempla la retirada inmediata de las tropas rusas del territorio ucraniano.

Por su parte, la Casa Blanca ha mostrado su escepticismo ante la cumbre entre Putin y Xi. Su portavoz ha declarado que «si China quiere tener un papel constructivo en Ucrania, su presidente debería instar a Rusia a poner fin de inmediato a su invasión».

La UE y la OTAN han seguido la misma línea. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, ha declarado que “no es un plan de paz“ y que “China ha vuelto a firmar una amistad ilimitada con Rusia, como ya lo hizo pocos días antes de la invasión“.

El jefe de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, ha declarado: “La propuesta debería haber terminado después de declarar que hay que respetar la soberanía de todos los países; esta guerra podría acabar enseguida si Rusia deja de atacar a Ucrania y retira sus fuerzas del país“.

Puede considerarse que la China de Xi Jinping está jugando hoy sabiamente sus cartas.

Nadie cree en serio que pueda negociar la paz entre Rusia y Ucrania, y por eso mismo nadie se sorprenderá si no lo consigue. Pero si lo logra, puede reclamar todo el crédito. Y siempre puede culpabilizar a los demás si las cosas van mal. A diferencia de armar a Rusia (China insiste en que no vende armas a Rusia en relación con la guerra de Ucrania, mientras que Occidente sí está vendiendo armas en grandes cantidades en Ucrania), no hay desventajas al jugar como pacificador . Pase lo que pase, China no puede perder. Pero si finalmente gana podría determinar la trayectoria y el resultado de la guerra.

Parece que el «plan de paz» de China para terminar la guerra de Ucrania tiene un solo ganador: Xi Jinping. Su influencia en el mundo es cada vez mayor.

Las iniciativas de paz recientes por parte de China están en línea con las aspiraciones de la mayoría silenciosa del resto del mundo, que conforman aquellos países que no están directamente involucrados en el conflicto Clic para tuitear

 

 

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