Conclusiones del seminario sobre el nuevo orden mundial multipolar y el papel de la UE y de Austria

Cinco temas tratados en el Seminario y sus conclusiones principales:

1- Tendencias globales en el primer cuarto del siglo XXI.

  • Transformaciones profundas en marcha, muchas disruptivas (como la inteligencia artificial y el cambio climático).
  • El crecimiento global, motor fundamental del progreso, experimenta desafíos inesperados. El fenómeno del envejecimiento poblacional y la reducción de la productividad afectan a la expansión económica. La riqueza se concentra en una élite que envejece. Estamos a las puertas de una realidad demográfica donde, dentro de 25 años, seis de cada diez menores de 15 años residirán en las costas del Océano Índico, mientras que ocho de cada diez mayores de 65 años lo harán en las costas del Atlántico y del Pacífico Norte.
  • Las clases medias ricas de los países desarrollados desaparecen paulatinamente desde hace dos décadas.
  • La brecha entre la renta salarial y del capital se amplía, generando una fractura social cada vez mayor.
  • La tecnología, especialmente la inteligencia artificial, actúa como aceleradora de cambios.
  • En ese contexto, la defensa de las identidades emergen con fuerza.
  • La transición demográfica se extenderá a toda la humanidad antes de finales de siglo. La humanidad llegará a un máximo de población, que se irá reduciendo progresivamente. Antes, la bomba demográfica habrá sido África.
  • A nivel tanto nacional como global, el ejercicio de la gobernanza global se vuelve cada vez más complicado.
  • Estados Unidos ha perdido su posición dominante y las instituciones creadas después de la Segunda Guerra Mundial (Banco Mundial, BM, y Fondo Monetario Internacional, FMI) tienen una eficacia decreciente.

2- El sistema de Bretton Woods (Banco Mundial, BM, Fondo Monetario Internacional, FMI, 1944) se agota: Occidente necesita repensar sus instituciones.

Los acuerdos de Bretton Woods de 1944 pusieron las bases de 60 años de éxito económico en Occidente. El BM y el FMI se diseñaron para un mundo de relaciones internacionales de cooperación con una gran potencia imperante, Estados Unidos, que en esos momentos representaba aproximadamente la mitad del PIB mundial.

La realidad actual es muy distinta, ya que existe otra potencia alternativa, China, y además existen varios poderes regionales que actúan de contrapeso. En definitiva, se trata de un mundo en el que Occidente ya no ejerce el control mayoritario. Los organismos de 1944 deben renovarse. Es necesaria una nueva gobernanza global. Deberían permitirse liderazgos de otras nacionalidades, tradicionalmente la dirección del FMI corresponde a un europeo y la del BM a un estadounidense. China ha demostrado interés en ganar cuota en ambas instituciones, por ejemplo incorporando el yuan en la cesta de divisas de reserva del FMI.

En los últimos años, China está creando instituciones alternativas a las de 1944 (Banco de los países BRICS, Banco Asiático de Desarrollo) y, además, ha lanzado una iniciativa global conocida como «la nueva ruta de la seda», (programa OBOR, One Belt One Road) que ha convertido a China en la gran financiadora del mundo, sobre todo del Sur Global, especialmente de infraestructuras.

El Club de París, creado en 1956, debe renovarse, por demasiado occidental (tiene por función renegociar las deudas externas de los países con dificultades de pago).

Vamos hacia un mundo multipolar con superposiciones de gobernanza supranacional con gobernanza a nivel regional o de sectores o grupos concretos. Esto genera una gran complejidad de sistemas de regulación. La realidad de múltiples blogs apunta al surgimiento de multiplicidad de reglas.

3- La elevada probabilidad de que Trump gane las elecciones en noviembre de este año en Estados Unidos ya está impactando sobre la geopolítica mundial, especialmente sobre Europa.

Según las encuestas, lo más probable es que devuelva a Trump a la presidencia de Estados Unidos. Esto tendría fuertes consecuencias para la UE. Lo primero que dijo Angela Merkel tras conocer a Trump es que “Europa debe prepararse para tomar el destino entre sus propias manos” (y no depender de Estados Unidos dominado por Trump, que no cree en la UE ni en la OTAN).

Hoy, los ejes dominantes de actuación política y de futuro de la UE son estos tres: reforma institucional, última ampliación hacia el este de Ucrania incluida y autonomía estratégica abierta, con seguridad económica y militar. La reforma institucional no acaba de llegar tal y como se necesita. La próxima ampliación hacia el este está llena de dificultades y de incógnitas. La autonomía estratégica abierta se está construyendo. Si la UE no termina formando una unión política federal a corto plazo, irá directa a la irrelevancia internacional.

El apoyo popular de Trump se basa en el voto mayoritario de varones blancos de todo el espectro social. Aquí juega el rechazo a la igualdad racial y el miedo a la invasión de inmigrantes. Por ejemplo, Texas tiene ya una mayoría de población hispana. El trumpismo tiene su bastión en la clase obrera blanca, golpeada por la desindustrialización y temerosa de la competición inmigrante. Aunque es un miedo imaginario porque hoy hay casi pleno empleo en Estados Unidos. Tienen empleo, pero de menor calidad y estabilidad que antes. También existe una reacción más cultural que otra cosa contra los avances del feminismo, lo que suele decirse “hombre blanco enojado”. La fuerza de las iglesias se opone al aborto y derechos gays.

Trump significa aislacionismo, una vieja tradición norteamericana, que actualmente está subiendo tanto en el bando republicano como en el demócrata. Ambos bandos están de acuerdo en que es necesario parar el ascenso de China de alguna manera.

Si gana Trump en noviembre, con la actual mayoría trumpista en el Congreso y en el Tribunal Supremo, se abrirá una nueva era tanto en la política estadounidense como en la mundial.

4- Las relaciones entre Estados Unidos, potencia hegemónica, y China, potencia re-emergente, son la clave del futuro, se estructuran en torno a competición, cooperación, conflicto, enfrentamiento y Trampa de Tucídides (inevitable choque bélico entre potencia hegemónica y potencia emergente).

En el mundo sólo existen actualmente dos superpotencias: Estados Unidos, potencia hegemónica, y China, potencia re-emergente. Re-emergente porque es una civilización de 5000 años, que los chinos consideran además primigenia.

Desde 1989/1991 hasta 2001, Estados Unidos fue potencia hegemónica indiscutible, a partir de 2001 y hasta 2021 (retirada de tropas estadounidenses y occidentales de Afganistán) la potencia hegemónica entra en declive relativo, mientras que la China conoce un desarrollo extraordinario (a partir de 1978, cambio de sistema económico de comunismo hacia economía de mercado controlada por el estado, capitalismo de estado), el más rápido e importante de la historia.

China apunta en 2049, centenario de la fundación de la República Popular China, como hito de coronación de su hegemonía a escala global. Desea un entendimiento con Estados Unidos y no una confrontación, a menos que se le obligue. China quiere respeto por su civilización en un mundo multipolar reglado, con nuevas reglas multilaterales adaptadas a la nueva situación de multipolaridad del mundo, con dos grandes superpotencias y numerosas potencias regionales. Hoy irónicamente China impulsa más el multilateralismo que Estados Unidos, su inventor.

Estados Unidos podría estar tentado de atacar a China antes de realizar su sueño de llegar a potencia superior en el año 2049 o antes (significaría el desempeño de la Trampa de Tucídides).

5- Austria es una isla feliz en el continente, pero afloran amenazas que enturbian su futuro

  • El Papa Pablo VI, durante su visita a Austria de 1971, calificó a Austria como “una isla felice“ (una isla feliz). Austria había conseguido en 1950 que las cuatro potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial (Estados Unidos, URSS, Reino Unido y Francia) retiraran sus fuerzas de ocupación, a cambio de que Austria se declarara país neutral a perpetuidad. Siguió un período de gran crecimiento económico y estabilidad política. En 1995 Austria se incorporó a la UE. Austria y Suiza son considerados dos estados medios europeos bien gobernados, con economías avanzadas y prósperas.
  • Austria goza de un estado del bienestar generoso, de una enorme herencia cultural secular (Imperio de los Habsburgo) y de un liderazgo musical reconocido.
  • Viena acaba de ser reelegida como la ciudad de mejor calidad de vida de todo el mundo. Alcanza altísimas calificaciones en diferentes ámbitos como sanidad, cultura, medio ambiente, educación e infraestructuras, etc. Ha conseguido en 2023 una puntuación de 98,4 sobre 100 en el ranking mundial establecido entre 173 ciudades.
  • Sólo un 40% de los ciudadanos austríacos dan un claro apoyo a la UE. El partido de extrema derecha Partido de la Libertad es actualmente el mayor partido del país. Existe convencimiento generalizado de que en las próximas elecciones europeas el conjunto de los partidos de extrema derecha europeo supondrán la segunda fuerza política europea, después del Partido Popular Europeo (PPP). Podrán gobernar en coalición, sin ayuda de socialdemócratas ni liberales, a los socios tradicionales.
  • Retos clave del país son hoy el creciente coste de la vida (la inflación triplica a la española), el envejecimiento de la población, la inmigración ilegal y la polarización política.
  • Austria sigue actualmente suministrándose de gas y petróleo proveniente de Rusia. Los precios de la energía han subido considerablemente en los últimos tiempos. Preocupa la continuidad de los suministros de energía rusa si sigue la guerra de Ucrania.
  • Dos proyectos antecesores de la UE son el Imperio Romano Germánico y el Imperio Austrohúngaro. Austria, protagonista de ambos precedentes.
  • El Imperio Romano Germánico fue disuelto por Napoleón Bonaparte. La caída del Imperio Austrohúngaro se debió a su incapacidad de convertirse en una verdadera federación, incluidos los eslavos.
  • Las confederaciones que no terminan en federaciones se derrumban. Suiza es realmente una federación, a pesar de su denominación de Confederación Helvética.
  • Si la UE no logra pasar a ser una verdadera unión política federal a corto plazo, acabará desintegrándose.
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