Aires de cambio rasante y de postpandemia que hay que consolidar

La Covid-19 ha provocado la recesión más fuerte desde las guerras mundiales del siglo XXHa dejado heridas económicas y sociales profundas, se han exacerbado las desigualdades y causado desastres demográficos. Después de mucho sufrimiento, parece que lo peor de la pandemia está quedando atrás y se está empezando a superar.

Al mismo tiempo, aparece una serie de nuevas esperanzadoras en diferentes ámbitos que vislumbran un cambio de rasante: movimientos de fichas a la cuestión catalana, mejora de la economía, llegada inminente de los fondos europeos de recuperación, convencimiento de los líderes europeos de la capacidad de resistencia de los ciudadanos mientras les auguran una nueva era más verde, digital, sostenible y justa, cambios en la geopolítica mundial con la elección de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos y la desaparición de Donald Trump de la escena internacional, etc. Todo ello permite que la esperanza y el optimismo se estén abriendo paso a muchos niveles.  

Las XXXVI Jornadas del Círculo de Economía que se acaban de celebrar en Barcelona se han dedicado a la reconstrucción postpandemia. Con este motivo, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se ha visto con el Rey Felipe VI, a pesar de no haber querido asistir a la cena inaugural.

La estancia barcelonesa del Rey se ha desarrollado en un mejor clima que el de anteriores visitas. La cuestión catalana ha ocupado un lugar importante en las Jornadas. El jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, ha declarado en su intervención que «la concordia también es un valor económico» y que «Catalunya necesita sin demora diálogo, acuerdo y pacto». Afirmó tener un proyecto para Catalunya, que las responsabilidades del «procés» se encuentran en las dos partes confrontadas y que los indultos a presos pretenden abrir un nuevo ciclo político. Diálogo y negociación han sido las dos palabras más repetidas durante los diferentes foros políticos y empresariales de las Jornadas del Círculo. Su presidente, Javier Faus, ha reclamado un pacto «con cesiones recíprocas». Dijo que «los cuatro grandes problemas que España tenía planteados a comienzos del siglo XX -el agrario, el militar, el religioso y el catalán- sólo subsiste en la actualidad el problema catalán». En un acto posterior, celebrado en el Liceo de Barcelona, ​​Sánchez ha declarado que «los indultos son un primer paso del proceso de reforma territorial de España». El presidente Aragonès se reunirá el martes 29 de junio con el presidente español, en el marco de la mesa de diálogo y negociación entre los gobiernos catalán y español. 

De la política a la economía.

El consenso de los analistas ha revisado al alza sus previsiones y augura un fuerte crecimiento de España los próximos dos años. Dibujan una gráfica con una salida en V asimétrica hasta finales del 2022. La OCDE mejora en dos décimas su previsión de crecimiento de la economía española este año (del 5,7% al 5,9%) y en 1,5 puntos la previsión de 2022 (hasta el 6,3%). Las estimaciones del Panel de Funcas (Fundación Cajas de Ahorros) apuntan a un crecimiento del 5,7% en 2021 y del 5,8% en el año 2022. El Gobierno español prevé, por su parte, un crecimiento del 6,5% este año y del 7% en 2022.

La mejora de las previsiones se debe principalmente al avance del consumo doméstico. El gasto de las familias ha mostrado un gran dinamismo en el mes de mayo, tras la caída del estado de alarma. Así lo reflejan los datos de operaciones con tarjeta de crédito que están mostrando una intensa recuperación, especialmente en el sector hotelero. Funcas ha mejorado su previsión de crecimiento del consumo de las familias del 5,8% al 6,4% este año y del 4,6 al 5,6% el próximo año.

La OCDE anticipa una rápida recuperación de la inversión estimulada por los fondos europeos. Si sus estimaciones de comienzos de año eran del 4,1% y del 4,6% en 2022, ahora estima un avance del 8,4% y del 12,3% respectivamente, es decir, casi el triple. La gran esperanza de la recuperación está en la demanda interna, pero también se prevé un importante aumento de las exportaciones, gracias a la recuperación de la economía europea y la reapertura de fronteras para la llegada de turistas.

El ministro Escrivá -responsable de Inclusión, Seguridad Social y migraciones- acaba de avanzar el cierre de junio con una recuperación «extraordinariamente fuerte del empleo«. Según sus estimaciones, se espera terminar este mes con un incremento de afiliación media a la seguridad social de 220.000 trabajadores.

España ha recibido hace unos días el aval de la Comisión Europea a su plan de recuperación y resiliencia. Ha batallado desde que estalló la pandemia para disponer de los coronabonus del programa europeo Next Generation EU. Los primeros fondos europeos para la reconstrucción están a punto de llegar.  El plan de recuperación español busca conseguir efectos inmediatos postpandemia. Está diseñado para convertirse en una fuerza de choque que ponga fin al déficit estructural de inversiones que arrastra la economía, y por ello concentra el 80% de las ayudas en los tres primeros años.

Entre el 2021 y 2023 deben llegar 54.000 millones de ayudas europeas, dejando 15.500 para los tres ejercicios posteriores. Son un total de 69.500 millones que no se deben devolver. Aparte quedan 70.000 millones en forma de créditos en muy buenas condiciones, a los que España se puede acoger.

Se busca claramente, para empezar, un objetivo contra cíclico o, en lenguaje más coloquial, «dar una pateada en la economía». Además, España juega con una ventaja: se pueden desembolsar gran parte de los fondos de manera inmediata porque hay un colchón de 38.000 millones proveniente de los fondos estructurales europeos (agrícolas y regionales) atribuidos al período 2021-2026, que continuarán facilitando ayudas a lo largo de todo el periodo.

Bruselas tiene la sensación de estar haciendo correctamente los deberes de cara a la superación de la pandemia -tras momentos iniciales de desconcierto- especialmente con el lanzamiento exitoso del programa Next Generation EU y los planteamientos atractivos de un futuro verde, digital, sostenible y justo para Europa.

Los resultados del reciente viaje a Europa del nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, han sido buenos en lo que respecta al refuerzo de las relaciones transatlánticas y la normalización de las relaciones entre Washington y la UE, después de los cuatro años tormentosos de la presidencia de Donald Trump.

En el marco de estos eventos tan prometedores, se van dejando atrás los peores tiempos de la pandemia y se tiene la sensación de que la situación general está cambiando de rasante en positivo. Pero hay que decir que nada está ganado del todo.  Los retos que tenemos por delante siguen siendo muy grandes y difíciles. Sobre la cuestión catalana, están por ver tanto los efectos de los indultos a los presos independentistas como los resultados de la mesa de diálogo entre los gobiernos catalán y español.

Sobre la pandemia, los expertos dicen que «ya no tendremos probablemente otra gran ola de coronavirus», pero también que «la precaución se ha de imponer porque la variante Delta y otras posibles variantes del virus suponen una amenaza». La variante india  se extiende actualmente por Europa, principalmente en el Reino Unido, y amenaza la desescalada a escala continental. En la mayoría de países de la UE el porcentaje de vacunación oscila entre el 20 y el 30%, lejos aún del objetivo del 70% fijado para el verano.

Los analistas económicos coinciden en el fuerte crecimiento que se respira, pero al mismo tiempo advierten que lo importante no es su fuerza, sino que se mantenga y que se evite crear otra burbujaLos fondos europeos son una gran noticia, pero está por ver que se utilicen debidamente en nuestro país.

Los países del norte de la UE consideran que España debe volver a la senda del equilibrio presupuestario y de la austeridad, reduciendo la deuda. La ministra Calviño les da la razón cuando declara que «hay que reducir la deuda y el déficit a partir de este mismo año». España continúa, tanto por razones políticas como económicas, en situaciones delicadas y comprometidas. En materia económica, la lista de los problemas estructurales es larga: sostenibilidad del sistema de pensiones, normativa laboral disfuncional, baja productividad crónica, deuda pública descomunal (que nos puede ahogar cuando los tipos de interés vuelvan a subir), sistema educativo divorciado de las necesidades productivas de las empresas, el sistema de investigación, desarrollo e innovación raquítico, inseguridad jurídica que daña las inversiones, etc.

Parece que muchas cosas comienzan efectivamente a mejorar, pero el camino sigue siendo pesado. La Cancillera alemana, Angela Merkel, siempre prudente, acaba de advertirnos que «todavía no ha llegado a ningún país de la UE la hora de tirar las campanas al vuelo; las mejoras aparentes nos pueden hacer felices, ciertamente, pero también nos deben hacer ser conscientes de que se trata de progresos aún frágiles que hay que consolidar».

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