La invasión rusa de Ucrania: una visión desde el sur de Europa

Introducción

Un grupo de seis think tanks (centros de investigación sobre relaciones internacionales) pertenecientes a distintos países miembros de la UE del sur de Europa (España, Portugal, Francia, Italia y Grecia), liderados por el CIDOB de Barcelona, se han reunido recientemente para analizar la situación de guerra actual en Europa.

Las conclusiones a las que han llegado son las siguientes.

Primera. La invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia ha desplazado al centro de gravedad de la UE al Este del continente, al menos en términos militares, pero el impacto y los riesgos de la guerra se extienden mucho más allá de lo estrictamente militar. Una perspectiva desde el sur de Europa puede enriquecer el debate profundizando en el tema de la seguridad europea, incluyendo aspectos económicos y sociales.

Segunda. La invasión rusa de Ucrania ha dejado a la UE, un proyecto de paz, en estado de choque. La guerra hace un año y medio que dura y ha confrontado Europa a dos cuestiones centrales:

1) ¿hay que perseguir la victoria total de Ucrania hasta la derrota total de Rusia, al margen de consideraciones sobre los costes humanitarios y socioeconómicos?

2) ¿cuáles son las implicaciones que la finalización de la guerra tendrá sobre la arquitectura de seguridad de Europa?

Tercera. Interesa una visión complementaria desde el sur de Europa por distintos motivos. La invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia ha amenazado a la UE, los valores europeos y la seguridad del continente europeo. Ucrania, la UE y Occidente confrontan un poder revisionista, la Rusia de Putin, que pretende eliminar a Ucrania como nación, alterar la arquitectura de seguridad europea y minar el orden mundial basado en normas. La respuesta europea a esta amenaza ha sido algo sin precedentes. Por primera vez, la UE ha dedicado fondos a sostener el esfuerzo bélico y ha impuesto sucesivas rondas de sanciones a Rusia. La UE ha reaccionado muy unida ante la agresión.

Las narrativas de los estados centrales, orientales y bálticos miembros de la UE sobre una Rusia peligrosa se han demostrado premonitorias y ahora son las que predominan.

Durante años, han estado avisando sobre las intenciones de una Rusia revisionista e imperialista. Por ello, sus perspectivas han dominado los recientes debates. Las propias  de los países miembros de la UE del sur de Europa pueden complementar las visiones de los países nórdicos y orientales.

Los países del sur consideran que deben ser debatidas a fondo cuatro cuestiones en relación con la guerra de Ucrania y la posguerra:

1) Superación de las debilidades europeas en materia económica y energética.

2) Integración de las capacidades militares de la UE con las de los estados miembros tanto en el este como en el sur de Europa.

3) Repensar el papel de la UE en relación al Sur Global.

4) Definir una forma específica europea de relacionarse con China.

5) Reconocer la situación muy difícil, a menudo crítica, de los países africanos de la ribera mediterránea, que forman parte de la “ vecindad europea”.

1) Superar las debilidades económicas y energéticas europeas

Sin dejar de apoyar a Ucrania, militar y financieramente, para afrontar la invasión rusa, hay que estar preparados para las nuevas crisis que puedan venir, vengan de donde vengan, y atender particularmente las vulnerabilidades económicas y energéticas de la UE actual.

Se necesitan inversiones y reformas  en energía y políticas industriales y fiscales. Es necesario tener una UE sostenible energéticamente, competitiva económicamente y aseguradora de las inversiones necesarias para conseguirlo, con una visión global.

2) Integrar las capacidades militares de la UE  y de sus estados miembros tanto en el este com en el sur de Europa

Junto al foco puesto sobre el este de Europa, es necesario reconocer otros riesgos y amenazas que aparecen en los países del sur de Europa que también requieren acción militar. La UE debe confrontar las crisis y amenazas que le vienen tanto del este como del sur de forma integrada. La seguridad de los europeos no puede limitarse a discusiones sobre cómo detener a una Rusia agresiva. La OTAN y la UE hace tiempo que han reconocido que «la vecindad del sur» es de la mayor importancia tanto para Europa como para la Alianza Atlántica.

3) Replantear las relaciones de la UE con el Sur Global

La geopolítica actual distingue entre el Oeste Global u Occidente (Occidente Colectivo, dice Putin), el Este Global (China y países de su influencia) y Sur Global (el resto del mundo, antes llamados países en vías de desarrollo o países no alineados).

La reacción de los países del Sur Global respecto a la guerra de Ucrania confirma la diferencia de percepciones entre Occidente y otros actores internacionales. Rusia, China y parte del Sur Global están unidos por el escepticismo, oposición ocasional y resentimiento hacia Occidente y los valores occidentales. El hecho de que Occidente no haya respetado siempre el orden internacional, el multilateralismo y los valores liberales refuerza la relativa indiferencia del Sur Global sobre la guerra de Ucrania.

Para muchos países del Sur Global, las narrativas de Rusia o de China sobre la guerra son las válidas, y el apoyo europeo y estadounidense en Ucrania está motivado por el deseo de mantener la hegemonía occidental, más que proteger la democracia o la integridad del territorio ucraniano. La guerra de Ucrania ha propiciado la cohesión del Oeste Global, pero también ha reforzado las narrativas de Rusia y China que hablan de una línea divisoria entre Occidente y «el resto».

La penetración eficaz de China en el Sur Global a través de su iniciativa “nueva ruta de la seda” (conocida por sus siglas inglesas OBOR, One Belt, One Road o BRI, Belt and Road Iniciative) agrava el problema. La penetración de Rusia es también notable por la violencia de sus milicias mercenarias del Grupo Wagner, que ha actuado a sangre y fuego en Siria, Libia, y otros países africanos.

4) Adoptar un camino propio europeo sobre relaciones con China en el marco de la rivalidad global creciente entre China y Estados Unidos

Actualmente la rivalidad entre Estados Unidos y China determina la geopolítica mundial y la UE está dividida al respecto. Algunos Estados miembros proponen adoptar una línea de dureza con China, y otros la necesitan como un socio comercial estable.

Estos últimos proponen seguir un camino diferenciado europeo de relación con China, no siempre coincidente con el de Estados Unidos, que persigue una decidida confrontación. Los países del Sur Global ven en China un gran socio comercial y en materia de cooperación, con cautela. China ha organizado en Europa el grupo 16+1 (dieciséis países europeos miembros  y China) de cara a colaborar en el marco de “la nueva ruta de la seda“. Portugal y Grecia son miembros. El puerto griego del Pireo es ya un puerto sometido a una gran influencia china.

España e Italia han mostrado especial interés por el grupo 16+1.

Los países del sur de Europa sugieren estrechar las relaciones entre la UE y Estados Unidos, pero defendiendo “la autonomía estratégica” de la UE. Ésta debería cubrir los sectores de la tecnología, energía limpia, papel internacional del euro y bienes públicos como la sanidad.

5) La difícil situación de los países africanos de la  ribera mediterránea suponen un gran desafío pendiente para la UE

En noviembre de 1995 la UE puso en marcha el llamado “Proceso de Barcelona” con el fin de crear un espacio de estabilidad, prosperidad y desarrollo con su vecindad mediterránea de la ribera sur. Veintiocho años después, los resultados son decepcionantes. No existe una integración económica interregional, tampoco existe una resolución de los problemas políticos, económicos o medioambientales.

Existen más regímenes dictatoriales, después de una efímera “Primavera Árabe” llegó “un otoño autoritario“, así como brutales guerras civiles y grandes desplazamientos de la población. Se han intensificado viejos conflictos regionales. Es paradigmático el conflicto árabe-israelí. A todo este desastre se suman los efectos del cambio climático.

La UE, y en Occidente en general, están perdiendo influencia en la región, mientras que otras potencias aumentan la suya, especialmente China, pero también Rusia. La guerra de Ucrania desvía la debida atención hacia esta área del sur mediterráneo. La UE debe proceder a una profunda revisión de su política mediterránea.

La vecindad africana tiene una enorme importancia para los intereses políticos, económicos, de seguridad y de migración para Europa. Europa mantiene todavía una gran influencia: el 60% de las exportaciones de los vecinos del sur acude a la UE. Hay que olvidar sesgos paternalistas y residuos de un pasado colonial, sin abandonar el espíritu del “Proceso de Barcelona“, basado en los valores que conforman la UE.

La revisión de la política mediterránea de la UE queda pendiente como tema urgente para la nueva Comisión Europea (2024-2029) y el nuevo Parlamento Europeo surgido de las próximas elecciones europeas de junio de 2024.
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