Los recientes informes Letta y Draghi sobre Mercado Interior Único y Competitividad, respectivamente, marcarán la próxima legislatura europea (2024-2029).
El pasado 17 de abril, Enrico Letta, ex primer ministro de Italia, ha presentado en Bruselas un informe sobre el mercado único europeo que le había encargado el Consejo Europeo el 30 de junio del pasado año.
El 1 de enero del próximo año, el mercado interior europeo cumplirá treinta y un años. Fue, en su época, la gran realización del entonces reconocido presidente de la Comisión Europea, el francés Jacques Delors. El título del Informe es Mucho más que un mercado: velocidad, seguridad, solidaridad.
Informe Letta
El Consejo Europeo encargó específicamente a Letta “la labor de obtener las opiniones de diversas instituciones europeas y nacionales, así como las de empresarios, sindicatos y asociaciones de la sociedad civil sobre la conveniencia de reformar el mercado único”.
Durante la realización de su informe, Letta ha visitado 65 ciudades y celebrado 400 reuniones con representantes políticos, empresariales y sociales en toda Europa. Esto le ha permitido constatar que, pese a que Europa lideró el despliegue de los trenes de alta velocidad, es imposible utilizarlos para moverse velozmente entre las capitales europeas, salvadas algunas excepciones. Así no es de extrañar que una de las recomendaciones del informe Letta sea que «durante los próximos años debe priorizarse la planificación, financiación y desarrollo de un gran plan para conectar el conjunto de las capitales europeas con trenes de alta velocidad».
Las grandes conclusiones del informe son las siguientes:
- El contexto internacional actual es muy diferente al que existía en 1992. “Los cambios demográficos y de reestructuración de la economía mundial generan el riesgo de comprometer el papel global de la UE en el mundo”. «La UE debe adaptarse a un nuevo mundo de gigantes».
- Hay que dar un salto adelante en la integración europea, a la altura de lo que se hizo hace treinta años. «Estamos ante la última oportunidad».
- Hay que aprovechar más el mercado único actualmente existente, puesto que se encuentra «muy fragmentado», y avanzar hacia la «seguridad económica europea».
- El mercado interior único de 1992 necesita una puesta al día. Fue diseñado en un tiempo en que las economías de Europa y Estados Unidos tenían un tamaño similar, hoy ya no es el caso.
- El mercado único sigue siendo el activo más valioso de la integración europea, es decir, un territorio sin fronteras interiores ni otros obstáculos normativos a la libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales, las llamadas «cuatro libertades».
- El mercado único debe reinventarse para extraer todo su potencial y permitir a las economías de la UE competir con la de Estados Unidos y China y asustar así «la amenaza real de desindustrialización» que amenaza al continente europeo.
- Es necesario un plan de inversiones para desplegar una verdadera estrategia industrial europea y crear «un mercado de inversiones» que permita sacar provecho de los ingentes ahorros europeos, que a menudo van en direcciones extraeuropeas.
- Hay que incluir las finanzas dentro del mercado único, crear un mercado europeo de capitales, así como incorporar los mercados de la energía y de las comunicaciones que en su día se quedaron fuera. Esto permitirá aumentar el tamaño de las empresas europeas, que hoy en día son menores que las estadounidenses y chinas.
- Es necesario «alinear las prioridades estratégicas de la UE en el mercado único» y esto implica integrar los objetivos de la doble transición energética y digital, la futura ampliación de la UE y el aumento del gasto en defensa, los cuatro objetivos estratégicos actualmente definidos.
- La UE es «más que un mercado» (Jacques Delors declaró una vez que «nadie se enamora de un mercado»). Es algo más que un simple espacio de intercambio de bienes y servicios. El objetivo es ahora crear una estrategia industrial europea y un mercado de inversiones.
- Es necesario crear una Bolsa para las firmas tecnológicas.
Al mismo tiempo que se hacía público el informe Letta, el FMI constataba que la brecha económica con Estados Unidos se había ampliado considerablemente en los últimos tiempos y preveía que seguirá ampliándose en los próximos años.
En este contexto, es válido el recuerdo de una famosa frase pronunciada por Letta hace poco tiempo en el marco de un seminario sobre la UE de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander (UIMP): «Si la UE no llega finalmente a su unión política federal, solo le quedará margen para tomar una única decisión autónoma: la de elegir entre convertirse en una colonia de Estados Unidos o de China».
Informe Draghi
También prácticamente al tiempo que aparecía el informe Letta sobre el mercado único, el expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha presentado otro informe sobre competitividad que le encargó la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen.
Su ámbito central de interés (competitividad) es más amplio que el de Letta (mercado único), pero incluye un diagnóstico similar sobre los males económicos que aquejan a Europa y cómo resolverlos. Se publicará después de las elecciones europeas. Ambos informes se refuerzan mutuamente, pues la importancia del mercado interior es crucial para reforzar la competitividad europea.
Draghi opina que «el mundo está cambiando rápidamente y nos cogerá por sorpresa; la UE necesita un cambio radical». «La respuesta a estos cambios se ha visto limitada porque nuestra organización, nuestro proceso de toma de decisiones y nuestra financiación están pensados para el mundo de ayer», un mundo antes de la Covid, de la guerra de Ucrania, del estallido de Oriente Medio y de la vuelta a la rivalidad entre grandes poderes.
En una conferencia pronunciada en la Hulpe (Bélgica) el 17 de abril, Draghi ha declarado: «Necesitamos una UE a la altura del mundo de hoy y de mañana. Lo que propongo en el informe que me encargó la presidenta de la Comisión Europea es un cambio radical». «Algunos actores globales han dejado de respetar las reglas internacionales con medidas proteccionistas, como Estados Unidos, para «atraer capacidades manufactureras a su territorio, incluyendo compañías europeas, y la UE no ha reaccionado; sin acciones políticas estratégicas coordinadas a escala europea, algunas industrias de uso intensivo de energía tendrán que salir de Europa o cerrar”.
«Lo que realmente lo cambiaría todo sería la unión de los mercados europeos de capitales, esto es clave para permitir a las grandes empresas europeas crecer y poder competir con Estados Unidos y China, e impulsar la creación de campeones europeos en sectores clave como telecomunicaciones». «Europa se encuentra sujeta a la competencia de otras regiones del mundo que ya no siguen ninguna regla y están diseñando políticas de forma proactiva para fortalecer su productividad. En el mejor de los casos, estas políticas apuntan a redirigir las inversiones hacia sus economías en detrimento de las nuestras, y en el peor de los casos están diseñadas para hacernos dependientes de ellas de forma permanente».
Draghi se refiere a China, pero también a Estados Unidos, que «recurre al proteccionismo para excluir a los competidores y despliega poder geopolítico para reorientar y asegurar las cadenas de suministro».
«Es necesaria una redefinición de la UE similar a la realizada hace setenta años al crear la industria del carbón y del acero». «Europa necesita un impulso industrial que al menos iguale la propuesta estadounidense y que refuerce poderosamente el continente frente a China».
Los informes Letta y Draghi marcarán probablemente la senda de la próxima Comisión Europea.
El nombre de Mario Draghi está sonando cada día más como posible futuro presidente de la Comisión Europea, al tiempo que se debilita la candidatura de Von der Leyen, designada por el Partido Popular Europeo.
La posible candidatura de Mario Draghi a la presidencia de la Comisión Europea acaba de ser apoyada por los líderes de Italia y Hungría, Giorgia Meloni y Viktor Orbán.
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2 comentarios. Dejar nuevo
Bon article! Com bé has dit, veurem els resultats de les properes eleccions europees i la flexibilitat de les institucions per adaptar-se a un nou ordre geopolític.
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