El próximo 9 de mayo comienza la Conferencia sobre el futuro de Europa

El arranque de la Conferencia sobre el futuro de Europa coincide con el día de Europa, que se celebra cada año precisamente el 9 de mayo, en conmemoración de la presentación de la Declaración Schumann en 1950, que dio lugar a la creación de la primera Comunidad Europea, la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), con la que comenzó el proceso de integración europea por la vía comunitaria, que hoy todos conocemos con el nombre de Unión Europea ( UE). En aquella Declaración, el entonces ministro de Asuntos Exteriores francés, Robert Schumann, uno de los  Padres de Europa, propuso la creación de una Europa unida que se fuera haciendo gradualmente, a través de «realizaciones concretas». La primera de ellas fue la puesta en común de la producción del carbón y del acero entre los seis Estados fundadores de la CECA: Francia, Alemania Occidental, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo.

En su discurso de presentación ante el Parlamento Europeo, el mes de julio de 2019, la nueva presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen, se comprometió a convocar la Conferencia sobre el Futuro de Europa

En su discurso de presentación ante el Parlamento Europeo, el mes de julio de 2019, la nueva presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen, se comprometió a convocar la Conferencia sobre el Futuro de Europa . Dijo que se trataría de un gran evento, abierto a la participación de la ciudadanía europea, que se encargaría de establecer los grandes objetivos del futuro de la UE, para implementar a partir de 2022. La presidenta agregó que «se trata de dar un mayor peso a los ciudadanos europeos en la toma de decisiones en la UE» y que la Conferencia está programada para que sirva de oportunidad para «reunir ciudadanos y decisores no sólo para debatir los retos de presente y futuro de Europa, sino también para mejorar el funcionamiento de las instituciones europeas».

Esta propuesta de la Comisión se vio inmediatamente avalada por la presentación, el mes de noviembre de 2019, de un documento informal (non paper) elaborado por los dos Estados que forman el núcleo duro de la UE – Francia y Alemania –  en el que invitaban al resto de Estados miembros a apoyar la Conferencia, que debería revisar el estado de la UE e identificar las políticas que «se deben priorizar, reformar o mejorar», abriendo incluso la puerta a una «revisión de los Tratados».

Von der Leyen pensaba que la Conferencia podría comenzar el 9 de mayo de 2020 y que duraría dos años, pero la llegada de la pandemia el año pasado lo alteró casi todo y la Conferencia no fue una excepción. Después de algunos meses de tira y afloja, el 10 de marzo pasado se adoptó una Declaración común firmada por la presidenta de la Comisión, el presidente del Parlamento Europeo, el italiano David Sassoli, y el presidente de Portugal, Antonio Costa, que ocupa durante el primer semestre del año en curso la Presidencia del Consejo de la UE. Esta Declaración establece que la Conferencia comenzará el 12 de mayo de 2021 y finalizará en la primavera de 2022, en el marco de la presidencia semestral francesa de la UE. Su duración será, por tanto, de un año y no de dos, como se había previsto inicialmente.

Hasta ahora, los preparativos del gran acto se han dedicado principalmente a debatir sobre quién debía presidir la Conferencia, más que sobre su contenido.

Se ha desestimado como presidente la candidatura del parlamentario y ex primer ministro belga, Guy Verhofstadt, por ser considerado demasiado federalista. Se acabó acordando que será presidida por los tres presidentes de la Comisión, Parlamento y Consejo. Bajo la triple presidencia se creará un Comité Ejecutivo con igual representación de las tres instituciones. Los parlamentos nacionales tendrán un estatuto de observadores.

La Conferencia tiene muchos detractores.

Algunos argumentan que ahora es hora de priorizar la pandemia y no de abrir conferencias sobre el futuro de la integración europea. Otros piensan que la UE ya dispone de otros medios para conocer la opinión de los ciudadanos sobre el futuro de la UE. Así, el Parlamento Europeo es considerado como el foro más adecuado para debatir sobre estos temas y la publicación denominada Eurobarómetro de la UE se dedica precisamente a sondear periódicamente la opinión de los ciudadanos europeos. A pesar de estas críticas, todo indica que la Conferencia se acabará realizando.

La idea principal subyacente de la Conferencia es que debe ser una oportunidad para implicar a la ciudadanía en lo posible y hacerla participar cada vez más en el proceso de integración

La idea principal subyacente de la Conferencia es que debe ser una oportunidad para implicar a la ciudadanía en lo posible y hacerla participar cada vez más en el proceso de integración.  Se considera que este proceso se ha hecho tradicionalmente de arriba hacia abajo, con poca participación ciudadana. Durante sus primeras décadas, los ciudadanos se limitaban a dar su «consenso pasivo» a las propuestas o relatos que provenían de arriba, de las élites políticas y administrativas. Con el paso de los años, se ha comprobado que esta manera de hacer había que cambiar para abrirse más a la participación ciudadana. Esto se ha visto muy claro tras el rechazo ciudadano de diferentes propuestas importantes propuestas desde las instituciones europeas. Los casos más emblemáticos han sido el rechazo del proyecto de Tratado constitucional en 2005 en referéndum por parte de los Países Bajos y Francia, que supuso el fracaso del proyecto, o el rechazo danés también en referéndum al Tratado de Maastricht de 1992, creador del euro. Maastricht marcó un antes y un después en materia de «consenso pasivo» de los ciudadanos a las propuestas comunitarias europeas que llegaban de las alturas.

La Conferencia quiere permitir un diálogo abierto sobre políticas de la UE, procesos de toma de decisiones y cuestiones institucionales.

Se ha anunciado que se debatirán íntegramente los puntos programáticos de la Comisión Von der Leyen: lucha contra el cambio climático, Pacto Verde, transición energética, igualdad y justicia social, inmigración, valores y derechos fundamentales, digitalización, papel de la UE en el mundo y futuro de la defensa europea. Obviamente la pandemia añadirá la salud como tema inevitable y previsiblemente también el plan Next Generation EU (NGEU) contra el virus, la movilización de los recursos financieros correspondientes y la relación entre el acceso a los fondos europeos y el respeto a los valores fundamentales de la UE.

La presidenta de la Comisión se juega buena parte de su liderazgo con el éxito o el fracaso de la iniciativa. Después de quince años (2005-2019) de «crisis existencial» de la UE – según palabras pronunciadas por el anterior presidente, el luxemburgués Jean-Claude Juncker – la Comisión Von der Leyen (2019-2024) pretende un relanzamiento del proceso de integración a través de la consecución de las metas propuestas en su programa de acción.

La Conferencia abre la puerta a todos los Estados miembros y a su ciudadanía a debatir sobre el futuro de la UE. En Bruselas las expectativas son altas. Es razonable pensar que, para evitar una decepción, como mínimo deberían alcanzar resultados como estos: vertebrar la consulta a la ciudadanía de manera permanente junto al funcionamiento normal de las instituciones, adopción de una hoja de ruta para las futuras reformas necesarias de la UE y aprobación de alguna acción concreta, tangible y comprensible, que quedara claramente asociada a la Conferencia.

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