La Comunidad Política Europea (CPE), en su primera reunión, deja en evidencia el aislamiento de Putin

El 6 de octubre se celebró en Praga la primera reunión de la Comunidad Política Europea (CPE) que reúne a 44 países de Europa, todos menos Rusia y Bielorrusia, lo que dejó en evidencia el aislamiento de Putin.

El 7 de octubre, día de su cumpleaños (setenta años), Putin ha recibido un segundo revés proveniente de los organizadores del Premio Nobel de la Paz, concedido a detractores suyos ucranianos, rusos y bielorrusos. Un revés acompañado de graves acusaciones del Consejo Europeo también reunido en Praga en sesión informal (provocar una guerra energética) y del presidente estadounidense, Joe Biden, desde Estados Unidos (amenazar con una guerra nuclear).

La guerra de Ucrania sigue refigurando el orden de seguridad europeo, pero no en la dirección que Putin preveía cuando ordenó la invasión, sino en sentido contrario. La guerra de Ucrania está propiciando la aparición de un continente cada vez más unido y de un Putin cada vez más aislado y desprestigiado, que está convirtiendo a Rusia en Estado paria del continente. Algunos analistas han escrito que Putin  también se está convirtiendo en el “federador” de Europa, a pesar suyo y en su contra.

Tras provocar el abandono de la neutralidad de Finlandia y Suecia y, por tanto, una nueva ampliación de la OTAN, la guerra de Ucrania ha impulsado un acercamiento inédito entre los líderes de 44 países europeos bajo el paraguas de la recién nacida Comunidad Política Europea (CPE).

El pasado día 6 de octubre ha tenido lugar la primera reunión de esta organización, celebrada en el majestuoso castillo medieval que preside la ciudad de Praga, capital de Chequia, país que preside la Unión Europea (UE) durante el semestre actual (junio -diciembre de 2022).

El presidente francés, Emmanuel Macron, propuso la idea de una CPE en la reunión del Parlamento Europeo del 9 de mayo de este año, en respuesta a las solicitudes de adhesión a la UE de Ucrania, Georgia y Moldavia. Esta propuesta se hacía eco de una antigua recomendación de François Mitterand, consistente en crear una Confederación Europea, y se añade a las recientes propuestas de reforma de la UE que han llegado de Mario Draghi (federalización) y Enrico Letta (confederación).

El canciller alemán, Olaf Scholz, por su parte, apoyó la propuesta de Macron en una conferencia dedicada a propuestas sobre el futuro de Europa, también celebrada en Praga hace unas semanas, a la que apoyó una ampliación de la UE de 27 a 37 miembros.

La propuesta francesa nace con el apoyo alemán, clave en la UE. La idea consiste esencialmente en la creación de un espacio político europeo más allá de la UE. Pretende ser una solución práctica para la incorporación de países que todavía no reúnen todos los criterios para la entrada formal en la UE.

La cita de Praga ha reunido a 27 países miembros de la UE y 17 que no lo son. La bofetada que ha supuesto para Putin es evidente. Toda Europa, menos la Bielorrusia de Lukashenko sometida a Moscú, le da la espalda a consecuencia de su invasión de Ucrania.

La reunión, además, ha coincidido con la concesión del Premio Nobel de la Paz a tres organizaciones críticas de la Rusia de Putin y de la Bielorrusia de Lukashenko.

El primer ministro checo, Petr Fiala, ha declarado en el acto de apertura: “El problema más importante al que se enfrenta actualmente Europa es una guerra de agresión. Rusia sigue adelante con su injusta agresión contra Ucrania. Vladimir Putin se opone a negociar, su único objetivo es conseguir territorio”.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo evolucionará la CPE, pero lo más relevante es que los 44 países invitados  hayan querido participar. Son todos los países del continente menos Rusia y Bielorrusia, que ya no son miembros del Consejo de Europa.

Fuentes diplomáticas insisten en que “la reunión es el mensaje”: todos reunidos contra la Rusia de Putin y la Bielorrusia de Lukashenko. Europa ha querido ofrecer desde Praga una imagen de unidad frente a las políticas agresivas de Moscú en los terrenos militar y energético, que está pasando factura a todos los presentes.

La gran foto de familia en el castillo de Praga ha ejemplificado el aislamiento de Moscú en el escenario europeo e internacional

La gran foto de familia en el castillo de Praga ha ejemplificado el aislamiento de Moscú en el escenario europeo e internacional. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha declarado que «no es que queramos que Rusia no forme parte de Europa, es que Putin se ha situado fuera de la comunidad europea». El presidente ucraniano, Zelenski, ha participado de forma telemática. Ha declarado: «Ucrania debe ganar esta guerra para que los tanques rusos no avancen sobre Varsovia o Praga». Su discurso ha sido recibido con gran ovación.

La CPE no quiere ser una nueva institución europea, sino una plataforma para la cooperación y un foro de debate al máximo nivel entre todos los países europeos, un espacio de debate pensado para “fomentar el diálogo político y la cooperación” y “reforzar la seguridad, la estabilidad y la prosperidad del continente“.

Los debates de su primera cumbre se han organizado en torno a dos grandes temas -energía y seguridad- con los líderes repartidos en cuatro mesas. El presidente español, Pedro Sánchez ha compartido mesa con la premier británica, Liz Truss, quien sólo ha accedido a asistir a la cumbre tras obtener de Macron la promesa de que no sería un apéndice de la UE. Truss es una gran defensora del Brexit, tiene la fe de la conversación y es muy crítica con la UE.

En el terreno práctico, esta primera cumbre de la CPE ha servido para abordar diversas causas particulares, como las tres siguientes.
  1. Favorecer conversaciones entre los líderes de Serbia y Kosovo, en presencia de Macron y del líder alemán, Olaf Scholz.
  2. Facilitar un encuentro histórico entre los máximos dirigentes de Armenia y Azerbaiyán sin presencia de representantes rusos, sólo con Macron y el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel.
  3. Propiciar un encuentro inmediato en París entre los líderes español y portugués con Macron para tratar sobre el proyecto Midcat, gasoducto que debe atravesar territorio francés, proyecto apoyado por Alemania.

Como puede verse, Macron no sólo se ha apuntado a su favor el hecho de ser el autor de la propuesta sobre la CPE, sino que también ha conseguido ser protagonista de su primera reunión formal.

Pedro Sánchez no pierde la ocasión de aprovechar todas sus oportunidades internacionales, posiblemente de cara a un destino político global más adelante

El anuncio de que se organizarán más cumbres es una buena señal de continuidad de la CPE y ha sido recibido con aplausos. La primera se celebrará dentro de seis meses en Moldavia, la segunda en España dentro de un año, cuando España estará haciendo los últimos preparativos de su presidencia de la UE correspondiente al segundo semestre del año 2023 (Pedro Sánchez no pierde la ocasión de aprovechar todas sus oportunidades internacionales, posiblemente de cara a un destino político global más adelante), y la tercera se celebrará en Reino Unido. La simple continuidad del proyecto es una prueba del éxito de la iniciativa

Coincidiendo con la primera cumbre de la CPE y la reunión informal al día siguiente del Consejo Europeo en Praga, se ha dado a conocer la concesión del Premio Nobel de la Paz a activistas prodemocráticos de Bielorrusia, Rusia y Ucrania.

Los galardones han sido para el bielorruso Alés Bialiatski, actualmente encarcelado en su país, la histórica ONG rusa Memorial, investigadora de los crímenes comunistas cometidos en la extinta URSS, y el Centro de las Libertades Civiles de Ucrania.

Putin recibe un mensaje similar por segundo año consecutivo. En 2021 el Nobel distinguió con el premio de la Paz al periodista ruso Dmitri Murátov, director del diario opositor Nóvaia Gazeta, que compartió con la periodista filipina Maria Ressa. La presidenta del Comité Nobel ha declarado que «los gobiernos de Moscú y Minsk representan regímenes autoritarios que suprimen los derechos humanos».

En la reunión del Consejo Europeo, la UE ha acusado abiertamente a Putin de haber iniciado una guerra energética. «Rusia ha lanzado un misil energético sobre la UE y sobre el mundo», ha declarado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Los 27 han logrado avanzar en su plan para topar los precios del gas y alcanzar una política energética común.

Desde Estados Unidos, Biden ha avisado de que la amenaza nuclear rusa debe tomarse en serio (la CIA ya avisó antes del 24 de febrero de la inmediata invasión rusa de Ucrania cuando pocos analistas le esperaban). Biden ha comparado la crisis actual con la de los misiles del año 1962, en plena Guerra Fría. Ha dicho, nada menos, que no cree que Putin vaya de “farol” y que Occidente debe prepararse para un eventual “Harmagedon nuclear“.

El Consejo Europeo volverá a reunirse de forma formal en Chequia antes de que acabe el año. Se pretende llegar a definir finalmente una política energética común y fijar las pautas para superar el difícil invierno que se avecina desde un punto de vista energético.

La campaña militar de Putin en Ucrania ha levantado un muro entre Occidente y Moscú, que perjudica a mucha gente, empezando por Ucrania, pero también Rusia, Europa en general y buena parte del “Sur Global“.

El caso de Sudán, por ejemplo, es reciente. Estados Unidos aparece como la gran superpotencia beneficiada y China lo mira todo de reojo y de mala gana, proliferando sus abstenciones en la ONU, centrada como está en la próxima elección de Xi Jinping por tercera vez como líder máximo del Partido Comunista que gobierna el país, y en sus planes de llegar a ser la primera potencia mundial a corto plazo. Alemania ha pedido al presidente ruso que aprovechara el día de su cumpleaños para “reflexionar” sobre la invasión de Ucrania y llegara pronto a extraer las consecuencias oportunas. Las inquietudes de China e India, cercanas a Putin, son coincidentes.

Aseguran los analistas que los déspotas acostumbran a estar rodeados de asesores aduladores que les esconden las verdades. Así  los déspotas terminan  perdiendo el contacto con la realidad, gobiernan a la defensiva y pueden llegar a la paranoia. Creen que es el caso de Putin.

Según Jacques Rupnik, exasesor de Vaclav Havel y director del Centro de Investigaciones Internacionales de París, “la Comunidad Política Europea (CPE) puede funcionar y dar el impulso necesario para que su matriz, la UE, se convierta finalmente en un verdadero actor global en el escenario internacional; para que esta Europa de círculos concéntricos que se está creando funcione, el núcleo debe ser fuerte; si la UE cree en serio que debe ser un actor político fuerte, debe eliminar la unanimidad en su toma de decisiones, pero en este punto todo el mundo sabe que las resistencias son grandes”.

Coincidiendo con la primera cumbre de la CPE y la reunión informal del Consejo Europeo en Praga, se ha dado a conocer la concesión del Premio Nobel de la Paz a activistas prodemocráticos de Bielorrusia, Rusia y Ucrania Share on X

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  • ¡Cuánta fantasía en este artículo! La unidad europea está más lejos que nunca. Los ciudadanos han perdido la confianza en el proyecto gracias a la pésima gestión de la Comisión Europea, a la burocratización, a la falta de influencia cívica sobre unas instituciones muy poco democráticas, a un parlamento que sólo hace de comparsa y a la carencia de una verdadera política exterior, social y de defensa comunes. Las instituciones europeas se siguen alejando del ciudadano para servir al globalismo de Davos. En política exterior Europa es más que nunca una marioneta de Washington. Inventar otro monstruo de Frankenstein burocrático para agudizar el ya peligroso enfrentamiento con Rusia y China es una irresponsabilidad que sólo sirve para derrochar más recursos y poner al continente en peligro. Por otra parte, la aparente unanimidad es muy dudosa: la Gran Bretaña acaba de separarse de la UE, Hungría es un disidente interno, etc. Con respecto al Premio Nobel de la Paz, ¿de verdad todavía le interesa a alguien?

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