Si Sánchez dimitiera nos dejaría 5 grandes problemas sin resolver

Si Sánchez dimitiera, al menos 5 grandes problemas estarían peor que cuando él llegó. Y la repregunta lógica sería qué ha hecho en relación con ellos en estos 5 años.

Son estos:

1. La vivienda

La vivienda. Clamoroso, pero ahora lleva ya el sello del Banco de España que considera que se necesitan 600.000 viviendas más y advierte que este déficit aumenta porque los hogares crecen más rápido que la oferta del mercado. Un problema que sobre todo es desgarrador en Madrid, Barcelona, ​​Valencia, Málaga y Alicante.

Estas ciudades han generado entre 2022 y 2023 un déficit de 360.000 unidades, al que se le añadirá otro adicional de 225.000 entre 2024 y 2025. Y es que todos los anuncios que ha ido haciendo Sánchez de cientos de miles de nuevas viviendas ha acabado en nada y las personas y las familias se ahogan porque además como la oferta es reducida, el propio Banco de España señala que el 40% de los inquilinos dedican casi la mitad de sus ingresos a pagar esa renta. Lo que tiene un impacto claramente negativo sobre la economía.

Por si fuera poco, el Banco de España critica el control del precio de los alquileres por considerar que provocan efectos indeseados retirando demanda del mercado.

2. Las pensiones

Las pensiones. Ahora no es el Banco de España sino la Comisión Europea que indica que habrá que ajustar 12.000 millones en pensiones y que habrá que tomar medidas para reducir este desfase presupuestario. Estamos donde estábamos, pero peor y además el camino señalado por la reforma Sánchez es aumentar el coste de las cotizaciones, esto es, el impuesto sobre el puesto de trabajo.

3. El paro crónico

El paro crónico. También los informes técnicos señalan que España tiene un paro crónico, el doble que el europeo, que le impide reducir significativamente la cifra de parados por debajo del 12% y que éste es un problema que está en manos del estado abordarlo y resolver porque depende en gran medida de las políticas y servicios de empleo y de la legislación en material laboral.

4. Inmigración

Este paro crónico se combina con una inmigración como nunca, que copa prácticamente todos los nuevos puestos de trabajo que se crean, que son de baja calificación y productividad.

Por ejemplo: como señala el economista Josep Oliver Alonso, entre 2018 y 2023 la población no nacida en España ha absorbido el 98% de los 286.000 nuevos puestos de trabajo y el 68% de los más de 1,6 millones creados en España. Esta inmigración, según los datos del INE y del ministerio de Trabajo, se contrata en un 52,1% por ocupaciones elementales y un 22,6% en restauración y vendedores. Si a esto se le añade la parte de la construcción, resulta que más de las ¾ partes de la inmigración encuentran trabajo en empleos de baja remuneración y esto impulsa claramente a los sectores que tienen esta característica porque disponen del recurso que necesitan para crecer que no es otro que la mano de obra barata.

5. Mala posición en innovación

Asimismo, tenemos una mala posición en la innovación comparada con Europa. Vamos muy atrasados, ​​sobre todo en gasto I+D del sector empresarial, pero también en pymes que introducen innovaciones de productos e incluso en actividades intensivas en conocimiento.

Y es que los fondos europeos que debían servir para transformar la estructura productiva no lo están haciendo ni en términos cuantitativos ni cualitativos. Según la AIReF, el impacto en el PIB de los fondos ha sido solo del 24% de lo que correspondería a la cifra empleada. No están actuando como gran impulsor de la economía y, por tanto, España está perdiendo una mayor oportunidad histórica que la que tuvo la Europa de la II Guerra Mundial con el plan Marshall.

Pero es que además el dinero se está aplicando a lugares en que no operan una gran transformación, ni en innovación ni productividad. Hay una gran concentración en infraestructura ferroviaria que lleva la parte del león del dinero formalizado o concedido. Más de 5.400 millones se dirigieron a este ámbito y más de la mitad, 2.916 millones, se dedican al AVE, que hace más cómodo los desplazamientos, favorece la concentración en Madrid, pero no transforma la estructura productiva.

En contrapartida, la inversión realizada en transformación industrial es de tan solo 906 millones y de 1.162 en energías renovables. Las partidas que tienen más dinero pendiente de ejecución ponen de relieve la lentitud al abordar cuestiones prioritarias porque la mayor es la que hace referencia a rehabilitaciones energéticas de barrios, edificios y viviendas con 2.870 millones, la transformación industrial con 2.645 millones pendientes, la teórica muñequita de los ojos de Sánchez, el hidrógeno renovable, con 2.581 millones, el despliegue de energías renovables con casi 2.000 millones y la transformación del modelo turístico para hacerlo más sostenible con 1.799 millones.

También tiene pendiente el plan sobre vehículos eléctricos y puntos de recarga, con 1.343 millones. Está claro que el gobierno ha ido a gastar en lo que le era más fácil sin otorgar prioridad de gestión a lo que más hacía falta. La consecuencia, tal y como ha sido apuntado, es doble: menor impacto en el PIB y baja capacidad de transformación de la estructura económica para hacerla más productiva.

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