Leyendo y escuchando las informaciones que prácticamente nos llegan de forma cotidiana de la política y de los medios de comunicación, podríamos llegar a la conclusión de que cada día vivimos en una atmósfera más contaminada. No es así ni de lejos; por el contrario, en Europa, en Estados Unidos y en buena parte del mundo desarrollado ha mejorado de una forma sustancial.
Esto es exactamente lo que explica el último informe de Our World in Data, el servicio de tratamiento de datos más acreditado que existe a nivel mundial. El título es muy explícito: En muchos países, la gente respira el aire más limpio de los últimos siglos. ¿Qué puede aprender el resto del mundo de esto?, y se puede encontrar aquí.
Lo que dice es exactamente lo siguiente: Si se observa a lo largo del tiempo, se encuentra con que la contaminación del aire tiende a seguir un patrón muy estándar a medida que los países se desarrollan y se vuelven más ricos. Es más o menos como se ve en los gráficos: una U al revés. La contaminación exterior comienza baja, después aumenta a medida que los países queman más combustibles fósiles para obtener energía e industrializan sus economías. Eventualmente, esto llega a un punto de inflexión y las emisiones caen.
Por tanto, podríamos esperar que todos los países pasen por esta transición de forma natural, al igual que lo hicieron el Reino Unido y muchos otros países ricos. El problema es que este proceso llevó mucho tiempo: siglos, de hecho. Si al resto del mundo le toma el mismo tiempo, miles de millones de personas estarán expuestas a altos niveles de contaminación del aire durante la mayor parte de sus vidas. Cientos de millones de personas morirán prematuramente a causa de la contaminación del aire.
El corolario es evidente, para conseguir un mundo más equilibrado, los grandes esfuerzos deben concentrarse en los países en vías de desarrollo, más que reducir algo más nuestra contaminación. Esto no quiere decir que no sea importante nuestra calidad del aire, sino que el objetivo principal es reducir más rápidamente la contaminación en otros países como China y aún más India, y que es mejor pagar ese coste que gastar en buscar reducciones drásticas en nuestro caso, sino que es suficiente con una progresión más moderada, porque el beneficio para los más daminificados, para el conjunto del mundo y, por tanto, para nosotros, será muy superior.
Estos datos también ponen en evidencia la equivocada política de la UE, que responde más a la falta de razón de una burocracia distante y a la presión de los lobbies medioambientales que a las necesidades reales. Por eso es razonable que se produzcan protestas como reacción a un esfuerzo no sólo excesivo, sino innecesario, como puede observarse en la siguiente tabla:
Toneladas de dióxido de azufre (SO₂) 1901-2022
Fuente: (World in Data)
Como se puede constatar, la reducción desde inicios del siglo XX ha sido muy grande en términos de dióxido de azufre, como lo ha sido, asimismo, en óxidos de nitrógeno, el otro agente de fuerte impacto contaminante y en el calentamiento global.
Europa ha reducido un 37% sus emisiones, Norteamérica, un 43%, los países de ingresos altos, aún más, un 47%.
El caso español que viene de un estadio de subdesarrollo en el primer tercio del siglo XX, la caída fue menor, pero sustancial, un 23%.
Pero, sin embargo, el mundo ha aumentado un ¡209%! La causa es China e India, que han contribuido con 21,5 millones de toneladas de crecimiento de los 49,6 millones de toneladas del total mundial.
Si queremos ganar la batalla de la contaminación y el cambio climático, es necesario centrar los esfuerzos y el dinero en los grandes emisores. Lo que no sea esto es perder la guerra climática, la salud y el dinero.
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