Putin estabiliza su poder en Rusia tras la revuelta de Prigozhin

Como no podía ser de otra forma, la rebelión o «motín» de Yevgeny Prigozhin y su empresa militar privada Wagner de finales de junio ha desatado una ola de detenciones, destituciones y cambios en las jerarquías militares de Rusia.

Numerosos observadores e incluso analistas de los servicios de inteligencia tanto ucranianos como occidentales han querido ver en esa represión un claro síntoma de descomposición del sistema político ruso en cuyo extremo se sienta el presidente Vladimir Putin.

Pero a pesar de que la actuación de Prigozhin dejó en evidencia numerosas y graves debilidades de las estructuras de poder rusas, hay conocedores del país que niegan que el fin del régimen de Putin esté cerca.

Por ejemplo, según el periodista internacional Jamie Dettmer, lo ocurrido en Rusia estas últimas semanas equivale más a un complejo sistema que se ha autorregulado de forma interna más que a un intento desesperado de aferrarse al poder.

Prigozhin se encontraba entre los críticos más virulentos de las fuerzas armadas rusas.

Otras voces abiertamente hostiles a la jerarquía militar, como Igor Girkin y Mijaíl Polyakov, exoficiales del servicio de inteligencia ruso FSB, o Vladimir Kvachkov, en este caso un antiguo coronel de la inteligencia militar rusa (GRU), fueron también detenidos.

La cifra de responsables rusos «purgados» no pasan de unas escasas docenas

Por lo general estos personajes forman parte del movimiento ultranacionalista de Rusia. Por ejemplo, Girkin había afirmado en su canal de Telegram que el país «no sobreviviría seis años más con ese cobarde inútil en el poder». Y como Prigozhin, parecería que Girkin estaría desarrollando ambiciones políticas.

Junto a ultranacionalistas pasados de vueltas, el gobierno ruso también habría destituido hasta trece altos cargos militares.

Sin embargo, la cifra máxima de responsables rusos «purgados» no pasa de unas escasas docenas, haciendo absurda toda comparación con las purgas estalinistas, o incluso de la Alemania nazi como algunos se han aventurado a apuntar.

Una «corporación» de oficiales de seguridad activos y retirados gobierna Rusia

Una crítica a Putin particularmente frecuente en Europa y Estados Unidos le presenta como un dictador megalómano que concentra el poder en su figura personal y en un círculo de confianza cada vez más estrecho.

Sin embargo, según Andrey Illarionov, consejero político del Kremlin hasta 2005, la realidad del poder ruso actual es la de una «corporación de oficiales de seguridad activos y retirados». Éstos gozarían de una amplia libertad de acción, siempre que no pongan en peligro el sistema en sí mismo.

Según esta perspectiva, lo sucedido tras la revuelta de Wagner se corresponde con un reequilibrio, un ajuste que pasa por el alejamiento de los elementos más extremos y que habrían puesto en cuestión la peculiar estabilidad del sistema de poder ruso.

Así, en último término la decisión del Kremlin de proceder a las detenciones recientes no se explica por las críticas que personajes como Prigozhin o Girkin hacían a determinados estamentos del poder (Prigozhin criticó abiertamente durante meses al ministro de defensa ruso Sergei Shoigu sin que esto le costara la menor censura por parte de Putin), sino que empezaran a desarrollar ambiciones políticas, poniendo en duda el orden establecido.

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