El primer discurso sobre el futuro de Europa de 2017
El primer gran discurso de Macron sobre el futuro de Europa fue largo (95 minutos), grandilocuente y pronunciado de forma solemne en el marco majestuoso del auditorio de la Universidad de la Sorbona de París, con un título tan ambicioso como éste: “Iniciativa por Europa. Discurso por una Europa soberana, unida y democrática“.
Fue un discurso cargado de grandes propósitos, imitador de cierto estilo presidencial estadounidense. Constó de tres comentarios introductorios y de un catálogo de cinco propuestas.
Los tres comentarios introductorios fueron:
1) El recientemente elegido presidente de la República Francesa (mayo de 2017) se presentaba como el único líder europeo que todavía seguía defendiendo la necesidad de un gran salto adelante en el proceso de integración hacia «más Europa».
2) Su larga lista de propuestas requería diez años o más para ser realizada, y lo sería después de haber sido debatida en una serie de «convenciones nacionales» que se celebrarían en todos y cada uno de los estados miembros de la UE antes de las elecciones europeas de 2019.
3) Llamamiento a Alemania para formar una «asociación» y una pareja que liderara «la refundación» que la UE necesitaba.
Las cinco propuestas fueron las siguientes:
1) Defensa común europea para llegar a ser un verdadero actor global.
2) Asociación con Alemania y reducción del número de comisarios europeos de 28 a 15.
3) Larga relación de propuestas concretas: listas transnacionales para las elecciones europeas, grabar a las empresas que se instalen fuera de Europa, crear un presupuesto común y un responsable para la zona euro, definir una nueva «convergencia social», crear un nuevo impuesto europeo para las transacciones financieras, establecer un precio único para el carbón, crear una fuerza militar común de intervención, implantar una fiscalía europea de peticiones siguiendo el modelo alemán, crear una red de universidades europeas».
4) Avanzar hacia «una Europa de dos velocidades».
5) Europa debe «proteger» a sus ciudadanos y debe conseguir una nueva «simplificación y acercamiento a los ciudadanos».
Macron propuso concluir el proceso de “refundación” en 2024 (año de las Olimpiadas de París). Las Olimpiadas de París están muy cerca y el proceso de “refundación” de la UE no ha visto la luz y muchas de las propuestas anteriores no se han llevado a la práctica.
De Angela Merkel, entonces cancillera de Alemania y política clave de la UE, lo mínimo que puede decirse es que no hizo mucho caso del discurso de Macron. Pensaba que se trataba esencialmente, una vez más, de «grandes palabras» por parte del «flamante, nuevo, joven y brillante» presidente de la República Francesa.
Lo que entonces Merkel probablemente valoraba más de Macron es que hubiera sido capaz de derrotar a la populista de extrema derecha Marine le Pen en las elecciones generales francesas del mes de mayo de 2017 y que su primer viaje al extranjero lo hubiera hecho en Berlín, pocos días después de su gran victoria electoral.
El segundo gran discurso sobre el futuro de Europa de 2024
El segundo gran discurso de Macron sobre el futuro de Europa de este mes de abril todavía ha durado más que el primero: 100 minutos. Se ha producido en el marco de las mismas dotes comunicativas y habilidad retórica del presidente francés.
Con su nuevo gran discurso, lo que realmente ha hecho Macron es abrir la campaña para las elecciones europeas de junio de 2024. Y lo ha hecho con un aviso dramático, parafraseando al poeta Paul Valéry: “Nuestra Europa de hoy es mortal. Puede morir. Y depende de nuestras decisiones“.
Macron ha declarado, pues, solemnemente que «la UE es mortal» y esto se debe a los «peligros mortales que la rodean, que van desde una economía declinando, a una fuerte subida del iliberalismo en nuestra casa». A principios de la década en curso ya había avisado de que la OTAN se encontraba en estado de «muerte cerebral». «La guerra de Ucrania le ha hecho reaccionar de forma contundente, como todo el mundo sabe». Macron parecía reclamar una convulsión equivalente a la UE.
El discurso de Macron ha sido crudo, apocalíptico y pesimista sobre el futuro de Europa, si no se actúa bien y con rapidez. Ha llamado a «construir una defensa creíble en el continente europeo, a través de la creación de una autonomía estratégica». «La UE debe ser, por encima de todas las cosas, soberana».
También ha pedido «cambiar de modelo económico» para evitar quedarse atrasados »en la carrera global con las grandes potencias, como Estados Unidos y China; durante la próxima década existe el riesgo real de ser relegados porque estamos ante un cambio acelerado». «Las reglas del juego han cambiado, la UE debe invertir fuerte en materia de inteligencia artificial (IA), computación cuántica, espacio, biotecnología, poder nuclear y producción de hidrógeno. La UE necesita instrumentos de subsidios tan fáciles de desplegar como los que contiene la Inflation Reduction Act de Estados Unidos, de carácter proteccionista, contrario a la globalización, reindustrializador y protector frente a China”.
Pidió, como talón de fondo, elaborar un relato común para todos los europeos, una identidad propia, «un modelo democrático, humanista y liberal, hoy cuestionado».
Con todas estas propuestas, Macron aspira a evitar que la UE acabe sucumbiendo ante la amenaza de Rusia o de la competición entre Estados Unidos y China.
Macron cree que, para evitar que Europa quede relegada, debe proyectarse como una potencia, lo que exige un avance en la cooperación militar y en las inversiones industriales, así como la protección de sus fronteras. «Los acontecimientos de los últimos años como la pandemia y la guerra de Ucrania han cambiado las reglas del juego y urge una adaptación. La UE ha sabido reaccionar bien ante las últimas crisis, con medidas como el endeudamiento conjunto para afrontar las consecuencias económicas de la pandemia o la compra de vacunas, pero es necesario hacer mucho más».
Ha vuelto a hablar con insistencia «de autonomía estratégica», subrayando que Europa no puede ser un «vasallo» de Estados Unidos, y se ha opuesto a «un mundo bipolar en el que Europa debería elegir parte». Piensa que «lo que interesa a Europa es ser un poder equilibrador entre las dos grandes potencias, Estados Unidos y China».
Macron ha tratado una gran variedad de temas, desde la agricultura hasta los semiconductores, de la demografía a la industria verde. El común denominador ha sido advertir que Europa corre un riesgo muy serio de verse «fragilizada» y «relegada» en el contexto mundial, si no se defiende unida o no invierte masivamente donde conviene. Propone concretamente que en 2030 Europa sea líder en cinco sectores: “inteligencia artificial, informática cuántica, espacio, biotecnologías y nuevas energías, entre ellas la nuclear”.
Según Macron, de la soberanía económica y defensiva depende también el mantenimiento de un modelo de protección social muy preciado y un sistema de libertades sin igual.
Europa debe dotarse de los instrumentos para ser «potencia», mientras que debe mantener la «prosperidad» y conservar su «humanismo». Sobre la «potencia», ha insistido en mejorar la «defensa autónoma» y desarrollar «una política de inmigración y asilo que haga respetar las fronteras». La capacidad francesa de disuasión nuclear «es un elemento ineludible» de la defensa europea. «Habría que contar también con un escudo antimisiles propio».
Sobre la guerra de Ucrania ha dicho que «es el principal peligro para la seguridad europea y que el sine qua non para la seguridad europea es que Rusia no gane esta guerra».
El discurso ha sido muy criticado por la oposición y por parte de la prensa francesa por considerarlo una maniobra electoralista por parte de Macron, que se habría “lanzado a la campaña electoral del 9 de junio para intentar revertir una tendencia muy desfavorable ”.
El fervor europeísta de su primer gran discurso sobre Europa de 2017 fue apagándose. El cambio radical proclamado entonces no se ha producido.
Macron se encuentra hoy muy debilitado a estas alturas de su segundo mandato presidencial, frente a unas elecciones europeas en las que Marine le Pen (Agrupamiento Nacional) puede pasar por encima de su formación centrista y proeuropea.
Además, por impedimento constitucional, Macron no puede presentarse a un tercer mandato presidencial en 2027 y teme que la ultraderecha acabe consiguiendo finalmente la presidencia de la República.
A diferencia de Merkel hace siete años, el actual canciller alemán, Olaf Scholz, celebró el discurso de Macron. Ha declarado lo siguiente: «Francia y Alemania juntas quieren una Europa que siga siendo fuerte. Juntos debemos hacer avanzar a la UE tanto desde el punto de vista político como económico, debemos hacer que la UE sea soberana e innovadora». Todo esto lo dice en un momento en que las relaciones entre París y Berlín no pasan precisamente por su mejor momento.
Es evidente que Europa sigue siendo el tema en el que Macron se encuentra más cómodo a la hora de hacer discursos solemnes. Pese a su esfuerzo, no está claro que su segundo discurso en la Sorbona tenga un impacto más significativo que el anterior. Algunos analistas consideran que su estrategia de grandes discursos puede resultar incluso contraproducente. Son tan largos y densos que «corren el riesgo de quedar diluidos en la gran burbuja informativa actual».
Europa sigue siendo el tema en el que Macron se encuentra más cómodo a la hora de hacer discursos solemnes. Pese a su esfuerzo, no está claro que su segundo discurso en la Sorbona tenga un impacto más significativo que el anterior Share on X