Italia: ¿cuál es el balance de Mario Draghi en el gobierno?

La dimisión del primer ministro italiano Mario Draghi a principios de este verano levantó una ola de lamentaciones y apoyos sólo comparable con la emoción que despertó la jubilación de la cancillera de Alemania Angela Merkel el pasado año.

Mario Draghi, que venía con una formidable reputación de su mandato como presidente del Banco Central Europeo durante la crisis de la eurozona la década pasada, fue saludado por todos como un nuevo Mesías cuando el presidente italiano Sergio Mattarella le pidió en febrero de 2021 formar un gobierno de unidad nacional.

Incluso los partidos «populistas» tanto de izquierdas como de derechas, desde el Movimiento Cinco Estrellas hasta la Liga de Salvini, se sumaron a apoyar a Draghi. Éste recibió una formidable misión: en plena crisis del coronavirus, debía mantener los mercados tranquilos, llevar a cabo una reforma en profundidad del estado y las administraciones italianas, y relanzar la economía.

Pero no podía esperarse en serio que problemas que Italia arrastra al menos desde la década de los noventa fueran solucionados por «Súper Mario», tal y como se le llamó por su papel durante la crisis del euro, en unos pocos meses.

Este verano Mario Draghi ha dejado el poder tan sólo un año y medio después de haber accedido a él. ¿Cuál es su balance real?

En primer lugar, la economía italiana no parece haber remontado. Según las últimas previsiones económicas de la Comisión Europea, Italia tendrá en 2023 el crecimiento más débil de toda la UE, un escaso 0,9%. Esto parece explicarse por una caída de la inversión empresarial así como por el consumo de las familias.

En paralelo, Italia sufre desde antes de la dimisión de Draghi una constante escalada de la prima de riesgo de su deuda pública: de hecho, ésta se ha más que doblado desde que llegó al poder.

En materia de política energética, Mario Draghi ha ido a contrasentido de lo tradicional para Italia. Se ha situado como uno de los líderes europeos que más han insistido en imponer sanciones a Rusia pese a que el país dependía en fuerte medida de las importaciones de gas ruso. Hoy, Italia es el país que paga el mayor precio de la UE por la electricidad en el mercado mayorista según recoge el periodista Thomas Fazi.

Los famosos fondos europeos no han tenido por el momento ningún efecto visible en la economía italiana (ni se prevé que lo tengan en 2023, como las mismas previsiones de la Comisión admiten)

Draghi ha sido el defensor más encarnizado del plan de recuperación europeo y de los fondos Next Generation. Pero, de forma similar a lo que sucede en España, los famosos fondos europeos no han tenido por el momento ningún efecto visible en la economía italiana (ni se prevé que lo tengan en el 2023, como las propias previsiones de la Comisión admiten).

Todo esto está teniendo amplias repercusiones sociales en Italia: unos 5,6 millones de personas, prácticamente el 10% de la población, viven en situación de «pobreza absoluta» según indicadores italianos. Una cifra que se ubica en su máximo histórico. Por lo general no es por falta de trabajo, sino porque los sueldos italianos son los que más se han devaluado de toda la UE.

En materia de gestión de la pandemia, el gobierno de Draghi implementó algunas de las medidas más draconianas y polémicas contra el coronavirus, llegando a prohibir a las personas no vacunadas que se presentaran en sus puestos de trabajo, una medida que incluso extendió a los niños para poder ir a la escuela.

El resultado fue alimentar un clima de tensión y desconfianza, al que Draghi contribuyó personalmente al hacer declaraciones que en la boca de alguien serían probablemente consideradas como un discurso de odio: «no te vacunas, te pones enfermo, mueres. O matas «.

Durante su corto mandato, Draghi también ha intentado realizar reformas innecesarias y polémicas en el terreno cultural. Por ejemplo introdujo legislación en favor del colectivo LGBTQ que incluía provisiones para castigar a quienes expresaran opiniones contrarias, ley que el senado italiano acabó bloqueando.

Draghi, acostumbrado a gestionar sin depender del complejo juego institucional italiano, también protagonizó polémicas con el parlamento italiano, al que consideraría según algunos comentaristas políticos como una simple máquina de ratificar las decisiones del ejecutivo. En cuanto a los partidos políticos, en una ocasión los espetó: «no tiene ningún poder real, admítalo».

No se puede decir que Draghi haya contribuido precisamente a unir a los italianos, y ha pecado repetidamente de exceso de orgullo y de falta de visión a largo plazo

En definitiva, la corta estancia de Mario Draghi en el poder queda lejos de constituir un ejemplo de buena gobernanza en los turbulentos tiempos actuales. No puede decirse que Draghi haya contribuido precisamente a unir a los italianos, y ha pecado repetidamente de exceso de orgullo y de falta de visión a largo plazo (defectos que comparte en particular con sus antiguos colegas de las instituciones europeas).

Por otra parte, su mandato ha sido de todas formas demasiado breve para poder tener un impacto duradero en los ámbitos donde más se esperaba la experiencia de Draghi: las finanzas públicas y la economía.

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