¿España como ‘hub’ energético de Europa? La respuesta está en Italia

Se ha extendido en la opinión publicada el mantra de Sánchez de que España será el hub energético de Europa y que le proporcionará una parte de recursos que el conflicto con Rusia ha cancelado.

La primera razón de este primer y vistoso relato era que teníamos más plantas transformadoras de gas natural licuado que nadie y, por tanto, podíamos recibir muchos barcos, gasificar su carga y enviarla a Europa.

El problema para este sueño -porque España es fuertemente deficitaria de energía- es que no existen gasoductos de dimensión suficiente para trasladar todo este gas a Europa, al margen de que su coste es realmente importante.

Por otra parte, introducir plantas de gasificación en el continente es relativamente accesible dado que hay barcos que realizan esta función, como han empezado a realizar en Alemania.

Sin embargo, había otra solución más realista. El gasoducto que nos alimenta desde Argelia llega a 100 km. de la frontera francesa, sobrepasada Barcelona. Se trataba, por tanto, de prolongarlo y conectar con la red francesa. Ésta era una solución económica, racional, y que en todo caso sólo estaba condicionada, porque Argelia nos exportara la cantidad de gas necesaria, lo que parecía en principio resuelto.

Pero Macron sencillamente lo vetó. Fue una bofetada a las ideas de Sánchez, y es que Francia no tiene ningún interés especial en que la península quede bien conectada a las redes europeas, sean de gas, de tren de alta velocidad o de ancho ferroviario europeo.

Ésta es la realidad, por muchos tratados de amistad excepcionales que se firmen que, como ha demostrado el firmado en Barcelona recientemente, son discursos y vuelos de paloma, pero no permiten resolver el bloqueo francés a iniciativas necesarias como la del gasoducto, el enlace de alta velocidad o el corredor del Mediterráneo.

Pero entonces con un doble salto mortal surgió la idea del hidroducto submarino que debe transportar hidrógeno verde que no existe en Marsella. Ésta es una opción también muy celebrada por los comunicadores que desde Converses hemos criticado con datos concretos.

Y es que en realidad España tiene pocas condiciones para ser un gran proveedor de energía de Europa y quien tiene todas las cartas para desempeñar esta función es la Italia gobernada por Meloni, la neofascista que debía alterar la democracia, y que después de100 días se ha transformado en una gobernante de éxito.

Ahora Meloni ha firmado grandes acuerdos con Argelia y Libia que son los grandes productores de gas y además extraordinariamente cercanos.

De esta forma Italia dispone de una capacidad de conexión con Argelia de 36.000 millones de m3 y otra con Libia de 13.000 millones que puede aumentarse hasta los 15.000 o 20.000 millones. Por si fuera poco, dispone del gas natural licuado de Egipto en un viaje mucho más corto que el español y en unas condiciones mucho más económicas que el gas licuado estadounidense que es uno de los proveedores de nuestro país.

Y por si fuera poco, dispone del Trans Adriatic Pipeline (TAP) que transporta gas natural procedente de Azerbaiyán a Italia. Es evidente que este potencial es inigualable para España y además dispone ya de las conexiones necesarias para transportarlo a Alemania y a Europa Central.

Existe un último aspecto vinculado a la política internacional.

El gobierno Sánchez ha apostado, hasta más allá de la prudencia, por apoyarse en Marruecos, porque lo ha hecho continuar en el ámbito de la oscuridad, pero el resultado es éste, mientras que Italia apuesta como socio privilegiado por Argelia. Ésta le aporta gas en gran cantidad y a cambio recibe la ayuda italiana para la necesaria industrialización del país.

Los acuerdos españoles con Marruecos no tienen otra contrapartida clara que no sea mayor control de la inmigración. Pero por lo demás, Sáhara incluido, España da mucho y recibe poco, porque además si exporta el gas que Argelia ha bloqueado, dado el conflicto que mantiene con el reino alauí, a medio y largo plazo ese país será competidor del español en la producción de hidrógeno verde.

A partir de ahí, que cada uno haga su propia composición de sitio. Desde nuestro punto de vista, ni España será un hub energético de Europa, ni la política de entrega a Marruecos tiene una explicación racional y beneficiosa.

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