Collboni nos enreda para justificar que no quiere nombres de santos y santas en las calles de Barcelona

La Ponencia de Nomenclátor, una comisión del Ayuntamiento de Barcelona, ​​ha aprobado el cambio de nombre de tres calles situadas en el barrio de Gràcia: Santa Àgata se transforma en Àgata Badia y Puigrodon; Santa Magdalena en Magdalena E. Blanco; y Santa Rosa en Rosa Puigrodon Pla.

Razón principal que han aducido para justificar el cambio:

“Las tres son vías públicas situadas en torno a la plaza de Trilla. Los terrenos eran propiedad de una misma familia (la de Antoni Trilla), por lo que varias calles de la zona tomaron el nombre de algunos de sus miembros. Pero en aquella época, en el siglo XIX, las vías públicas no se bautizaban con nombres de mujeres, por lo que se utilizaron los de las santas. Con esta modificación se quiere recuperar los nombres originales de estas mujeres”.

Hay unos hechos que desmienten la afirmación de que en el siglo XIX las calles no se bautizaban con nombres de mujeres:

1- En el “Nomenclátor de las calles de Barcelona”, que se puede consultar vía Web, figuran 9 calles cuyos nombres se aprobaron en el siglo XIX y que se bautizaron con nombres de mujeres. Son los siguientes, citados con la información que consta en el Nomenclátor:

C/ Caballero: Dolors Caballero i Rasco (1844 – 1886). Mujer de Joaquim de Mercader i de Belloch, comte de Bell-lloc, propietario de los terrenos.

C/Calvet (1877): Maria del Remei Calvet i Sagrera (Barcelona, 1848 – 1927). Propietaria de los terrenos donde se comenzó a abrir la calle por herencia de su marido.

C/Carrencà (1876) : Josepa Carrencà. Mujer de Pau Ganduxer i Aymerich, propietario de los terrenos.

C/ d’Elisa (1895) Elisa Musitu i Garcia-Navarro (Barcelona, 1843 – 1891). Mujer de Felip Bertran d’Amat, propietario de los terrenos.

C/Portolà (1891) Rosa de Portolà i Guinart (Agullana, 1821 – Barcelona, 1890). Propietaria de los terrenos donde se abrió la calle.

C/ de Raset (1876) La calle se abrió en los terrenos que fueron propiedad de Magí Modolell del Puig i Negrevernís. Su hijo Vicenç Modolell i Vallmajor, en su testamento de fecha 28 de diciembre de 1861, menciona a su nieta Gaietana Raset i Vallmajor de Batllori.

C/ de la Saleta (1873) Francesca Xaviera de Saleta i Descatllar (1791 – 1869). Propietaria de terrenos en aquellos lugares. Poseía el título de marquesa de Montsolís.

C/ de Tavern (1876) Nicolasa Tavern i Nuñez-Pastor (Oviedo, 1800 – Barcelona, ?). Propietaria de los terrenos.

C/ de Vallmajor (1876) Rosa Vallmajor i Canet (Dosrius, 1778 – ?). Mujer de Magí Modolell i Negrevernis, propietario del terreno donde se abrió la calle.

¿Cómo se explica esto, si fuese cierta la afirmación del Ayuntamiento?

(Es normal que en la placa de la calle solo conste el primer apellido, igual que ocurre con calles dedicadas a hombres.)

2- También existen hombres concretos a los que se dedicaban calles con el nombre de su Santo patrón. Esta forma de homenajear no era exclusivamente para mujeres. Algunas muestras:

C/ Sant Eudald (antes de 1900). En homenaje a Eudald Forns, propietario que cedió los terrenos para la construcción del viaducto de Vallcarca.

C/Sant Gil (antes de 1865). Calle abierta alrededor de 1840. Le dio el nombre un propietario llamado Gil.

C/Sant Joaquim (antes de 1900). En homenaje a Joaquim Mas, que urbanizó en 1840 la plaza del Sol y sus alrededores.

C/Sant Magí (antes de 1850).  En homenaje a oyente de la Audiencia de Barcelona, Magí Ferrer.

C/Sant Màrius, calle de (antes de 1900). Nombre otorgado a la calle a petición del pintor y escenógrafo Josep Planella i Coromines (1804-1880), que tenía una torre en el lugar, en recuerdo de su hijo Màrius, que murió muy joven.

La historia de la plaza Trilla, que figura en el Nomenclátor, deja bien claro que en el uso de poner el nombre del Santo patrón en lugar del nombre personal no había discriminación entre hombres y mujeres:

Antoni Trilla y Escarabatxeras (Lleida, 1769 – Barcelona, 1824). Abogado y propietario de los terrenos donde se abrió la plaza. Su viuda (Àgata Badia y Puigrodon) solicitó, en 1825, urbanizar la heredad Casa del Simó, que después se conoció como Torre Trilla. La plaza debía llamarse de San Antonio, por el nombre de su marido, al igual que ella tenía dedicada la calle de Santa Àgata.

Conclusión:

El Ayuntamiento ha decidido eliminar los nombres de las Santas patronas de tres mujeres concretas esgrimiendo una falsa justificación, ya que en su momento no había nada que impidiera bautizarlos con los nombres personales que ahora, después de casi 200 años, quiere imponerles de manera arbitraria.

Los agravios que se ocasionan con estos cambios son gravísimos:

Borran la memoria histórica de unas calles que desde su origen hasta ahora se identifican con los nombres que tienen.

Desprecian la voluntad de Àgata Badia y Puigrodon, propietaria de los terrenos que hizo urbanizar. Todo indica que fue por decisión propia que puso a estas calles el nombre de la Santa patrona de su madre (Rosa), de su suegra (Magdalena), y de ella misma. Así lo indica la información del Nomenclátor:

C/Santa Àgata. En homenaje a Àgata Badia i Puigrodon (Lleida, 1770 – Barcelona, 1836). Propietaria de la finca Torre del Simó de Gracia. Solicitó permiso para parcelar y urbanizar en 1825 y la autorización le fue concedida el año 1826. La calle se abrió en 1830.

C/Santa Magdalena. En homenaje a Magdalena Escarabatxeras i Blanch (Barcelona, ? – 1794). Suegra d’Àgata Badia i Puigrodon de Trilla, propietaria urbanizadora del sector de Gracia donde hay la calle.

C/Santa Rosa. En recuerdo de Rosa Puigrodon i Pla (Tremp, ? – Barcelona, 1816). Madre d’Àgata Badia i Puigrodon de Trilla, urbanizadora de la zona de Gracia donde hay la calle.

Una propuesta constructiva:

Si la Comisión de Nomenclátor tiene tanto interés en que se conozcan los nombres y apellidos de las mujeres correspondientes, bastaría con inscribirlos debajo del nombre de la Santa que figura en las placas de las calles.

Ésta sería la solución sensata, en lugar de la torpeza de pretender engañar a la gente con un falso pretexto que, en realidad, esconde una especie de fobia a que haya calles con nombres de la tradición católica.

Por si fuera poco, estos cambios contradicen la auto alabanza con la que el Ayuntamiento se ufana de haberlos aprobado:

“con esta iniciativa seguimos dignificando el papel de la mujer en la sociedad barcelonesa a lo largo de la historia y contribuimos a reducir la desigual representación entre mujeres y hombres en el Nomenclátor donde menos del 10% de las calles y plazas de la ciudad tienen nombre de mujeres reales.”

Pura retórica deslumbrante para que no se vea la indignidad de no respetar el papel de Àgata Badia i Puigrodon, la mujer que quiso que estas calles se llamaran como se han llamado hasta la actualidad.

Si la Comisión de Nomenclátor tiene tanto interés en que se conozcan los nombres y apellidos de las mujeres correspondientes, bastaría con inscribirlos debajo del nombre de la Santa que figura en las placas de las calles Share on X

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