Colau declara que ha hecho «miles de viviendas», mientras los sin hogar se mueren en la calle

Este año ha comenzado con un balance trágico, sólo en enero han muerto 6 personas en la calle, 2 el mismo día. Todos varones y con una media de edad de 54 años. Es una tragedia que no encuentra ni solución ni acogida en el gobierno municipal de Barcelona. Porque este ritmo de 6 muertes mensuales no es extraordinario. Corresponde también a la media de todos los fallecidos de 2022, 76 personas.

Las personas que viven en la calle o en infraviviendas tienen una esperanza de vida 25 años menor que el resto de barceloneses, y según el recuento de Arrels son 1.231 el pasado año. Una cifra superior al otro recuento el del XAPSL que da 895. Sea como fuere es un problema mal resuelto.

Mientras Colau hace gala de hacer viviendas.

En una entrevista este pasado domingo 5 de febrero en El País afirmaba sin matización alguna que ha hecho miles de viviendas (además de políticas sociales innovadoras). Pero la realidad no es exactamente esa.

Colau se comprometió en 2015 a construir 8.000 viviendas de alquiler social y la realidad es que son muchas menos. Yendo al recuento más favorable, que es lo que hace Verificat, resulta que el ayuntamiento sólo ha construido 1.442 viviendas. Una cifra muy alejada del compromiso, a la que hay que añadir los pisos adquiridos en el mercado privado que son 1.349. El resultado: 2.791 viviendas.

Es una cifra bajísima porque hay que recordar que Colau lleva 8 años gobernando en el Ayuntamiento.

A este ritmo es evidente que los problemas de Barcelona en este ámbito crucial nunca se resolverán. Por el contrario, empeorarán, porque en paralelo el sector privado cada vez construye menos en Barcelona, por lo que las constructoras catalanas, seguidas de los despachos de arquitectos, se marchan a edificar en Madrid.

Las razones son muy concretas:

1.Planeamientos urbanísticos que no avanzan.
2. Carencia de funcionarios, lo que comporta retraso en las licencias.
3. Falta de suelo.
4. La norma del 30% de pisos sociales en toda nueva promoción.
5. La falta de criterio único entre los distintos distritos de Barcelona a la hora de conceder licencias.
6. Un factor que reduce el número de viviendas en el mercado, como es el cambio de uso de residencial en oficinas.

El resultado es que los pisos visados de obra nueva fueron de 1.454 en 2022, un 48% menos que en 2021 y un 38% menos que en 2019. Hay que decir que en estos 2 años también en el mercado de Madrid se producen reducciones, pero están muy lejos de la magnitud de las de Barcelona. Una sola cifra da una idea del problema: son necesarios 7 meses de espera para conseguir un permiso.

Eso sí, Colau asegura que cuando repita mandato continuará con las supermanzanas porque quiere un espacio más saludable y más verde y que se pueda «jugar en la calle».

Es evidente que la visión que tiene Colau de una gran ciudad y de su actividad no es demasiado canónica. Más bien tiene una visión que coincidiría con un pueblo tipo Prades en enero.

Pero las supermanzanas no significan espacios más saludables, sino todo lo contrario porque de lo que nunca habla es donde va a parar la movilidad necesaria que se ve suprimida de los ejes verdes, como es el caso de la calle Consell de Cent. Pues va a las otras calles del Eixample como ya se ve en esta primera probatura, multiplicando el colapso y generando una circulación mucho más contaminante y ruidosa.

Los taxis, los autobuses, el transporte de mercancías por dentro de la ciudad, además de los coches privados dispondrán de 1/3 menos de calles para poder circular y naturalmente no desaparecerán de un día para otro. Y cuando lo hagan, cansados de tantos atascos y dolor de cabeza, lo que significará es una merma de la actividad económica de la ciudad.

Al mismo tiempo Colau olvida el verde allá donde podría haberlo o mejorarlo.

Es el caso de las plazas duras, de los solares públicos, de los interiores de manzana. Es también el caso del estado decrépito de la mayoría de parques de Barcelona, grandes o pequeños, donde podría haber un verde cuidado y un arbolado en buenas condiciones y hay situaciones de deterioro escandalosas.

Los ejes verdes nunca serán zonas verdes porque constituirán pequeñas manchas que no resolverán ese problema de la ciudad.

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El caso del estado decrépito de la mayoría de parques de Barcelona, grandes o pequeños, en los que podría haber un verde cuidado y un arbolado en buenas condiciones Clic para tuitear

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