La consigna oficial lanzada por Bruselas, inmediatamente después de conocidos los resultados de las elecciones europeas del 6-9 de junio, era ésta: «el centro político europeísta ha resistido».
Las tres familias políticas tradicionales europeas -democratacristianos (PPE, Partido Popular Europeo), socialdemócratas y liberales- han retenido, efectivamente, la mayoría absoluta de la Eurocámara. El PPE ha obtenido 185 escaños, los socialdemócratas 137 y los liberales (Renew Europe) 79. Los tres juntos significan 401 eurodiputados de la Eurocámara (formada por 750 eurodiputados) claramente por encima de los 361 (mayoría absoluta) necesarios para la elección del próximo presidente o presidenta de la Comisión Europea. Añadiendo los verdes, la mayoría «centrada» europeísta supera a los 450 escaños. La “temida marea de extrema derecha” ha impactado con fuerza en muchos países de la UE, incluidos los fundadores, pero no ha arrasado en el nuevo Parlamento Europeo.
Sin embargo, el reconocido analista inglés, Timothy Garton Ash, catedrático de Historia de la Universidad de Oxford, acaba de escribir lo siguiente en un artículo publicado en el diario The Guardian: “Vigilemos y no creemos en absoluto que los resultados de las recientes elecciones europeas no han sido tan malos, como algunos nos quieren hacer creer“. Según T.G. Ash, para entender lo que ha pasado en las elecciones europeas hay que poner el foco del análisis en los resultados producidos en los estados miembros de la UE, particularmente en los estados más relevantes, los fundadores de la UE, pues “la UE está dirigida más por los gobiernos nacionales que por los eurodiputados elegidos en el Parlamento Europeo“. «Los resultados de estas elecciones en Francia y en Alemania, los dos estados clave de la UE, son muy preocupantes». “Lo que Europa necesita es una combinación de gobiernos nacionales y de instituciones europeas para llevar adelante conjuntamente las transiciones verde, digital y energética, la lucha contra el cambio climático, la consecución de una autonomía estratégica, el establecimiento de una defensa europea y el apoyo a Ucrania“.
Francia
En Francia, el partido euroescéptico Reassemblement National (RN) de Marine Le Pen ha doblado en resultados a Macron y le ha forzado a convocar elecciones legislativas anticipadas. Él no se presentará y confía en que, en un sistema a doble vuelta, “el miedo que inspira a muchos franceses el Reassemblement National“ revierta el resultado de las europeas o bien, en el peor de los casos, lleve a una cohabitación que debilite Le Pen cara a las presidenciales del 2027.
Marine ya se ve presidenta de Francia en esa fecha. Incluso ha alabado la decisión de Macron de convocar elecciones generales inmediatas, pues está segura de ganarlas ampliamente, en colaboración con otro partido ultra francés, llamado Reconquête, que preside Eric Zemmour, del que forma parte la sobrina de Marine (Marion Mariscal-Le Pen). Estos tres líderes ultraderechistas franceses coinciden en afirmar que “hay que echar a Macron lo antes posible de la política francesa“.
La última novedad en Francia es políticamente explosiva
El presidente del partido tradicional de centroderecha Les Republicains (LR), Éric Ciotti, ha declarado estar dispuesto a llegar a un acuerdo con el partido de Marine le Pen de cara a las elecciones anticipadas convocadas por Macron. Sería la primera vez que la derecha tradicional francesa se une en alianza con el lepenismo, rompiendo todos los anteriores «cordones sanitarios». Según el diario Le Monde, «la derecha francesa está bordeando su implosión». Marine le Pen ha declarado que la postura de Ciotti supone una “acción valiente y responsable”.
Alemania
En Alemania, el crecimiento del partido euroescéptico Alternative für Deutscland ( AfD), que ha ganado en todos los lands del este del país (antigua República Democrática Alemana), preocupa mucho a la fuerza ganadora, la CDU (Democracia Cristiana) de Úrsula von der Leyen, aspirante a un segundo mandato como presidenta de la Comisión Europea.
Italia
En Italia, ha ganado claramente la extrema derecha, con Giorgia Meloni (líder de Fratelli de Italia) como gran triunfadora. Von der Leyen había considerado pactar con ella para conseguir una segunda presidencia de la Comisión Europea, y ahora piensa conseguirlo sin su apoyo.
Pero en la Eurocámara no hay disciplina de grupo y eso significa que delegaciones nacionales de algunos de los tres partidos tradicionales europeístas, “centrados” y ganadores (democratacristianos, socialdemócratas y liberales) pueden votar, de forma impensada, en contra de los intereses de von der Leyen. De hecho, algunos ya han anunciado que así lo harán, como, por ejemplo, Les Républicains, miembros del PPE (Partido Popular Europeo). Hay que tener en cuenta que los grupos políticos europeos no son bloques monolíticos. Parte de sus integrantes votan en muchos paquetes legislativos de acuerdo a prioridades nacionales, no en clave ideológica paneuropea.
El voto secreto para confirmar la presidencia de la Comisión vuelve a augurar un resultado ajustado, tal y como ya fue en el 2019, donde von der Leyen lo tuvo muy difícil. Superó por solo nueve votos la mayoría requerida, en un hemiciclo de 751 diputados. En cualquier caso, von der Leyen aparece como favorita para una posible reelección. Antes de un voto positivo en la Eurocámara, necesita ser nominada por el Consejo Europeo, que es el que manda de verdad en la UE. Esta institución mantendrá una reunión informal el 17 de junio en la que se tratará sobre la nueva presidencia de la Comisión Europea.
La extrema derecha también ha ganado en Países Bajos y Bélgica. Cinco países fundadores han girado, por tanto, hacia la extrema derecha. Entre los países grandes, solo en España el centro europeísta de populares y socialistas resiste el envite.
Los buenos resultados de los euroescépticos, hasta ahora divididos en dos grupos (Conservadores y Reformistas, de Meloni y Vox, e Identidad y Democracia, de Le Pen y AfD), formarán un hemiciclo más polarizado entre los defensores de la integración europea y las fuerzas nacionalistas o “patrióticas”, como les gusta llamarse a los euroescépticos.
El nuevo ciclo político que ahora comienza (2024-2029) se caracterizará por tres fenómenos: creciente contestación de la extrema derecha, fragilidad del llamado “centro político europeísta” que, pese a conservar la mayoría absoluta en la Eurocámara, no podrá evitar los vaivenes políticos en los gobiernos nacionales, y la existencia de una mayoría de bloqueo formada por la suma de todas las derechas de la Eurocámara.
El ascenso de la ultraderecha es considerado por analistas como una sacudida electoral similar, o incluso más fuerte, que la provocada en 2005 por el rechazo en referéndum, en Francia y en los Países Bajos, del tratado constitucional de la UE. Ahora como antes, afirman, la tentación de Bruselas es aparentar que se trata de un tropiezo menor, sin consecuencias tangibles para el futuro de la UE.
Consideran que «el motor franco-alemán» ha quedado muy tocado. El primer partido en Francia es el nacionalpopulista de Marine Le Pen y el segundo partido en Alemania es el euroescéptico AfD, que suma más votos que los recibidos por los tres partidos que gobiernan en coalición (socialistas, liberales y verdes). Hacía 40 años que un partido francés no obtenía tan buenos resultados como el de Le Pen en unas elecciones europeas. La contundencia de la victoria lepenista ha sido abrumadora. «Es un aviso muy serio para Francia y para la UE».
En nuestro país, algunos comentaristas, como Enric Juliana (La Vanguardia), escriben que “a la hora actual, la confusión política progresa en la UE y en estos momentos los gobiernos de Francia y Alemania, la pareja clave tradicional de la UE, son dos muertos vivientes“. En un artículo publicado pocos días antes de las elecciones europeas, Juliana había escrito que “la fatídica hora de Europa ha llegado; la UE puede adentrarse en un insondable proceso de decadencia que la conduzca a una lenta disgregación“.
Otros analistas, como Xavier Vidal Folch (El País), piensan diferente y afirman que “la última legislatura de la UE (2019-2024) ha sido muy exitosa, von der Leyen ha hecho una gran labor y merece repetir en el cargo de presidenta de la Comisión Europea“.“En los últimos años se han logrado muchos hitos. Ejemplos: se ha superado el Brexit, ningún Estado miembro pretende seguir el camino de salida del Reino Unido a la vista de sus malos resultados, se ha superado una pandemia sin prácticamente competencias sanitarias, se ha hecho frente con éxito a una crisis económica provocada por el coronavirus lanzando la primera emisión “de eurobonos” (deuda mancomunada) en la historia de la UE con los fondos Next Generation. Pero, claro, queda mucho camino por recorrer. Las agendas medioambientales, digitales, sociales y de defensa deben completarse. El horizonte a medio plazo de la UE apunta a un nuevo proceso de ampliación hacia el este, previa una necesaria reforma institucional. Para afrontar los retos internos y externos de la UE, la mejor opción posible es una Europa unida, centrada y fuerte”.
Cinco países fundadores han girado hacia la extrema derecha. Entre los países grandes, sólo en España el centro europeísta de populares y socialistas resiste el envite Share on X
1 comentario. Dejar nuevo
Eleccions molt interessants amb Anglaterra i EUA mirant-nos de reüll… També veurem com evoluciona AfD després de ser expulsats de l’ID Group.