¿Tiene China la clave de la resolución del conflicto bélico que está asolando Ucrania? ¿Relegará Pekín a la Unión Europea a la segunda fila, a pesar de que para el Viejo Continente la paz en el país de Europa del Este es un interés vital?
Aún es demasiado pronto para aventurarse a prever el resultado del juego diplomático que el presidente chino Xi Jinping está desplegando en Ucrania, pero hay algo claro: el presidente ucraniano Volodymyr Zelenski presta más atención a lo que se dice en Pekín que no a muchos de sus aliados occidentales, por lo menos los europeos.
Resulta en efecto muy revelador que Zelenski critique con acidez a países como Alemania o Hungría, que de hecho están contribuyendo al esfuerzo bélico de Kiev, mientras se guarda de desencadenar ataques verbales similares contra China, a pesar de que ésta mantiene una “asociación sin límites” con el agresor, Rusia.
En efecto, en la cumbre bilateral entre Vladimir Putin y Xi Jinping en Moscú el pasado 21 de marzo, se firmó una declaración conjunta para “profundizar la asociación estratégica global” entre ambos países.
Además, Moscú se alineó formalmente (por lo menos sobre el papel) con los 12 principios propuestos por China como punto de partida para la resolución del conflicto en Ucrania, y que incluyen el respeto a la integridad territorial de los estados soberanos.
La realidad es que Ucrania no puede prescindir de China, sino que busca mantenerla como inversor, socio comercial e intermediario.
Primero, por una razón de estrategia militar: si Kiev levanta el tono contra China, ésta puede tener la tentación de incrementar su ayuda militar en Rusia. Hay que tener en cuenta, además, que los recursos financieros, tecnológicos e industriales chinos son ingentes.
En segundo lugar, China es un comprador crucial de las exportaciones ucranianas. De hecho, antes de que la guerra estallara, China era el primer socio comercial de Ucrania y un mercado descomunal para los productos agrícolas ucranianos.
En tercer lugar, China tiene intereses económicos a largo plazo en Ucrania. El gigante asiático ha invertido masivamente en las infraestructuras del país, incluyendo aspectos clave como puertos y redes de telecomunicaciones.
En cuarto lugar, China necesita a Europa (y en particular, el acceso a sus mercados) mucho más que precisa de Ucrania, y no puede por tanto permitirse el lujo de hacer un acercamiento incondicional a la Rusia de Putin sabiendo que éste es el enemigo público numero uno del Viejo Continente. Además, Xi Jinping parece pensar que si logra una buena paz en Ucrania, consolidará, y mucho, su influencia en Europa.
La realidad es que, en vez de compartir el escepticismo o incluso rechazo frontal de los 12 principios chinos para conseguir la paz entre sus aliados occidentales, Zelenski ha demostrado tener mucho interés, declarando en repetidas ocasiones que pensaba que China podía jugar un papel positivo para su país.
Tras la visita de Xi a Moscú, la tan esperada llamada entre el presidente chino y su homólogo ucraniano podría ser inminente. Sería el primer contacto telefónico directo entre ambos líderes desde la invasión rusa en febrero del año pasado.
En cualquier caso, mientras numerosas voces políticas en Occidente insisten en señalar que China no es un mediador creíble ya que no ha señalado claramente a Rusia como agresor, Kiev, pese a ser la víctima, parece no pensar lo mismo.