De una manera nada habitual, TV3 ha emitido con pocos días de diferencia dos importantes reportajes que dejan en mal lugar al gobierno de la Generalitat.
El primero fue emitido en el programa «Planta baixa«, que es un producto contratado por la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals y, por tanto, no producido por los estudios de la televisión pública catalana.
En este programa se informó detalladamente de que la Generalitat incumplió su propio plan contra las pandemias, que data de 2010. Fue aprobado con motivo de la crisis de la Gripe A y tenía por objetivo dar una respuesta preestablecida cuando se producían crisis de esta naturaleza. De acuerdo con el plan, el gobierno debería haber empezado a aplicar medidas a partir del momento en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalara una alerta, cosa que hizo el 30 de enero, y también cuando se observaran casos en el entorno geográfico inmediato de Cataluña y en el mismo país.
El 22 de febrero ya se daba la circunstancia de la fuerte incidencia en Italia, y el 26 de febrero ya se habían identificado casos aislados en Cataluña. De acuerdo con esta situación, el plan debería haber sido activado el 22 de febrero por la situación de Italia, cumpliendo sus criterios. Pero no lo hicieron hasta el 3 de marzo. Esta diferencia se atribuye a que el 29 de febrero estaba convocado por Puigdemont el gran acto en Perpiñán que no se habría podido realizar si se hubiera activado el PROFICAT (este es el nombre del plan) el día 22 de febrero. Las primeras medidas que adoptó la Generalitat no se llevaron a cabo hasta el día 11 de marzo y el 12 se anunció la suspensión de clases en las escuelas y universidades, y el 13 el confinamiento de Igualada.
Este hecho pondría de relieve que el gobierno catalán incumplió deliberadamente su propia planificación por una razón política. Es evidente que, si las medidas se hubieran adoptado a partir del 22 de febrero, la contención que habría alcanzado Cataluña habría sido extraordinaria.
De una manera nada habitual, TV3 ha emitido con pocos días de diferencia dos importantes reportajes que dejan en mal lugar al gobierno de la Generalitat Share on XEl segundo gran impacto crítico de TV3 ha sido el reportaje en el programa «30 minuts» de este pasado domingo, dedicado a lo que ha sucedido en las residencias de ancianos. El programa, de una gran dureza por los hechos que muestra, presenta las residencias como una especie de reductos aislados en los que no llegó ningún tipo de atención hasta entrado el mes de abril. El programa muestra que no disponían de material de protección para el personal ni se hicieron tests para separar a los portadores de los que no lo eran, ni se las dotó de material médico para poder atender los casos graves. Este hecho se ve agravado porque desde Salut se negaba el traslado de enfermos a los hospitales. Como afirmaba la directora de una residencia: «Las entidades públicas nos dejaron tirados».
La situación fue realmente trágica y ha dejado secuelas entre la gente mayor y sus cuidadores, que por cierto no fueron considerados personal necesario en la lucha contra la pandemia. Había ancianos que morían en 48 horas. Por teléfono la Generalitat daba instrucciones señalando que se debía aislar a los abuelos en sus habitaciones por falta de tests, porque el departamento decía que no disponía de material. Aislar a una persona de 85 años o más, que sufre serias disminuciones físicas y cognitivas, en una pequeña habitación de residencia a lo largo de 15 días, sin prácticamente ninguna relación con el exterior, ha sido una prueba cruel que sólo hacía que angustiar a la gente mayor y a los propios cuidadores.
A pesar de ser un foco conocido de contagio y de contar con múltiples casos, el Institut Català de la Salut (ICS) no estableció ninguna organización específica para que un equipo de médicos pudiera revisar la situación en estos centros. Les dieron el mismo trato que a un domicilio privado y, por lo tanto, se hacía cargo el médico del ICS de la zona. El resultado es que la asistencia médica llegó con retraso. El material de protección no empezó a llegar hasta abril, y aunque de manera esporádica. Las residencias no disponían ni de oxígeno, ni de elementos paliativos para ayudar a los pacientes. No existen datos sobre la mortalidad inducida sobre patologías diferentes al coronavirus por el estrés generado por la combinación de confinamiento y falta de atención médica.
El resultado ha sido un elevado número de personas contagiadas y de ancianos muertos, más de 3.000. Queda por explicar por qué el gobierno de Cataluña no adoptó algunas de aquellas medidas que habrían podido atenuar la catástrofe.
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