Trump arrasa en las elecciones y la progresía entra en estado de shock

A estas horas de la mañana, la victoria de Donald Trump está más que confirmada. Además de ganar la presidencia, asegura el control del Senado y las proyecciones le otorgan la victoria en el Congreso, lo que significaría un barrido total. Este resultado representa un hecho histórico: es el segundo caso en la historia de Estados Unidos en la que un presidente derrotado vuelve a presentarse y gana, superando tanto en el Colegio Electoral como en el voto popular. En las elecciones de 2016, Trump venció a Hillary Clinton a pesar de perder por tres millones de votos en el recuento total.

Contrariamente a las previsiones, la victoria ha sido clara y rápida, evitando un recuento prolongado como el que llevó a Joe Biden a la presidencia en el 2020. La vicepresidenta Kamala Harris, por su parte, ha reconocido de forma implícita su derrota al no presentarse ante los medios ni felicitar públicamente al ganador. A la una de la madrugada, envió un mensaje a sus seguidores a través de las redes sociales, instándoles a retirarse a casa.

Estas elecciones no dejan espacio para la ignorancia sobre los candidatos: enfrentaban a una vicepresidenta en ejercicio contra un expresidente ya conocido por la opinión pública. Además, la participación ha sido alta, con más de 66 millones de personas que han votado por adelantado.

Puede seguir los resultados en tiempo real en el siguiente enlace: Voz de América.

Las proyecciones anticipaban la victoria de Trump, pero la confirmación definitiva llegó cuando obtuvo los decisivos 19 votos electorales de Pensilvania. Trump se convierte así en el único republicano desde 1992 en ganar dos veces en ese estado. En Arizona, otro estado clave, los resultados todavía siguen en disputa con el 52% escrutado; Trump lidera con un 51% frente al 49% de Harris. Incluso si Harris lograra una victoria inesperada aquí, no iba a cambiar el panorama, ya que actualmente solo tiene 214 votos electorales, lejos de los 270 necesarios.

En Nevada, con el 81% escrutado, Trump se encuentra a la cabeza con un 52% de los votos. Lo mismo ocurre en Wisconsin, donde con el 87% del escrutinio, lidera 51% a 47%. Michigan también favorece a Trump, aunque el recuento aún no ha finalizado, con un 53% frente al 46% de Harris. Todo apunta a un abrumador resultado, con Trump a punto de ganar seis de los siete estados decisivos.

Aunque es pronto para realizar un análisis exhaustivo, hay datos que ya son reveladores. Primero, la victoria abrumadora en Florida, que refleja una tendencia que se ha repetido en buena parte del país: Trump ha logrado un apoyo significativo entre votantes latinos y afroamericanos. Este último grupo, tradicionalmente leal al Partido Demócrata, ha mostrado una mayor inclinación de lo habitual hacia Trump, especialmente entre los hombres. Históricamente, más del 80% de la población afroamericana ha votado por los demócratas, pero en esta ocasión ha habido un notable cambio.

La estrategia de Harris, basada en hacer del aborto y defensa del feminismo sus principales banderas, no ha dado resultado. Parece haber un cierto agotamiento de estos temas, que ha enajenado a parte del electorado masculino sin sumar nuevas simpatías femeninas. Los resultados hablan por sí solos: el feminismo de género no ha logrado convencer a una mayoría suficiente.

Otra característica destacable de estas elecciones es el apoyo masivo de los trabajadores y personas con bajos ingresos a Trump. Tradicionalmente, la izquierda ha sido la representante de esa clase social, pero parece que esto ha quedado en el pasado. Trump ha logrado posicionarse como el candidato del voto popular, mientras que Harris, pese al apoyo financiero de multimillonarios y de celebridades como Beyoncé y Taylor Swift, no logró captar suficientemente la atención del electorado.

La campaña republicana, centrada en la economía y la inmigración, parece haber tenido mayor credibilidad que la agenda demócrata, que se apoyaba en la fuerza de los referéndums sobre el aborto en varios estados. Estos referendos no alcanzaron el efecto deseado.

En su discurso de celebración en Florida, Trump felicitó a su vicepresidente electo, JD Vance, y agradeció a los trabajadores por su apoyo. Afirmó que devolvería ese apoyo con políticas que beneficiaran a sus votantes. Trump también hizo un llamamiento a la unidad y reiteró su famoso eslogan: «Hacer a América mayor otra vez». Insistió en que no buscará nuevas guerras, sino que trabajará para acabar con las existentes, lo que podría marcar el inicio de la retirada de Estados Unidos del conflicto en Ucrania.

Prometió luchar por los jóvenes y mayores, y mantuvo un tono de reconciliación subrayando la importancia de trabajar todos juntos para alcanzar el éxito. Este resultado electoral no sólo marca una nueva etapa en la política estadounidense, sino que también genera tensión con la postura de los medios y líderes europeos, que se mostraron abiertamente favorables a Harris. Después de haber tildado a Trump de «loco», «fascista» y «delincuente», ahora tendrán que enfrentarse a la realidad: la mayoría de los estadounidenses ha preferido al expresidente por encima de una mujer progresista, multirracial y defensora del feminismo de género y el derecho al aborto.

Por ahora, éste es el balance provisional de una jornada electoral que ha dejado al país y al mundo en vilo.

Ahora es un buen momento para participar en la Conferencia Cívica de Acción Política del 14 de diciembre. 

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