¿Tiene espacio político en Cataluña la alternativa de centro?

Se cuestiona que en el escenario actual haya espacio político para una opción en la política catalana más centrada: la que quisiera representar la convergencia de la gente del PDeCAT con la Lliga, Convergents, Lliures y quizá el PNC, aunque de momento no está presente en la mesa. El argumento es que una vez pasada, digámoslo así, la inflamación independentista, el pragmatismo que ejerce ERC hace difícil que este espacio pueda tener la importancia suficiente como para estar presente en el Parlament de Catalunya.

El pasado lunes 29 un periodista tan acreditado como es Francesc-Marc Álvaro argumentaba precisamente esa imposibilidad. Está claro que el autor no es en este terreno un modelo de imparcialidad, pero eso no quita que existan razones para que la reflexión sobre esta cuestión de vida o muerte política sea necesaria.

La primera consideración que debe hacerse desde el punto de vista electoral es que cuando se habla de pragmatismo de ERC hay que definir de qué se está hablando concretamente. Porque es evidente que el pragmatismo de esta formación política tiene una ideología muy precisa, la misma que le permite ir de la mano de los Comuns, Podemos, aquí, y de Bildu y Sánchez en Madrid. Es decir, es un pragmatismo desde una ideología política muy sesgada.

Este hecho comporta otro que está a la orden del día en Europa y en todo occidente: la guerra cultural. Existe una guerra cultural manifiesta, porque se aprueban leyes que incorporan una visión radicalmente distinta de la vida y de su sentido. La última ley de enseñanza, que puede representar un desastre educativo de proporciones cósmicas, lo manifiesta. Pero también todos los capítulos referidos a la eutanasia, la ley trans, los privilegios para los grupos LGBTI, el feminismo de la confrontación con el hombre, un amplio anticristianismo beligerante, el desprecio por la patria potestad y la familia, son multitud de hechos que forman parte de lo que constituye el núcleo de la vida cotidiana en lo que afecta a esta guerra cultural. Y en eso ERC no tiene ningún tipo de pragmatismo; al contrario, es absolutamente radical. Por tanto, aquí hay todo un gran espacio que en estos momentos no tiene ni padre ni madre.

La cuestión no es si existe en términos electorales, sino la capacidad de la nueva opción centrada en asumirlo y representarlo, es decir, en hacerse presente como alternativa cultural ante la guerra desatada. Éste es el punto neurálgico, y el riesgo es que no lo asuman con plenitud porque calculen erróneamente que de este modo tendrán más votos. Es un absurdo muy grande o complejo el que tiene todo un sector político en Cataluña, que actúa en las antípodas de Europa, donde sí está vigente la confrontación entre culturas, mientras que aquí unos quieren ignorarla y eso permite que otros arrasen.

La otra cuestión sobre el pragmatismo es la de sus resultados. No basta con decir que se quiere negociar, porque de momento y por parte de ERC el pretendido pragmatismo es poco más que seguidismo del PSOE. Y el mejor ejemplo es la última y «gran negociación» con el gobierno del Estado con motivo de los presupuestos.

Ha durado menos de 4 días el acuerdo para que las plataformas digitales doblaran al catalán el 6% de sus programas. El proyecto de ley que ha presentado Nadia Calviño ignora de forma perfecta esta cuestión en lo que se refiere a las grandes plataformas y lo limita sólo a las que tienen sede en España, de acuerdo con la directiva de la Unión Europea. Todo esto ya se sabía antes de pactar y no se entiende el espectáculo que se dio celebrándolo como un gran éxito. El acuerdo se ha cerrado sin compromiso alguno por parte de Sánchez sobre cuándo se iniciará la negociación para la nueva financiación, que lleva 7 años de retraso, y sin exigir nuevos fondos covid, como si la peste hubiera desaparecido.

Evidentemente del traspaso del Cercanías ni hablar y tal y como informó tiempo atrás Converses no habrá ningún traspaso de Renfe a la Generalitat, y únicamente se traspasan los fondos para gestionar Cercanías, es decir, en lugar de pagar el estado a Renfe, ahora le traspasará el dinero a la Generalitat para que sea ella la que pague. De ser titular a ser el simple intermediario financiero, éste es el resultado.

De hecho, el conjunto de la negociación con el Estado le ha salido muy económico a Sánchez. El cómputo de todas las contrapartidas que han realizado los 9 partidos y 232 enmiendas presentadas es de sólo 396 millones, es decir, no llega a 2 millones por enmienda. Naturalmente, no todo es una cuestión de dinero, pero ayuda a dar una idea de la dimensión de las transacciones que se han hecho. ERC no se ha llevado prácticamente ni cinco de cajón, y si este es el resultado del pragmatismo es mejor no practicarlo.

Aquí hay otro flanco importante para una fuerza de centro, el de los resultados. Está claro que también se hace presente otro problema, que surge de las filas del PDeCAT y de sus 4 diputados en Madrid, que han querido pactar a toda costa o se han dejado llevar al pacto con buenas palabras, con otro resultado bien escaso; algunas inversiones en unos pocos ayuntamientos concretos de escasa dimensión. Si para demostrar que son útiles deben llevar a cabo esta misión es muy difícil que puedan presentarse ante el electorado como una alternativa a lo que ha hecho ERC.

Creus que pot ser perillosa la nova variant del coronavirus Òmicron i cal prendre mesures de control immediates?

Mira els resultats

Cargando ... Cargando ...

Print Friendly, PDF & Email

Entrades relacionades

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.