Hoy, cuando la alimentación se ha convertido en la búsqueda de una fuente de salud, y los factores nutricionales están a la orden del día, miramos ingredientes lejanos y componentes exóticos como respuesta a estas demandas. Sin embargo, hoy es necesario devolver la mirada a lo más inmediato, a nuestra propia tradición culinaria, porque en ella se encuentran productos insuperables en cuanto a los beneficios que nos pueden aportar, con la ventaja de que son todos productos de proximidad. Podemos decir que reúnen todos los ingredientes que pueden exigirse hoy en día.
Tres salsas comunes en Catalunya destacan por sus beneficios extraordinarios, también por su sencillez de producirlas, la facilidad de conservarlas sin pérdida de sus cualidades y la multiplicidad de aplicaciones en un gran número de platos. Sirven tanto para reforzar una comida contundente como para alegrar una ensalada insípida o dar sabor a una rebanada de pan. Lo tienen todo, y es necesario conocerlas.
El único requisito es no abusar de ellas, porque, como es lógico, el común denominador del aceite en todas ellas aporta un buen número de calorías. Sin embargo, tampoco es difícil limitar su uso, ya que su potencial de sabor no invita a consumir grandes cantidades.
Se trata del allioli, el sofrito y el romesco, tres pilares fundamentales de la gastronomía catalana, cada una aportando sabores y técnicas únicas.
El Allioli: Esta salsa tradicional se elabora mediante la emulsión de ajo y aceite de oliva. En su forma más auténtica, no incluye huevo, aunque algunas variantes modernas pueden añadir yema para facilitar la emulsión. El resultado es una salsa de sabor intenso, ideal para acompañar carnes a la brasa, pescados y verduras. Evitar el camino fácil de añadir huevo y mantener la receta en su tradición estricta no es tan difícil hoy en día gracias a los instrumentos de cocina disponibles para conseguir emulsionar bien esta salsa.
El Sofrito: Base esencial en numerosos platos catalanes, el sofrito se prepara cocinando lentamente cebolla, tomate y, en ocasiones, ajo, con aceite de oliva. Esta mezcla aporta profundidad y riqueza de sabor a guisos, arroces y otros platos tradicionales. De hecho, el sofrito sirve para todo y marca la diferencia entre la vulgaridad de un plato y la alegría en la mesa. Es un recurso universal.
Salsa Romesco: Originaria de la provincia de Tarragona, la salsa romesco combina tomates y ajos escalivados, almendras y/o avellanas tostadas, ñoras (pimientos secos) y pan, todo ello aliñado con aceite de oliva y vinagre. Esta salsa versátil se utiliza para acompañar pescados, carnes y verduras, siendo especialmente popular en las calçotades. Sería un error limitar esta salsa únicamente a esta función, ya que puede aplicarse a todo tipo de aderezos, tanto para reforzar ensaladas como para acompañar multitud de platos.
Las salsas tradicionales catalanas –allioli, sofrito y romesco– no sólo enriquecen los platos con su sabor, sino que también aportan beneficios nutricionales significativos.
A continuación, se detallan las propiedades de cada una desde una perspectiva nutricional:
Allioli: Esta salsa se compone principalmente de aceite de oliva y ajo.
- Aceite de oliva : Rico en ácidos grasos monoinsaturados y antioxidantes, contribuye a la salud cardiovascular reduciendo el colesterol LDL y aumentando el HDL.
- Ajo: Contiene compuestos como la alicina, que tienen propiedades antibacterianas y antioxidantes, además de ayudar a mejorar la circulación sanguínea.
Sofrito: Base de numerosos platos, elaborado con tomate, cebolla, pimiento y ajo, cocinados en aceite de oliva.
- Tomate: Alto en licopeno, un antioxidante que protege a las células del daño y puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Cebolla: Aporta compuestos sulfurados con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, además de ayudar a regular los niveles de azúcar en sangre.
- Pimiento: Rico en vitaminas C y A, refuerza el sistema inmunológico y tiene efectos antioxidantes.
Salsa Romesco: Incluye ingredientes como tomates, ñoras, almendras, avellanas, ajo y aceite de oliva.
- Frutos secos (almendras y avellanas): Proporcionan grasas saludables, fibra, vitamina E y minerales como magnesio y fósforo, contribuyendo a la salud cardiovascular y cerebral.
- Ñoras: Pimientos secos ricos en vitamina A y antioxidantes, que favorecen la salud ocular y fortalecen el sistema inmunológico.
Incorporar estas salsas a la dieta puede aportar nutrientes esenciales y compuestos bioactivos beneficiosos para la salud.
No se las pierdan y recurran siempre a estas salsas catalanas de toda la vida.
