Las compras de ambos gigantes asiáticos, China e India, de petróleo proveniente de Rusia han permitido a este último país compensar la caída de ventas que las sanciones europeas y estadounidenses han provocado.
Ésta es la principal conclusión de un estudio realizado por el Financial Times y basado en datos estadísticos de las aduanas chinas e indias.
Combinados, ambos países asiáticos, ávidos de materias primas, han importado otros 11 millones de toneladas de petróleo en el segundo trimestre de 2022 respecto al período precedente. Estas ventas habrían proporcionado a Rusia ingresos suplementarios por valor de 9.000 millones de dólares.
Quien más ha aprovechado el contexto generado por las sanciones occidentales al petróleo ruso ha sido la India, que ha pasado de comprar menos de un millón de toneladas durante los primeros tres meses de 2022 a prácticamente ocho y medio durante los tres siguientes. Sin embargo, en valor absoluto el principal comprador sigue siendo China, con unos siete millones de toneladas mensuales.
Estos datos afloran en un momento en que Estados Unidos está presionando a los importadores de petróleo ruso, incluyendo India, para sumarse al tope de precios que quieren establecer los países occidentales que conforman el G7. El objetivo de la medida es reducir de una vez por todas los ingresos de Moscú y así dificultar sus operaciones militares en Ucrania.
Analistas consultados por el rotativo británico niegan que India y China hayan incrementado sus compras de petróleo ruso por afinidad con el presidente ruso, Vladimir Putin. Se trataría únicamente de un movimiento pragmático para explotar a su favor una distorsión en los mercados internacionales, en este caso generada por las sanciones occidentales.
Cabe añadir que Rusia era ya el principal proveedor de armamento de la India, y también es un socio crucial de la industria de defensa y aeroespacial de China.
A pesar de que no está claro qué precio está pagando la India por cada barril de petróleo que llega de Rusia, el Financial Times explica que Moscú estaría ofreciendo tarifas preferenciales que podrían alcanzar los 30 dólares de descuento por barril respecto a lo que se paga por la unidad de Brent, la referencia mundial por el petróleo crudo.
Sin embargo, este importante descuento, los ingresos que Rusia ha obtenido durante el segundo trimestre de 2022 han sido superiores a los del año pasado gracias a la explosión que los precios han sufrido a raíz de la ofensiva de Moscú contra Ucrania.
Los ingresos de Tatneft, un gran productor ruso de petróleo, se han disparado un 52% durante los seis primeros meses del año respecto al mismo período de 2021.
Pero mientras el petróleo resulta relativamente fácil de exportar, la reubicación del gas ruso que Europa ya no compra es más difícil. Sin embargo, Putin se mostró confiado en declaraciones durante el foro económico asiático en el que participa esta semana en Vladivostok, en el extremo oriente del territorio ruso.
Putin también aprovechó la ocasión para desafiar las nuevas sanciones que Occidente plantea, y en particular la limitación de los precios del petróleo ruso, afirmando que cortaría el grifo a los compradores que quisieran obligar a Rusia a fijar el precio de venta.
El presidente ruso añadió que «no suministraremos gas, petróleo, carbón, combustible de calefacción – no suministraremos nada» a los países que se sumen a la iniciativa del G7, y advirtió que Occidente corre el riesgo de quedarse «congelado».