Resultados pobres de las dos cumbres de líderes europeos. Granada, 5 y 6 de octubre 2023

Tercera cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE)

La Comunidad Política Europea (CPE) es una idea lanzada por el presidente francés, Emmanuel Macron, para reunir a todos los países europeos- con la excepción de Rusia y Bielorrusia- como una suerte de alternativa a la ampliación de la UE, que ha estado congelada durante años y reactivada tras la invasión rusa de Ucrania.

En Granada ha reunido a 47 líderes europeos, más la UE como institución.

Desde el punto de vista de asistencia, ha sido un éxito, aunque ha habido ausencias destacadas. Han sido las de los presidentes de Turquía, Erdogan, y de Azerbaiyán, Alíyec, dos de los líderes europeos más cercanos a Putin. Han faltado para evitar sentarse a la mesa con el primer ministro de Armenia, Pashinián, para tratar del conflicto del territorio hasta ahora armenio Nagorno Karabaj, que acaba de ser invadido por tropas azeríes con el apoyo de Turquía, con la consiguiente limpieza étnica de armenios. Ambos países se reunirán próximamente en Bruselas para tratar sobre el conflicto.

El proyecto de la CPE es un desafío a Putin y una fórmula para crear una plataforma de coordinación de políticas para todos los países del continente y fomentar el diálogo político.

Es una constelación europea destinada a hallar soluciones a las profundas divisiones en el continente, por ejemplo, sobre migración, seguridad o energía, y tratar de fortalecer la seguridad, la estabilidad y la prosperidad del continente europeo.

La CPE se reunió por primera vez en Praga en octubre de 2022 en una cumbre que contó con 44 países europeos. La segunda cumbre se celebró en junio de 2023 en Moldavia, allí se incorporaron Andorra, Mónaco y San Marino, elevando el número de países participantes a 47.

Los temas centrales de esta tercera cumbre de la CPE eran el desarrollo del concepto de “autonomía estratégica abierta“ para la UE y la nueva gran ampliación de la UE al Este, incluyendo Ucrania, hasta llegar a una UE de 37 miembros, junto con la política de inmigración.

La inmigración no estaba en la agenda inicial de la cumbre, pero la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, exigió que se debatiera ante las oleadas de inmigrantes que llegan a las costas italianas, principalmente dirigidas a la isla de Lampedusa.

En lo referente a la necesidad de una “autonomía estratégica abierta“ para la UE en un mundo de gigantes dominado por Estados Unidos y China, se constataron peligrosas dependencias de la UE en, por lo menos, cuatro áreas clave: la militar, la energética, la de recursos estratégicos y la de tecnologías revolucionarias.

La UE es partidaria de que su autonomía estratégica sea “abierta“ por una cuestión de valores, de visión del mundo y también porque es pragmático que así sea. Quienes proclaman el deseo de una UE con posición propia en un mundo de intereses descarnados y flacos principios deben activar los músculos en las cuatro áreas clave citadas. La próxima cumbre de la CPE tendrá lugar en Londres.

El presidente de Ucrania, Zelenski, ha sido la estrella de la cumbre.

Advirtió que Rusia está tratando de “congelar” el conflicto y restaurar entretanto sus capacidades para después, de un lustro, dirigir su apetito imperialista contra otros países europeos. El Kremlin, además, “busca fracturar el frente común de Occidente».

La declaración final de la cumbre ha sido decepcionante, al no incluir uno de los objetivos más importantes de la reunión: definir una política común ante la inmigración.

Polonia y Hungría se opusieron al borrador de declaración común sobre el tema. Los líderes de ambos países lanzaron una andanada pública furiosa contra lo que denominan el “dictado de Berlín y Bruselas“. Orban llegó a declarar: “Hemos sido violados, forzados legalmente a aceptar algo que no queremos“.

La Comisión Europea lleva años intentando en vano que los 27 adopten un Pacto Migratorio o futura arquitectura institucional del sistema de asilo de la UE, roto desde 2015 a raíz de la crisis desencadenada por la llegada de 1,8 millones de migrantes y el enfado de los países del Este por la decisión unilateral de la cancillera Angela Merkel de abrir las fronteras alemanas a aquella gran oleada de migrantes.

Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, optó por una declaración por separado sobre inmigración, un texto que insta a explorar acuerdos como el que se ha alcanzado con Túnez: facilitarle fondos a cambio de que el país magrebí ayude a gestionar los flujos migratorios y cierre las puertas hacia el territorio comunitario.

De todos modos, la declaración no era necesaria, los líderes no tenían que aprobar nada en la reunión informal de Granada, pero lo sucedido es una señal de la existencia de una importante división de opiniones entre los 27.

Cumbre informal del Consejo Europeo de la UE

La segunda cumbre del viernes 6 de octubre se centró en la próxima gran ampliación de la UE hacia el Este, que supondría pasar de una UE de 27 miembros a otra de 37 miembros.  

Los 27 evitaron acordar un compromiso ambicioso y preciso para la próxima ampliación. Lo que se ha decidido es que la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, prepare una serie de propuestas (“ideas“ se les llama en el texto final aceptado) sobre las reformas precisas para que la próxima ampliación sea un éxito.

Las “ideas“ se presentarán durante el primer semestre de 2024. Además, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula Von der Leyen, ha encargado un estudio de estimación de costes que tome como parámetro la próxima década.

En cualquier caso, la nueva fecha de referencia en la historia de la UE ha quedado establecida: año 2030. Es el nuevo horizonte del que todo el mundo ha hablado y dado por hecho. 

El debate de Granada sobre ampliación de la UE es algo recurrente en la historia de la UE. Se trata del famoso trípode: consolidación o terminación (achèvement), ampliación (élargissement) y profundización (approfondissement), tres términos franceses que se hicieron famosos en la cumbre de La Haya de diciembre de 1969, momento decisivo en la vida de la UE, cuando se disponía a adoptar su primera ampliación con la entrada del Reino Unido, Irlanda y Dinamarca.

La cumbre de Granada ha acabado con un sabor agridulce.

Fue presentada como un pórtico de los debates que establecerían las bases de la agenda estratégica para la próxima legislatura europea 2024-2029, que se abrirá con las próximas elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2024, pero no ha logrado concretar propósitos.

El párrafo dedicado a la política migratoria fue eliminado a última hora, la ampliación ha quedado vislumbrada, pero no definida, y la “autonomía estratégica abierta“ solamente reconocida como necesaria.

Pero ya se sabe, las cumbres de la UE se caracterizan por pasos adelante, dudas, frenazos e incluso algún paso atrás. El momento presente no es distinto a otros muchos anteriores.

Hoy, por lo menos, está clara la firme decisión de determinados países que, como Francia y Alemania, actúan de motores del proceso de integración, de dar un salto adelante hacia lo que podría ser la Unión definitiva, con una reforma necesaria de los Tratados y extendiendo sus fronteras por la zona balcánica, incluyendo Ucrania, hasta Rusia.

En el Post anterior comentábamos precisamente la propuesta francoalemanade la creación de una UE de cuatro círculos concéntricos, el tercero dedicado a países simplemente asociados y el cuarto formado por los países miembros de la CPE.

A pesar de los altos y bajos de las dos cumbres de Granada, el rumbo de futuro de la UE se ha perfilado y ha quedado establecida una visión para el año 2030. La voluntad de ser de la UE es más ambiciosa que la que había antes de la invasión rusa de Ucrania.

La UE tiene ahora entre sus prioridades la ampliación, dinamizar la toma de decisiones y disponer de los recursos presupuestarios que hagan falta. La UE sigue haciendo camino hacia su configuración definitiva, que se vislumbra para finales de la presente década.

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