El proyecto internacional de fusión nuclear ITER tiene su sede administrativa en Barcelona

Es poco conocido el hecho de que Barcelona sea la sede administrativa de un importante proyecto energético global de fusión nuclear (no confundir con fisión nuclear, como se verá más adelante) en el que colaboran las potencias tecnológicamente más desarrolladas del planeta: Unión Europea, Estados Unidos, Rusia, Japón, China, Corea del Sur e India. Se trata de un proyecto denominado proyecto ITER.

Estas siete grandes potencias aúnan esfuerzos desde 2006 para construir un reactor nuclear experimental, el International Thermonuclear Experimental Reactor (ITER), ubicado en el centro nuclear francés de Cadarache, población del sur de Francia, próxima a Marsella.  La inversión necesaria estimada del proyecto es superior a los 20.000 millones de euros. Al ITER se le considera el quinto proyecto más costoso de la historia, después del Programa Apolo (llegada del hombre a la luna), la Estación Espacial Internacional, el Proyecto Manhattan (bomba atómica) y el desarrollo del sistema GPS. En las oficinas de ITER en Barcelona trabajan unas 400 personas.

También es poco sabido que hoy existe en el mundo un proyecto energético muy importante y de interés global en el que europeos, norteamericanos, chinos, rusos, japoneses, hindúes y coreanos del sur -a pesar de sus diferencias, las grandes tensiones geopolíticas existentes y sus disputas sobre el establecimiento de un nuevo orden mundial- demuestran ser capaces de trabajar juntos.

Los siete miembros del ITER contribuyen al proyecto en especie, esto es, construyendo a escala industrial los diferentes componentes del prototipo. Sus aportaciones presupuestarias (un 40 % por parte de la UE y un 10 % por parte de cada uno de los otros seis miembros) están gestionadas respectivamente por sus siete agencias domésticas. La agencia europea, Fusion for Energy (F4E), está ubicada en Barcelona. Otros treinta países están directamente implicados en el proyecto.

ITER es el mayor proyecto de fusión de todo el planeta.

Se trata de un  gran hito de la humanidad en la vía hacia la energía de la fusión. Europa resultó elegida como sede de este proyecto, después de salir vencedora en un concurso con participación de otras sedes candidatas.

El proyecto está destinado a demostrar la viabilidad de la fusión nuclear como una fuente de energía sostenible y prácticamente ilimitada. La fusión nuclear es el proceso que alimenta al Sol y a otras estrellas, y se basa en la combinación de núcleos ligeros para formar un núcleo más pesado (al revés de lo que hace la fisión nuclear).  Aquella combinación de núcleos ligeros libera una enorme cantidad de energía. El combustible que utiliza esta fuente de energía es un elemento muy abundante en la naturaleza, el deuterio, que se encuentra en el agua de mar. Se puede afirmar que es básicamente inagotable.

Como se ha dicho anteriormente, la fusión nuclear y la fisión nuclear son cosas distintas.

En la fusión nuclear, la energía se libera cuando los núcleos de los átomos se combinan o se fusionan entre sí para formar un núcleo más grande. Así es como el sol produce energía. En la fisión nuclear, los núcleos se separan para formar núcleos más pequeños, liberando energía. La producción eléctrica por fusión significaría la posibilidad de disponer de una fuente de energía a gran escala, alternativa e inagotable, respetuosa con el medio ambiente, que generaría energía sin producir residuos radiactivos a largo plazo ni emisiones de gases de efecto invernadero. A diferencia de la fisión nuclear, que es la que utilizan las centrales nucleares actuales, la fusión no genera residuos radioactivos.

La energía de fusión siempre ha tenido un componente político.

En 1958 se desclasificaron las investigaciones de fusión en la URSS, Estados Unidos y Reino Unido y tuvo lugar la segunda conferencia internacional sobre usos pacíficos de la energía atómica en Ginebra. Entonces comenzó una intensa cooperación científica internacional en plena Guerra Fría.

Posteriormente, Gorbachov y Reagan discutieron en la cumbre de Ginebra de 1985 la idea de una colaboración global en un experimento de fusión, y en la cumbre de Reikiavik en 1987 Estados Unidos, la URSS, la UE y Japón acordaron desarrollar conjuntamente el diseño conceptual del ITER bajo los auspicios del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), radicado en Viena. Por todo ello, el proyecto ITER está considerado un buen ejemplo de diplomacia científica, bajo cuyo marco la ciencia crea puentes entre actores políticos.

El ensamblaje del ITER comenzó en 2020 y su puesta en marcha se prevé hacia 2028, siempre que no surjan dificultades durante la fase de acoplamiento de componentes fabricados por una treintena de países.

A pesar de los grandes retrasos y sobrecostes experimentados en ITER, que han originado muchas críticas al proyecto, las mayores potencias tecnológicas del mundo siguen trabajando juntas en su construcción, al margen de que cada una de ellas por su cuenta y en paralelo también investiga de manera complementaria sobre la fusión.

En el caso de la UE, el programa de Euratom (Comunidad Europea de la Energía Atómica) sobre investigación de la energía de fusión está orientado a apoyar la operación del ITER y a mejorar los diseños de futuros reactores de demostración. Si tiene éxito, ITER representará un gran paso hacia la construcción de futuros reactores de fusión que puedan usarse comercialmente para generar electricidad de manera segura, sin emisiones de carbono y con menos desechos radioactivos que la fisión nuclear.

En el campo de la fusión existe hoy en día mucho marketing y competición entre países e instituciones que persiguen financiación y anuncian logros específicos en algún aspecto o parámetro clave para la fusión, lo que provoca una cierta confusión en los medios.

En cualquier caso, ITER contribuirá a los escenarios energéticos del futuro, ayudándonos a comprender el potencial de la energía de fusión y a potenciar la capacidad de Europa- que financia casi la mitad del proyecto- para ser pionera en este campo.

La producción eléctrica por fusión significaría la posibilidad de disponer de una fuente de energía a gran escala, alternativa e inagotable, respetuosa con el medio ambiente Share on X

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