Converses ha ido informando sobre esta importante cuestión: la producción del hidrógeno verde en España y las grandes infraestructuras, como el tubo submarino H2Med.
Ahora un informe llevado a cabo por la Fundación Renovables y Greenpeace «Desmontando el hidrógeno H2Med: Coartada para una falsa transición energética» critica el proyecto actual que el gobierno español junto con las grandes gasistas impulsa.
Que el hidrógeno verde es absolutamente necesario para la transición energética está fuera de toda duda. Pero la cuestión es cómo se obtiene y por qué se utiliza.
Este vector energético, que no combustible, sólo es eficiente para usos que directamente no pueden cubrirse con electricidad. En otros términos, utilizar electricidad de fuentes renovables, que es el origen del hidrógeno verde, para obtener hidrógeno y después volver a utilizarlo para producir electricidad implica una gran ineficiencia con un rendimiento del 29%.
En estas condiciones es evidente que el hidrógeno verde tiene sobre todo tres tipos de aplicaciones.
Una, para sustituir al hidrógeno gris que actualmente se utiliza.
Dos, para abastecer de energía no electrificable a la industria.
Tres, para determinados tipos de transporte, como la aviación y la navegación marítima.
En todos los casos la prioridad está en producir el hidrógeno en las proximidades de los centros de consumo y no producirlo a gran distancia, transportándolo por gasoductos que tienen exigencias especiales y ya no digamos si después además se quieren transformar en electricidad.
Es imposible que España en 7 años tenga capacidad para sustituir el hidrógeno gris que en estos momentos consume y abastecer las necesidades industriales de forma que quede una producción sobrante suficiente para poder exportarla.
Esto es literalmente imposible y, por tanto, el enlace submarino con Francia no podría entrar en funcionamiento en estas condiciones, pero es que, por otra parte, la producción de hidrógeno tiene a otros competidores en Europa en posición más favorable.
Uno, el de la energía nuclear francesa que ya es admitida como una energía verde y puede ser utilizada para producir hidrógeno a precios muy competitivos a base de utilizar la producción que siempre es constante en las centrales nucleares, y que no puede verterse en la red en horas de baja demanda. El hecho de que Francia dificulte las conexiones eléctricas con España, además de las gasistas, tiene un gran significado.
Pero es que además el gran demandante de hidrógeno industrial, Alemania, tiene proveedores mucho más cercanos. Se trata de los países nórdicos, sobre todo Dinamarca y Suecia. Estos países tienen poco sol a diferencia de España, pero las plataformas marítimas para producir electricidad a través de molinos de viento tienen un extraordinario potencial. Pueden crear parques eólicos capaces de generar cada uno de ellos 1 gigavatio de electricidad, una cifra similar de una central nuclear media. Son grandes turbogeneradores que nada tienen que ver con los que se instalan en el suelo.
En estos momentos, Dinamarca ya produce suficiente electricidad si quiere para abastecer a 40 millones de habitantes. Y junto a la propia Alemania, Países Bajos, Suecia y Noruega constituyen una formidable alianza para hacer negocio de un viento que sopla a 10metros/segundo.
Nada que ver con las escasas capacidades de la instalación que se quiere hacer en la Costa Brava.
Exportar esta electricidad a plantas hidrogeneradoras situadas en la proximidad de los centros industriales alemanes es una solución más económica y racional que la idea de transportar hidrógeno desde la lejana España, con el agravante de que la red de hidroductos a construir tienen unas exigencias para evitar fugas muy superiores a las del gas natural dada la facilidad de difusión de este gas consecuencia de presentar una molécula de pequeñas dimensiones.
Este hecho, unido al riesgo de la inflamabilidad del hidrógeno y que si escapa su impacto sobre el calentamiento es mucho mayor que el CO₂ hace que las medidas para garantizar la estancaneidad de los grandes conductos deban ser muy importantes .
Dinamarca ya produce suficiente electricidad si quiere para abastecer a 40 millones de habitantes. Y junto a la propia Alemania, Países Bajos, Suecia y Noruega constituyen una formidable alianza para hacer negocio Share on X