¿Por qué nos imponen el tranvía por la Diagonal?

El tranvía por la Diagonal sigue siendo una de las propuestas más controvertidas del urbanismo barcelonés. La pregunta que muchos ciudadanos se hacen es: ¿quién lo ha decidido? En la única consulta popular celebrada al respecto, durante el mandato de Jordi Hereu, los barceloneses rechazaron la propuesta. Sin embargo, el actual alcalde, Jaume Collboni, parece decidido a imponerla, ignorando la opinión ciudadana y las consecuencias que esta infraestructura puede comportar. Pero, ¿por qué tanto empeño en un proyecto tan cuestionado?

En realidad, a Collboni la democracia no le interesa demasiado cuando se empeña en gobernar con sólo 10 concejales de un total de 41, una minoría que pone de manifiesto la debilidad de su posición política y una situación que dice poco de la oposición. Es alcalde por el voto regalado del PP, que muestra así su fina perspicacia política, y le invalida como opositor.

Accidentes y rigidez del sistema

El tranvía tiene inconvenientes significativos que no se pueden ignorar. Este miércoles, un accidente entre un coche y un tranvía en la Diagonal paralizó el servicio durante horas. Este tipo de incidentes, inevitables en un sistema rígido com el del tranvía, no solo afectan al transporte público, sino que generan grandes problemas de tráfico. En comparación, un autobús eléctrico puede desviarse, lo que reduce significativamente el impacto de cualquier interrupción.

Además, el diseño ferroviario del tranvía resulta inadecuado para una avenida como la Diagonal, en el corazón de una de las ciudades más densas de Europa. Convertir un paseo urbano en una vía de circulación ferroviaria supone un grave error urbanístico, creando una barrera física que dividirá aún más la ciudad y los barrios por encima y por debajo de la Diagonal.

El coste económico desorbitado

Los costes asociados al tranvía son abrumadores. La inversión inicial supera los 175 millones de euros, a los que hay que sumar otros 200 millones para rescatar la concesión privada que actualmente gestiona el tranvía. El coste de explotación adicional respecto al autobús eléctric se cifra en cifra en 33 millones de euros al año. En total, más de 400 millones de euros, una cifra que podría duplicarse con los precios actuales. En realidad tampoco sabemos cuál es el coste del proyecto, y eso es obviamente un abuso. Y también parece que se va a producir el rescate de la concesión. En este caso, el dinero público estaría financiando un negocio privado, cosa difícil de justificar.

Impactos en la movilidad y el urbanismo

La Diagonal atraviesa zonas de altísima densidad, con más de 35.000 habitantes por kilómetro cuadrado en algunos tramos. La introducción del tranvía afectará a la movilidad metropolitana, desplazando el tráfico hacia otras zonas ya congestionadas. Esta carencia de planificación evidencia la ausencia de un modelo de movilidad integrado que evalúe los impactos en el conjunto de la ciudad y su área metropolitana.

Un análisis riguroso exigiría considerar alternativas como el autobús eléctrico con paso semafórico sincronizado, más flexible, menos costoso y capaz de adaptarse mejor a los cambios tecnológicos que están transformando el transporte público. Además, la introducción del tranvía eliminaría líneas de autobuses, lo que perjudicaría a los ingresos de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) y crearía un vacío en el servicio público, aumentando el déficit de esta compañía pública.

Externalidades negativas ignoradas

El tranvía generará externalidades negativas importantes. Por ejemplo, la congestión de tráfico en las zonas circundantes de la Diagonal aumentará los tiempos de desplazamiento, el consumo de combustible y la contaminación. Paradójicamente, con una inversión equivalente a un tercio del coste del tranvía, podría electrificarse toda la flota de autobuses de Barcelona, ​​consiguiendo una mayor reducción de emisiones.

Carece de demanda y prioridad ciudadana

Otro punto crucial es la sobrevaloración de la demanda del tranvía. Aunque tiene más capacidad que un autobús, la demanda real no parece justificar su implantación. El actual servicio en la Diagonal no està desbordat, y un sistema de autobuses eléctricos sería suficiente para cubrir las necesidades de los ciudadanos.

Por último, está la cuestión de la prioridad. En las consultas realizadas por el Ayuntamiento, el tranvía nunca ha figurado entre las principales demandas de los ciudadanos. Sin embargo, se presenta como un proyecto ineludible, lo que alimenta la percepción de que el gobierno municipal ignora las verdaderas prioridades de los barceloneses.

Un proyecto con demasiadas sombras

El tranvía por la Diagonal está rodeado de interrogantes que no han sido respondidos de forma transparente. Desde su coste desorbitado hasta su impacto urbanístico y en la movilidad, pasando por su carencia de prioridad para los ciudadanos, este proyecto parece más un capricho político que una solución real a las necesidades de Barcelona. Seguiremos tratando del tranvía, especialmente de todo lo que el gobierno municipal tiene interés en esconder.

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