¿Por qué ganó Trump o cómo la progresía europea sigue sin querer asumir la realidad?

Es evidente que un personaje como Donald Trump, con su provocadora retórica y actitud histriónica, es un blanco fácil para la crítica. Sin embargo, después de una victoria tan contundente y con millones de votos de diferencia respecto a la vicepresidenta Kamala Harris, es lógico que los derrotados ideológicamente se pregunten por qué ha sucedido esto. Pese a que se destacan los defectos de Trump, como sus juicios pendientes y su negativa a aceptar la derrota en las elecciones anteriores, sorprende cómo ha logrado un triunfo tan abrumador, pese a tener en contra a la mayoría de los medios liberales de Estados Unidos y menos recursos que Harris, cuya campaña ha sido la mejor financiada de la historia. Además, este triunfo ha situado al Partido Demócrata en una situación de profunda crisis, algo extraordinario por sí mismo.

Los análisis en la mayoría de medios españoles, incluyendo algunos alineados con el Partido Popular, se limitan a la descalificación y al insulto en lugar de realizar un análisis realista de las causas. La izquierda europea practica una lectura sesgada de los hechos, por ejemplo aquí y aquí, con supuestos análisis que sólo son un conjunto de descalificaciones e insultos, no sólo para el republicano sino también para sus votantes, mostrando un gran desinterés en entender la realidad y prefiriendo satisfacerse con la denostación extrema de sus oponentes.

Las causas de la victoria republicana son concretas y fáciles de identificar, aunque la progresía prefiera no reconocerlas:

  1. Un recuerdo positivo del mandato de Trump: Para muchos votantes, los cuatro años de Trump fueron buenos, especialmente en términos económicos y en cuestiones como la inmigración y la seguridad. Aunque no fue una época dorada como la presenta Trump, fue lo suficientemente positiva para las expectativas de muchos ciudadanos que no esperan milagros del gobernante. Además, sus intentos de mantener a Estados Unidos alejados de nuevos conflictos bélicos también juegan a su favor.
  2. Política fiscal y arancelaria clara: Trump ha planteado un esquema simple: que los impuestos los paguen “los demás”, es decir, aquellos que no son estadounidenses. Esto implica aumentar aranceles a las importaciones de forma estratégica y reducir los impuestos para dejar más dinero en los bolsillos de los ciudadanos. Esta estrategia ha resonado con los votantes de clase media y baja, especialmente en el «cinturón de óxido», donde el desmantelamiento industrial y la deslocalización habían dejado una impronta.
  3. Control del gasto y la deuda: Estados Unidos tiene una deuda desmedida, y el legado de Biden ha sido incrementarla monumentalmente. Trump ha prometido, junto a la reducción de impuestos, un recorte en el gasto federal y ha anunciado que contará con Elon Musk como asesor principal para esta labor. Esta promesa busca racionalizar la economía, un objetivo que los demócratas no habrían asumido.
  4. Potenciar los recursos energéticos: Trump quiere explotar al máximo los recursos energéticos del país, especialmente la capacidad para ser un gran exportador de petróleo y gas mediante el fracking. Aunque esta postura está mal vista por los ecologistas y la izquierda del Partido Demócrata, Harris acabó por asumirla en su programa, mostrando la presión ejercida por la realidad económica.
  5. Inmigración y seguridad: Trump ha puesto el foco en los problemas que genera una inmigración masiva y descontrolada. Aunque sus declaraciones suelen ser excesivas, muchos inmigrantes ya afincados en Estados Unidos comparten esta preocupación. Esto ha permitido a Trump avanzar sustancialmente entre los electores latinos, tradicionalmente alineados con los demócratas.
  6. Batalla cultural: Aunque no ha sido el único factor, la batalla cultural ha sido fundamental para la coalición que llevó a Trump a la victoria. Su postura sobre temas como el aborto, el matrimonio homosexual, la transexualidad en adolescentes y el feminismo radical, representa una visión cultural, moral y antropológica alternativa a la de la progresía demócrata. El apoyo mayoritario de hombres latinos y una parte significativa de hombres negros hacia Trump es una muestra de cómo su discurso ha resonado en sectores que se sienten alienados por la narrativa demócrata.

Así se explica el triunfo abrumador de Trump. Sin embargo, la progresía de género y el liberalismo cosmopolita también necesitan consolarse, y la descalificación radical de Trump y sus votantes les ofrece un alivio momentáneo ante el sufrimiento de ver la victoria de su principal adversario.

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