Política exterior y de seguridad de la UE

La Conferencia de Seguridad de Múnich (Munich Securiy Conference , MSC) es una conferencia anual sobre la política de seguridad internacional que tiene lugar en Múnich (Baviera), desde 1963. Es el encuentro más grande del mundo de este tipo.

A lo largo de las últimas décadas ha reunido a los protagonistas de la escena internacional para discutir sobre los grandes retos en materia de seguridad del planeta, y se ha convertido en el foro independiente más importante para el intercambio de puntos de vista por parte de los encargados de la toma de decisiones sobre políticas de seguridad internacional. La lista de asistentes incluye jefes de estado y de gobierno, ministros y organizaciones internacionales, parlamentarios, representantes de alto nivel de las fuerzas armadas, representantes de organismos científicos y de la sociedad civil, empresas y medios de comunicación. La conferencia se organiza de manera privada y, por tanto, no es un evento oficial de gobierno. Se utiliza exclusivamente para la discusión. No se emite un comunicado final común. Existe toda una serie de eventos adicionales a su alrededor, como reuniones de jóvenes ( Munich Young Leaders), Reuniones del Grupo Central de la MSC, así como cumbres paralelas sobre temas diversos. Se celebra cada mes de febrero en el Hotel Bayerischer Hof de Múnich.

Su eslogan es «Paz a través del diálogo».

La 56 Conferencia de Seguridad de Múnich se ha celebrado del 14 al 16 de febrero del año en curso, y su tema central ha sido el siguiente: «La falta de Occidente«. Quería tratar de la progresiva desoccidentalización del mundo después del gran triunfo de Occidente de 1968 a escala planetaria, considerado por muchos analistas como «el fin de la Historia», con una gran victoria de la democracia liberal estilo occidental y la economía de mercado , que parecía históricamente definitiva.

Fue precisamente en la Conferencia de seguridad de Múnich del año 2007 cuando Vladimir Putin declaró abiertamente que se había terminado la época de sumisión de la Rusia post-comunista en los países occidentales. Expuso sus intenciones de levantar una nueva barricada entre el Este y el Oeste, lleno de intenciones aciagas, a un auditorio que le escuchaba consternado. Mientras Putin hablaba, la conmoción se podía palpar en el ambiente del Hotel Bayerischer Hof de Múnich, con una Angela Merkel descompuesta.

El discurso beligerante de Putin era como una declaración de guerra, un asalto feroz a la arquitectura de seguridad mundial concebida por los poderes occidentales. Denunció la expansión de la OTAN hacia el Este como un acto de traición y acusó a Estados Unidos de causar una «desestabilización global». Según Putin, el famoso «orden liberal internacional» no era más que una mera proyección de la voluntad estadounidense de dominar el mundo. A partir de entonces, Putin se consideraba autorizado a tomar las decisiones que más convinieran a Rusia. En definitiva, en Múnich, Putin quiso informar a sus homólogos occidentales que Rusia tenía la determinación de acabar con el orden liberal que había seguido a la Guerra Fría (1945-1989). La anexión de Crimea por parte de Rusia, la guerra civil ucraniana, la intervención rusa en Siria, etc. no tardarían en llegar.

El presidente y alma de la MSC es El embajador alemán Wolfgang Ischinger. En una reciente entrevista concedida a diferentes medios periodísticos europeos ha declarado que «el orden internacional comienza a derrumbarse en sus elementos constitutivos» y que «las certezas que el mundo daba por descartadas durante las últimas décadas se están evaporando». «Estados Unidos ya no es un protector de Europa; vivimos en un mundo de crecientes rivalidades de poder y nosotros, europeos, debemos despertar; Europa muestra una total incapacidad para jugar el papel de actor global en el mundo que le corresponde, porque no tenemos una política exterior y de seguridad como debería ser; para tenerla hay que abandonar el sistema de voto por unanimidad; no se puede tener un ejército europeo sin un nuevo sistema de votación por mayoría cualificada «.

La actual Presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen , prometió al principio de su mandato que tendríamos una «Comisión geopolítica», con una voz más poderosa y unificada, capaz de proteger la soberanía estratégica europea, pero de momento no ha hecho honor a su promesa.

En medio de la pandemia, el cambio climático y la recesión mundial, las grandes potencias utilizan los vínculos entre los países como armas para castigarse. Los ejemplos son numerosos. China amenaza con retener las entradas médicas en los países europeos que no le muestren apoyo político. Estados Unidos quiere imponer sanciones a Irán en contra de sus aliados europeos. Turquía amenaza de enviar refugiados a Europa si la UE no le paga dinero o le apoya Libia. Rusia interviene en las elecciones europeas y politiza sus reservas de gas natural.

La UE tiene el potencial y todas las herramientas necesarias para poder jugar como un verdadero actor global en este nuevo mundo desordenado que estamos sufriendo, pero todavía no ha sido capaz de utilizarlas. Von der Leyen debería coordinar mejor los estados miembros de la UE, especialmente en temas de seguridad. Debería impulsar de manera decidida el sistema de votación calificada en materia de defensa y convertir el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) en el instrumento director de la nueva política exterior y de seguridad que la UE necesita. Von der Leyen aún no ha convertido la nueva Comisión en una verdadera Comisión geopolítica y todavía no ha llegado a ser la presidenta de la Comisión carismática e inspiradora que esperan los europeos en estos tiempos tan difíciles.

 Cargando ...