Noticias de Fin de Año que llegan de Bruselas

LA ÛLTIMA GRAN AMPLIACIÓN DE LA UE HACIA EL ESTE

La UE desplaza de forma decidida su centro de gravedad hacia el Este. El presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen, llevan meses hablando de conseguir una gran ampliación en el horizonte 2030. Alemania la apoya firmemente, también Francia. El último Consejo Europeo del año (14 y 15 de diciembre), celebrado en Bruselas, ha decidido abrir negociaciones de adhesión con Ucrania y Moldavia y conceder el estatuto de candidata a Georgia.

Esto supone la consolidación de la apertura al Este de la UE iniciada en 2004 con la entrada de ocho estados (Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania y Polonia), más dos en 2007 ( Bulgaria y Rumanía) y el último en 2013 (Croacia).

Después de diez años con las barreras cerradas, ahora la UE acepta abrirse a nuevos ingresos

Después de diez años con las barreras cerradas, la UE acepta ahora abrirse a nuevos ingresos. La nueva UE, más heterogénea, puede llegar a tener 36 (con los Balcanes) o 37 estados miembros (veremos qué va a pasar con Turquía) y llegar a tener más de 500 millones de habitantes. Moldavia no posee el control total de su territorio y lucha contra el Kremlin. Georgia, como Ucrania, tiene territorios ocupados por Rusia. Es fácil diagnosticar que el nuevo proceso de adhesión será largo y difícil, y que puede prolongarse durante años. Algunos escépticos ven las decisiones del Consejo Europeo de diciembre como «puramente simbólicas».

La invasión rusa de Ucrania ha precipitado el proceso de integración de Ucrania y el resto de decisiones de diciembre sobre la nueva ampliación. Los mandatarios europeos han querido compensar con su decisión a las penurias generadas por la guerra y aprovechar para lanzar un mensaje político a Putin, que se mantiene desafiante. Para el presidente ucraniano, Zelensky, es la primera alegría después de varias semanas de sufrir contratiempos militares en el frente bélico y dificultades políticas para mantener la ayuda internacional de los aliados occidentales.

Algunos analistas lo ven así: “Ucrania lo tiene merecido, es un país con gran entusiasmo europeísta, un país que lucha una guerra por Europa y por la libertad”.

Una maniobra inédita negociada con el máximo secreto, “la abstención constructiva”, permitió durante el primer día de la cumbre que el Consejo Europeo esquivara el veto de Hungría. A instancias del canciller alemán, Olaf Scholz, Viktor Orban abandonó «momentáneamente» la sala del Consejo Europeo para permitir al resto de líderes europeos apoyar la recomendación de Bruselas de iniciar conversaciones de adhesión con Ucrania y Moldavia. De esta forma se pudo tomar en un tiempo récord la decisión histórica de la apertura de negociaciones de ingreso, apenas 18 meses después de reconocerlos como países candidatos. Los 26 también acordaron volver a evaluar el próximo mes de marzo los avances de Bosnia-Herzegovina para iniciar conversaciones de ingreso lo antes posible y conceder, pese a la desconexión y lejanía geográfica, el estatus de candidato a Georgia.

La euforia provocada por las decisiones anteriores alimentó las esperanzas de que también fuera posible pactar la revisión del presupuesto comunitario y liberar así 50.000 millones de euros en ayudas para Ucrania, pero eso no fue posible. Aquí el no de Víktor Orban se impuso a las tres de la madrugada de la noche del primero al segundo día de la cumbre. Sin embargo, durante el segundo día los líderes europeos declararon que «la ayuda a Ucrania está garantizada, porque hay fórmulas para hacerla llegar, aunque no salga del presupuesto de la UE».

El enésimo intento del líder húngaro de chantajear a sus socios europeos volvió a fracasar. El presidente del Consejo Europeo prevé convocar «una cumbre extraordinaria a finales de enero o comienzos de febrero para concluir la negociación presupuestaria» y dar satisfacción a Ucrania y también a Hungría, que espera recibir 20.000 millones de euros en ayudas de Bruselas.

El expresidente de Ucrania, Petró Poroixenco, acaba de hacer las siguientes declaraciones sobre la importancia de la apertura de la UE a la adhesión de Ucrania:

“La ventana de oportunidad era muy estrecha. Acreditados analistas han avisado de los riesgos de ampliar la UE, especialmente hacia Ucrania. No se dan cuenta de que si no teníamos ahora la decisión de la UE, quizás se retrasaba una generación. Estoy muy contento de que haya pasado, porque éste es el proceso para cambiar el país. Del estilo soviético estamos pasando a uno de los mejores sistemas democráticos, libres e importantes, que es el del continente europeo. Si no hubiéramos tenido ese éxito, habría sido un regalo para Putin. Él no tiene la capacidad para impedir que nos integremos en la UE y en la OTAN. ¿Y por qué es tan importantes para nosotros? Porque la OTAN significa salvarnos la vida y la UE significa una vida mejor.“

REFORMA INSTITUCIONAL PREVIA

La realidad es que la UE no está preparada para una ampliación tan grande como la propuesta. Es necesario agilizar la toma de decisiones, utilizando el voto por mayoría cualificada en más áreas y avanzar hacia un presupuesto común. Se necesitan más cesiones de soberanía y llegar de una vez a la unión política. Justo ese mismo año de 2023 el Parlamento Europeo ha hecho propuestas para avanzar en la construcción política de Europa, que han sido recibidas con frialdad por los Estados miembros.

Las ampliaciones comportan no sólo un riesgo económico e institucional, al tratarse de países con niveles de vida muy inferiores e instituciones políticas poco maduras, sino también un riesgo político vinculado a las cuestiones de identidad nacional, particularmente sensibles en los Balcanes.

el proceso hacia la próxima ampliación de la UE eleva su perfil geopolítico, necesario en un mundo de gigantes dominado por Estados Unidos y China

Durante la cumbre, se puso de manifiesto la necesidad de reformas internas para hacer posible la nueva ampliación. Los 27 acordaron que se fijará este verano «una hoja de ruta sobre las reformas necesarias». “Los presupuestos tendrán que reformularse y los procesos de toma de decisión también. La regla de la unanimidad deberá ser eliminada“. Según análisis del prestigioso think tank, radicado en Bruselas, el Consejo Europeo para las Relaciones Exteriores, “el proceso hacia la próxima ampliación de la UE eleva su perfil geopolítico, necesario en un mundo de gigantes dominado por Estados Unidos y la China; aumenta la protección de la vecindad y estabiliza su contorno geográfico; por todo ello la UE necesita un nuevo modus operandi”.

Una reciente encuesta del mismo think tank da unos resultados preocupantes. En Rusia, China y varios países emergentes, entre el 40% y el 60% de los encuestados creen que la UE dejará de existir en los próximos veinte años. En la propia UE, esta opinión la compartían casi un tercio de los encuestados. Esto se debe a que piensan que, sin una profunda reforma interna en su funcionamiento, la UE no tiene futuro. Concretamente, si la UE no llega a su unión política definitiva, piensan que sólo podrá ser un apéndice de Estados Unidos o China en el futuro inmediato. Muchos ciudadanos están convencidos de que una nueva gran ampliación de la UE sin una profunda reforma institucional previa debilitará a la UE.

FINAL DE LA PRESIDENCIA SEMESTRAL ESPAÑOLA (JULIO-DICIEMBRE 2023)

El semestre de presidencia española del Consejo de la UE, que termina el 31 de diciembre, ha estado marcado en clave española por el resultado de las elecciones avanzadas del 23 de julio, y en clave externa, por la guerra de Ucrania, a la que se añadió en octubre la guerra de Gaza, que evidenció, una vez más, las disonancias entre los 27 sobre cuál debe ser la respuesta europea a la guerra.

La presidencia española de la UE -la quinta desde la adhesión en 1986- ha podido ser calificada de “eficaz” por alguna autoridad europea, pero el balance global ha sido discreto.

La reunión del Consejo Europeo de 14 y 15 de diciembre resume de algún modo el sabor agridulce de los últimos seis meses en la UE. La histórica decisión de abrir negociaciones de adhesión con Ucrania (y, de paso, con Moldavia) aprobada en la primera jornada de la cumbre, era un excelente final para el semestre español, pero se vio empañado por ek irresponsable veto del primer ministro húngaro, Viktor Orban, en la ampliación de la UE y su posterior chantaje presupuestario.

Algunas voces han dicho que en la presidencia española nada ha salido realmente como se esperaba. La inesperada convocatoria de elecciones españolas por Pedro Sánchez dejó en segundo plano, desde el principio, el semestre europeo, sacrificándolo a preocupaciones políticas internas. La presidenta de la Comisión Europea y sus colegas tuvieron que avanzar su visita inaugural a Madrid para evitar coincidencias con la campaña electoral española. La polémica desencadena por la ley de amnistía ha enturbiado, más tarde, una vez más en clave española, el semestre europeo.

La cumbre de Granada, momento central de la presidencia española, dejó un sabor agridulce, debido a la posición de Hungría y Polonia sobre la inmigración. La presidencia española no ha podido cerrar un pacto migratorio entre los 27 de la forma que inicialmente se deseaba. Ese asunto que era una de las grandes periodicidades.

De la cuarta economía de la UE se podía esperar algo más que una «gestión eficaz»

Buena prueba de la discreción de la presidencia española es que no ha dejado un gran legado o, al menos, una impronta notable y duradera en la agenda comunitaria. Francia, por ejemplo, dejó como legado el concepto de “autonomía estratégica” para Europa dentro de un mundo geopolíticamente complicado. Las relaciones con América Latina, prioridad española de siempre, se han «revisado» en una cumbre importante y cuidada, pero no han avanzado de forma destacada. De la cuarta economía de la UE podía esperarse más que “una gestión eficaz”.

Según otros analistas, la prueba fehaciente de que Pedro Sánchez ha derrochado la presidencia ha sido la sesión plenaria del Parlamento Europeo del 13 de diciembre sobre la cuestión catalana. Allí se asistió al espectáculo de una escaramuza entre Sánchez y el alemán Manfred Weber -el líder del Partido Popular Europeo (PPE), principal grupo político de la UE- sobre Puigdemont, y en presencia del aludido. “Sánchez, pero también el PP español, han antepuesto sus estrategias electorales a las necesidades de Europa, y eso se llama derrochar una presidencia”.

Pedro Sánchez, por su parte, ha calificado el semestre español, que él ha presidido, de «muy satisfactorio», destacando el acuerdo para la reforma del mercado eléctrico o poniendo de relieve el papel de España en la cumbre del COP 28 en Dubai. Bajo presidencia española se han aprobado 43 expedientes, se ha regulado la Inteligencia Artificial y se han reforzado las relaciones con Latinoamérica, pero no se ha podido cerrar el acuerdo con Mercosur y la cuestión lleva muchos años durando.

Finalmente, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen -usando un lenguaje políticamente correcto– ha hablado de una “gestión eficaz” a la hora de valorar globalmente la presidencia. También se ha referido a “la excelente cooperación” que ha habido con la Comisión durante el semestre y al “trabajo sólido y de gran calidad” realizado por parte de España.

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