Después de semanas saliendo al balcón a aplaudir al personal sanitario, y después de múltiples declaraciones de políticos y medios de comunicación tratándolos de héroes, ahora la desnudez de las cifras explica una realidad muy diferente. La retribución de los médicos en Cataluña considerando el fijo anual, y sin guardias, en términos de retribución más frecuente, está a la cola de las españolas y por debajo de la media. Para un médico en Cataluña, su retribución bruta más frecuente se situaba en 2019 en 47.178 euros, prácticamente lo mismo que cobra un médico en Andalucía; sólo 58 euros anuales los diferencian. Sólo los médicos de Madrid y Navarra están claramente por debajo de los catalanes. En contrapartida, un médico en Murcia cobra 57.439 euros, y en la vecina Comunidad Valenciana, 50.539. Sólo marchar de Tortosa y conseguir plaza en algún centro sanitario de Castellón ya representa para un médico de Cataluña un aumento automático de casi 3.000 al año. 1.000 euros es la diferencia a favor de ellos que nos separa de Aragón.
Todas estas cifras son en salario bruto, sin introducir la variable del poder adquisitivo, porque entonces la situación catalana aún sería peor y retrocedería más posiciones en relación con la situación actual.
Es bastante claro que los médicos, y en general los profesionales sanitarios, están mal pagados, y que los elogios, que son buenos, no pueden compensar la equidad salarial. No hay ninguna razón para que Cataluña esté por debajo de la media española. Es una cuestión de voluntad política, más si se considera que a escala europea España ocupa una de las últimas posiciones, sólo por encima de Portugal. Un médico en Italia gana mucho más, y además el abanico de retribución es más amplio porque el máximo en Italia puede llegar a los 84.000 euros, mientras que aquí se queda en los 66.457. Y ya no digamos el caso francés, con una retribución mínima de 60.000 euros, o la del Reino Unido, de 90.000 euros, que superan, en mucho, no ya la mínima, sino la media española de 48.600 euros.
Por lo tanto, Cataluña, que se quiere un país europeo, está a la cola de España, que, al mismo tiempo, está a la cola de Europa.
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