La irresponsable decisión de hacer votar al 23J

¿Por qué Sánchez decidió lo que nunca se ha visto: Votar el 23J en plena canícula en medio de las vacaciones de verano? ¿Lo hizo por qué respondía al interés del país? La respuesta es un rotundo no.

Julio y agosto son meses inhábiles para la política y podía convocar con toda tranquilidad las elecciones para septiembre, en período ya plenamente laboral y no sólo no se habría alterado nada, sino que no se producirían los daños que ahora ocasionarán. Incluso habría tenido más tiempo para acabar de tramitar determinados decretos que ahora resuelven mal ya toda prisa.

Cabe recordar que Sánchez siempre se había comprometido a no celebrar elecciones hasta el final del mandato y eso quería decir en diciembre, pero una vez más por interés estrictamente individual ha roto su compromiso.

Pero, ¿por qué lo ha hecho?

Las razones son tan evidentes que están en boca de todos. Por un lado, porque de este modo hacía olvidar la gran derrota registrada en el mes de mayo en la que el poder socialista territorial ha quedado barrido, por lo que sólo conserva tres comunidades autónomas: Castilla la Mancha, Asturias y, previsiblemente, La Rioja. Una fracción de muy poco peso demográfico político y económico.

Hay que recordar también, porque la memoria es frágil, que aquellas elecciones municipales y autonómicas, Sánchez, por decisión personalista, las transformó sin necesidad alguna en una especie de plebiscito personal, de modo que eran él y sus propuestas, que llevaba seguidamente al Consejo de Ministros, en el eje de la campaña. De este modo aplicó una especie de culto a la personalidad y desvirtualizó el sentido de las elecciones, lo que perjudicó a muchos presidentes socialistas que, de este modo, quedaron en un segundo plano y arrinconada su obra de gobierno, que es la carta fundamental de quien gobierna.

Sánchez actuó así porque ya entonces todas las encuestas señalaban que su figura y su gobierno iban de malos datos, y para poder utilizar unas elecciones que no tocaban para remontar. El resultado fue catastrófico y la mejor manera de no ajustar cuentas era introducir rápidamente una nueva carrera electoral que hiciera olvidar toda aquella derrota y difuminara sus responsabilidades.

Había todavía una segunda razón. Actuando de este modo, forzando a la unidad dentro del PSOE de cara a las elecciones, no había tiempo a que se produjera una reacción que articulara una oposición interna.

Ha sido un mal servicio en el país que la campaña electoral no ha puesto suficientemente de relieve. No es extraño porque tampoco ha pasado cuentas del gran derrumbe gubernamental que representó la forma en que el gobierno abordó la covid. Nunca hemos examinado ese triste y mortal período y las elecciones tampoco lo han hecho, y ésta es una de las muchas mermas que tienen el actual funcionamiento de los partidos políticos. Pero no nos apartemos de la cuestión:

Las consecuencias del adelanto electoral

El 23J ya ha producido un coste extraordinario, sobre todo en Correos debido a la masividad del voto que ha registrado. Pero también en gasto electoral por intentar dotar de un mínimo de condiciones a las mesas electorales, que tendrán que permanecer todo un día en condiciones ambientales muy desfavorables. Aun así, éste no es el mayor de los inconvenientes.

Otro es que un grosor importante de personas con toda certeza se quedará sin votar; no podrán ejercitar un derecho fundamental. Además la fecha escogida hará que por razones de las elevadas temperaturas en determinados territorios la gente mayor y aquella que sufre determinadas patologías, tendrán dificultades para acudir al colegio electoral.

Por último, y esto es muy grave, pondrá en riesgo la salud de buena parte de los miembros de las mesas. Como ya hemos señalado en converses a partir de un determinante nivel de temperatura, los efectos sobre el organismo, también en personas sanas, son importantes si el tiempo que permanecen afectados es grande, que será el caso de los miembros de las mesas electorales. En concreto, al sufrir 35 grados el impacto negativo ya se hace sentir y puede causar problemas de salud, si la temperatura se sitúa en 39 o más grados entonces los efectos ya pueden ser severos.

Pues bien, las previsiones de temperaturas para la jornada electoral indican que al menos en 6 provincias la temperatura máxima se situará en 39 o más grados. Son concretamente Ciudad Real, Córdoba, Jaén, Sevilla, Granada y Zaragoza que registrará el máximo con 42 grados. Ya veremos qué va a pasar en parte de los colegios electorales de estas circunscripciones. Pero es que, además, otras 15, una de ellas es Lleida, se situarán por encima de los 35 grados alcanzando niveles máximos de 38 grados en Murcia, Albacete y Logroño. Todo esto es responsabilidad de Sánchez.

Dadas las complicaciones y riesgos, si además sucediera que el resultado electoral se apartara mucho del consenso de las encuestas publicadas, entraríamos en una gran y conflictiva polémica sobre la legitimidad de estas elecciones. Un hecho que profundizaría aún más la polarización política y que previsiblemente tendría como reacción por parte del nuevo gobierno a Sánchez un ejercicio autoritario aún mayor del que ha venido manifestando en los últimos años.

Cabe recordar que Sánchez siempre se había comprometido a no celebrar elecciones hasta el final del mandato y eso quería decir en diciembre, pero una vez más por interés estrictamente individual ha roto su compromiso Clic para tuitear

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