Ganar las elecciones, perder el Gobierno

El Partido Popular ha ganado las elecciones celebradas el pasado día 23 de julio, pero todo hace prever que no va a gobernar porque no ha conseguido la mayoría absoluta con los socios previsibles. La conjunción de otros grupos permitirá que el nuevo gobierno sea de continuidad, presidido por Pedro Sánchez y sostenido por un abanico heterogéneo de partidos, incluidos los independentistas. Quizás un gobierno aún más «frankenstein» de lo que había hasta ahora.

El hecho de que el PP, y el conjunto del bloque de derechas, no haya alcanzado las expectativas es motivo de gozo y entusiasmo para muchos, y de disgusto y sensación de fracaso por otros. Es comprensible y lógico, y más cuando las posiciones estaban tan polarizadas

Pero hay un aspecto que quisiera resaltar: el hecho de que se está convirtiendo en sistémico que en ayuntamientos, comunidades autónomas, y ahora el Estado, gobierne quien ha perdido las elecciones y no quienes las han ganado. No pongo en cuestión que es democrático, que es reconocido legalmente, que es legítimo el gobierno local, autonómico o nacional que sale, pero no dejo de pensar que es una forma más de burlar el voto del ciudadano. Todo está basado en las maniobras e intereses políticos partidistas, por muy legales que sean.

En primer lugar, dudo en que se esté pensando en el bien común. Este principio fundamental de la acción política ha desaparecido de la praxis y el lenguaje de los políticos. Todo queda reducido a la aritmética y a ver quién me da más. No importa desplazar a aquél que ha escogido en mayor medida la ciudadanía.

Existen muchos ejemplos de las recientes elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. Pongo uno que conozco con detalle, el de la ciudad de Tortosa.

La que era alcaldesa, de Junts per Tortosa-Junts por Catalunya, no logró la mayoría absoluta (11 concejales) solo por 14 votos, y quedó con 10 concejales. Un acuerdo de todos los demás partidos,  Comunes-PSC-ERC-CUP, la echó, porque sumaban 11 concejales. Se daba la circunstancia de que todos estos partidos se habían derrumbado en las urnas respecto a las elecciones del 2019, un fracaso absoluto que llevó incluso a dimisiones, y que la única que había incrementado gran cantidad de votos y concejales era la antigua alcaldesa, pero quedó fuera del gobierno.

Pienso que sería bueno en la política volver a la mirada de los niños, quienes dicen las cosas tal y como las ven sin hacer cálculos maquiavélicos ni buscar intereses. Los que pueden decir sin tapujos aquello de que el rey iba desnudo a pesar de que todos los “inteligentes” adultos veían vestidos preciosos

Si se hace una carrera y hay uno que gana, incluso llegando mucho antes que los demás, ningún niño entiende que el premio sea para el que ha llegado segundo, tercero o cuarto. Si un equipo gana la Liga, la Copa no puede ser para quien tiene menos puntos.

Pero esto es lo que ocurre en política y no en una situación puntual, sino de forma sistemática.

Existen muchos ejemplos de las recientes elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. Pongo uno que conozco con detalle, el de la ciudad de Tortosa Clic para tuitear

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