La investidura de Sánchez y los partidos independentistas catalanes: entre la confusión y la predeterminación

Si se toman las declaraciones por separado de cada una de las partes y se asumen con rigor, fácilmente se llega a la conclusión de que el acuerdo no es posible. Pero, por otra parte, todos dan por sentado que así será. Es, por tanto, una negociación que puertas afuera se mueve entre la confusión y la predeterminación, fruto de las respectivas y legítimas tácticas que cada uno emplea.

Sin embargo, podemos observar unos ejes, unas líneas de fuerza que dicen más de lo que parece. Con motivo de la celebración del 1O , convertido ya en una jornada reivindicativa de obligado cumplimiento, se puede constatar que el acto del Consejo de la República organizado en la plaza Catalunya de Barcelona tuvo una capacidad de convocatoria modesta, unas 5.000 personas a lo sumo. Es algo.

También el otro acto convocado por las entidades ANC y Òmnium en la plaza Urquinaona para realizar una marcha hasta la próxima plaza de Sant Jaume tuvo un relieve limitado. Son unos datos a ser considerados. Las intervenciones en este último evento de la presidenta de la Asamblea, Dolors Feliu, y el presidente de Òmnium, Xavier Antich, fueron totalmente opuestas. La líder de la Asamblea presentaba la amnistía como una posible trampa y declaraba la necesidad de ir al referéndum y resolver el problema judicial en las instancias europeas. Antich por su parte apostaba por la amnistía. Estas diferencias son otro indicador de la situación.

En la plaza Catalunya, en el acto del Consejo de la República, Puigdemont desde el plasma hizo un discurso de “balones fuera”. No se refirió ni a la amnistía ni al referendo ni a la investidura de Sánchez. Nada concreto, tangible; comprometido. Es un signo de que realmente JxCat está dispuesto a negociar y ciertamente no parece que vaya con intenciones de postular máximos.

Por su parte, Aragonès desde Fonollosa, donde acudió para celebrar el 1-O, insistió no sólo en la amnistía sino también en el referendo. Junqueras ya lo había hecho antes trasladándose a Madrid para realizar las declaraciones ante el Congreso de los diputados dándole así un especial relieve.

Desde la perspectiva socialista parece como si su juicio sobre los interlocutores independentistas se hubiera invertido. Ahora el sanchismo está crítico con ERC, y en especial con Junqueras a quien acusa de poner en apuros las negociaciones, mientras que al mismo tiempo no se están de afirmar que JxCat “son más serios”. Quien lo iba a decir hace pocas semanas.

ERC, además, plantea cuestiones adicionales como el traspaso de Cercanías y la financiación. Desde la perspectiva de los altos funcionarios de la administración pública española consideran que es aún más difícil que Cercanías sean traspasadas que la amnistía, sencillamente porque el personal de Renfe niega esa posibilidad y amenaza con huelgas demoledoras. Por su parte, en el reparto de papeles dentro del mapa socialista, ahora le corresponde a Illa dar miedo, anunciando que no tienen ningún problema en ir a las elecciones, a pesar de que es una obviedad que tienen todos los problemas del mundo para repetirlas porque dudan de poder revalidar las actuales y muy delgadas mayorías.

Los medios de comunicación favorables al gobierno propagan la idea de que unas nuevas elecciones serían muy perjudiciales para ERC y JxCat, cuestión que según cómo se produjera es bastante dudosa porque si se reavivara el espíritu independentista, recuperarían votos de la abstención.

El gobierno intenta suavizar la atención sobre la amnistía a base de situar en primer plano su no al referéndum, pero la realidad es que la presión contra el primero de aquellos aspectos es cada vez mayor. Ahora mismo se ha puesto en marcha una masiva campaña de recogida de firmas en el ámbito de los profesionales del derecho que presenta una argumentación jurídica muy contundente y cuando se haga público sin duda causará impacto.

Por otra parte, si hay un mínimo de realismo entre las filas de los partidos independentistas deben entender que el propósito de Sánchez, como explicaba Jordi Amat en El País este pasado domingo, es el de liquidar para siempre el 1- O con todo lo que esto puede representar.

Otros dos datos no pueden ser menospreciados. Uno, que en el Parlament se puso de manifiesto la gran debilidad de ERC al aprobarse la reprobación del gobierno por parte del PSC, JxCat y Comuns. El otro dato es recordar que la vía de Europa tiene más de un camino que una ley sobre la amnistía que fuera aprobada presentando dudas jurídicas importantes, incluso en caso de que fuera revalidada por la mayoría gubernamental del TC, tendría posibilidad de ser llevada a la justicia europea y derogada sobre todo si se lograra argumentar con rotundidad que atenta contra uno de los pilares de la UE como es el estado de derecho. Hay en este sentido algunos precedentes como es el caso de Rumanía.

Passats els primers 100 dies de Collboni com a alcalde, et sembla que la gestió de la ciutat:

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