La crisis del Covid-19 en todo el mundo (1): en el Reino Unido de Boris Johnson la realidad se va imponiendo poco a poco

Una semana después del polémico discurso de Boris Johnson en que asumía que el Reino Unido sufriría de lleno la crisis del Covid-19, y que muchas familias perderían a sus seres queridos, el premier se ha visto obligado a cambiar de estrategia.

Del intento desesperado de minimizar el impacto sobre la economía británica, Johnson está pasando progresivamente al modelo de la Europa continental consistente en el confinamiento. Aunque esta medida de momento no se ha anunciado, el Reino Unido està siguiendo los mismos pasos que Italia, Francia y España con el cierre de escuelas, bares y restaurantes o la recomendación de salir de casa lo menos posible.

Recordemos que todavía la semana pasada, países como Alemania y el Reino Unido apostaban por una desconcertante estrategia de «contagios controlados». La canciller Angela Merkel, por ejemplo, asumía que entre el 60 y el 70% de la población alemana resultaría infectada, añadiendo que no preveía cerrar las fronteras de su país. Menos de una semana después, el gobierno federal alemán anunciaba exactamente lo contrario.

Si bien Alemania ha dado marcha atrás de forma relativamente rápida ante la explosión del número de casos en los últimos días, el Reino Unido parece no haber aún asumido que su economía sufrirá una fuerte sacudida. El pasado 20 de marzo, Johnson seguía insistiendo en que el gobierno revisaría «cada mes» la situación para ver no si era necesario endurecer las medidas, sino relajarlas.

Las consecuencias del retraso del Reino Unido no se han hecho esperar. Según publicaba el 21 de marzo el diario ABC, el ritmo de muertes en el Reino Unido ya supera el de Italia. En este último país, una vez llegados a los 10 muertos, el aumento medio ha sido del 35% diario, mientras que el Reino Unido es del 50% (en España, del 49%).

Las medidas de Johnson le han costado las críticas de numerosos políticos y los expertos en salud pública. Cuesta entender cómo un hombre tan culto (tiene amplios conocimientos de griego y latín, y ha escrito entre otros libros una biografía de Winston Churchill) no vea más allá del coste económico del coronavirus a corto plazo.

De hecho, es desconcertante que Johnson, que como varios periodistas explican, se refleja en la figura de Churchill y está obsesionado con la idea de dejar un legado en el Reino Unido, no haya sabido erigirse como el gran hombre de estado en la hora oscura que se acerca.

Johnson debe decidir aún si salva a su país del virus o salva la economía por unos cuantos días más. Pero dado el retraso que ha tomado y su aparente incapacidad de ver la visión de conjunto, no tendrá otra opción que terminar colgando el cartel de «cerrado» en la City de Londres en breve.

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