La confianza pública en el gobierno federal de EE.UU. es la más baja desde 1958

La caída de la confianza en el gobierno federal de EEUU no es que sea una novedad, porque la cosa lleva tiempo mal, pero sí es oportuno recordarlo en la perspectiva electoral.

El gráfico adjunto del Centro de Investigación Pew sobre la confianza en el gobierno federal de EE.UU. nos aporta una visión valiosa. Podemos constatar cómo, pasado un primer período que corresponde al mandato de Eisenhower y Kennedy, muy pronto se entra en una continuada caída de pérdida de confianza que comienza con Johnson en 1964, cuando llegó a alcanzar la increíble cifra para los datos de hoy en día del 77% de confianza. Tras su mandato y el de Nixon provocaron la caída que alcanza su punto más bajo, primero con Ford con el 36%, y más aún con Carter con el 26%.

Gràfic de la confiança pública en el govern federal dels EUA segons el Centre d'Investigació Pew

Y ésta es la tónica general, incluso más baja, hasta llegar a nuestros días, con dos excepciones remarcables. La del período Reagan en el que la curva manifiesta un claro crecimiento, que llega hasta un máximo del 45% y termina el mandato con un 41% de confianza, y el período final de Clinton e inicial de Bush en el que la confianza remonta y Bush en el 2001 alcanza el mayor valor desde los años 70, un 55%, está claro que después se entra en una caída negativa y termina la presidencia con el 24%.

La gráfica no deja dudas sobre la idea tan extendida en Europa de que Obama fue un buen presidente. Quizás sí lo fue para los europeos, pero no para los americanos, porque empezó con un 25% de confianza y acabó con un paupérrimo 19%. De hecho, la mayor parte de los años su promedio se sitúa en torno al 20%. Esto también nos dice mucho sobre cómo nuestros medios de comunicación construyen mitos. Para los estadounidenses, Reagan es el presidente mucho más valorado, más del doble que Obama. Luego viene Trump que se mueve en estas cifras, pero que a finales de mandato remonta y llega al 24% y Biden que arranca de esa cifra, cae, aunque crece algo más hasta antes del debate que le ha condenado logrando un 22%.

Con una perspectiva global, la confianza en el gobierno de EEUU empezó a decaer en 1960 en la guerra de Vietnam, continuó los 70 con el escándalo del Watergate, mejoró entre mediados de los 80 y mediados de los 90 para después decaer e instalarse en una situación muy adversa. Esa desconfianza en el gobierno federal ayuda a entender por qué el discurso de Trump, tan contrario a esta instancia, tiene adeptos irreductibles.

En las condiciones actuales, y son cifras anteriores al debate Biden-Trump y, por tanto, las actuales necesariamente son peores, el presidente tenía un 62% de opiniones desfavorables y un 37% favorables, mientras que Trump presentaba unos resultados ligeramente mejores , 59% contra 39%. Kamala Harris, por su parte, tenía un porcentaje de opiniones desfavorables del 60% y de favorables del 36%, por tanto, si no logran instalarle un cohete propulsor, la percepción del electorado no es de ninguna manera mejor que la de Biden.

En definitiva, estos datos más de fondo conservan la coyuntura que definen las encuestas de ventaja de Trump y la necesidad del partido demócrata de retirar al actual presidente en ejercicio como ya hicieron, recordémoslo, con el presidente Carter.

La confianza pública en el gobierno federal de EE.UU. es la más baja desde 1958. Las razones detrás de esta tendencia histórica y su impacto electoral Share on X

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