La conferencia 2020-2022 sobre el futuro de Europa

En su discurso de presentación de julio de 2019 ante el Parlamento Europeo, la nueva Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se comprometió a convocar en 2020 una Conferencia sobre el Futuro de Europa, abierta a la participación de toda la ciudadanía europea. La Conferencia se encargaría de establecer los grandes objetivos de futuro de la UE, que serían implementados a partir del 2022.

No se descartan reformas institucionales importantes que necesitarían cambios en los Tratados de la UE, con la idea de mejorar el funcionamiento de las instituciones europeas, perfeccionar la democracia en el interior de la UE, recuperar la confianza de los ciudadanos y avanzar hacia la unión política. La Conferencia se ha constituido formalmente a finales de 2019 en forma de un nuevo organismo político formado por la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo.

Esta ambiciosa iniciativa se ha visto oportunamente avalada por la presentación el mes de noviembre de 2019 de un documento informal (non paper) elaborado por los dos Estados clave de la UE: Alemania y Francia. Este documento propone cinco principios guía para la Conferencia:

  1. Amplia participación institucional.
  2. Tratamiento de todas las cuestiones clave sobre el futuro de Europa: papel de Europa en el mundo, defensa, vecindad, migraciones, modelo económico, estado del bienestar, valores europeos, etc.
  3. Dos fases: una preparatoria (desde principios de 2020 hasta el verano de 2020, bajo la presidencia alemana de la UE) y una definitiva (verano de 2020 hasta primeros de 2022, bajo la presidencia francesa de la UE).
  4. Plena participación de la ciudadanía europea.
  5. Resultados esperados: documento de recomendaciones, debate institucional y ejecución de las conclusiones por parte del Consejo Europeo.

Analistas y medios están divididos sobre la posible trascendencia de la Conferencia. Los más proclives al proyecto han escrito que estamos ante uno de los grandes proyectos de la Comisión de Ursula von der Leyden, que ha llegado la hora de que la UE mejore su funcionamiento institucional y avance de manera decidida hacia la unión política; se ve claro que Francia y Alemania quieren reformas importantes en el funcionamiento de la UE y por eso mismo esta Conferencia no puede fallar.

Los más críticos argumentan que estamos ante otro intento de reforma que podría acabar con fracaso, como ya fue de manera muy especial el caso del tratado constitucional que no pasó la prueba de los referendums en los Estados miembros de la UE la 2005. Pensamos que hoy una revisión importante de los tratados podría necesitar la aprobación de 42 cámaras parlamentarias y de 17 tribunales de justicia nacionales, además de 21 referendums en los Estados miembros.

Otro intento no exitoso, de menor trascendencia que el anterior, es el Libro Blanco sobre el futuro de la UE que publicó la Comisión Juncker el primero de marzo de 2017. Contemplaba cinco escenarios de futuro: 1) Seguir igual, 2) Centrarse en el mercado único, 3) Los que quieran avanzar más, que lo hagan (la Europa de diferentes velocidades), 4) Hacer menos, pero de manera más eficiente, y 5) Hacer mucho más conjuntamente y avanzar de manera decidida hacia la unidad. La Declaración de Roma del Consejo Europeo del 25 de marzo del 2017 se mostró favorable al tercer escenario, pero no fue capaz de fijar una hoja de ruta precisa.

Se mire como se mire, actualmente hay cuatro elementos que pesan mucho sobre el futuro de la UE. Uno es la amenaza que el nacionalpopulismo supone tanto para la legitimidad del proyecto europeo en su conjunto como para la propia continuidad de la democracia liberal representativa en Europa. El segundo es la necesidad de gestionar el Brexit de manera que se llegue a una nueva relación satisfactoria con el Reino Unido y, al mismo tiempo, permita a los Estados miembros restantes dentro de la UE avanzar de manera más decidida hacia la unidad. El tercero es que la UE está demasiado alejada de sus ciudadanos y se ha olvidado de aquellas palabras tan esperanzadoras de Jean Monnet, según las cuales la integración europea venía a unir personas y no estados. El cuarto elemento es que, si la UE no avanza de manera decidida hacia la unidad, el futuro que le espera es la irrelevancia. Enrico Letta, ex jefe de gobierno de Italia, lo expresó así recientemente en Barcelona: «Si Europa no avanza rápidamente hacia la unidad, sólo le quedará decidir en último término de quién quiere ser colonia, si los Estados Unidos o China».

La plena participación de la ciudadanía en la Conferencia sobre el Futuro de Europa es una condición necesaria para el éxito de la Conferencia. Otra es naturalmente la voluntad política de los Estados miembros de la UE para sacar adelante las recomendaciones que llegarían al entramado institucional europeo provenientes de la sociedad civil europea y hacer oír nuestra voz.

Nos encontramos ante una cuestión importante que tendremos que ir siguiendo con atención.

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