Junqueras ha hablado y la crisis en el independentismo ha estallado

La carta de Junqueras publicada en el diario Ara y en La Sexta, con una cuidadosa y significativa elección de los medios que debían disponer de la exclusiva, ha sido como agua bendita para Sánchez y, al mismo tiempo, ha creado una conmoción geológica a las placas tectónicas del independentismo. Los socialistas han celebrado como una victoria de su tesis que los indultos servirán para cronificar el problema del independentismo, pero el coste que tiene este nuevo escenario para los impulsores del 1 de Octubre, Junqueras incluido, es muy alto.

En su escrito Junqueras manifiesta que «hemos hecho una reflexión profunda sobre nuestras fortalezas, debilidades, errores y aciertos para extraer aprendizajes». Y el aprendizaje esencial que hemos aprendido es que si bien la reacción del estado «fue percibida por gran parte de la sociedad catalana como cada vez menos legítima, al mismo tiempo hay que ser conscientes de que nuestra respuesta tampoco fue entendida como plenamente legítima por una parte de la sociedad también catalana « .

Esta afirmación, que describe exactamente la realidad, tiene políticamente para el independentismo el serio inconveniente de equiparar la reacción del estado con la iniciativa que ellos adoptaron. De esta manera se podía entender que el 155 es la respuesta esperable de la declaración suspendida de independencia.

Naturalmente, este planteamiento rompe absolutamente con la lógica que ha tenido hasta ahora el independentismo y, lo que es más, con la de Junqueras junto con Marta Rovira, la secretaria general de ERC, que fueron los principales impulsores de la ruptura, bloqueando la posibilidad de que Puigdemont convocara las elecciones anticipadas.

El «Lo volveremos a hacer«, los resultados de estas últimas elecciones del 51% que legitiman la independencia y que ha sido hasta hace 24 horas también la bandera pública de ERC, ahora queda arrimado para constatar que se necesitan mayorías «incontestables, plurales y transversales» que evidentemente significa que no se disponen.

Lo que está haciendo Junqueras es descalificar todo el argumentario independentista y convertirlo en un deseo: debemos ser una mayoría mucho mayor del 51% para conseguir un referéndum que el estado quiera pactar con nosotros. Esta es la nueva línea. Queda expresada en un párrafo concreto: «Y hoy seguimos creyendo que la mejor vía para hacerlo (la autodeterminación), como siempre hemos defendido, es la vía escocesa. La vía del pacto y el acuerdo, la vía del referéndum acordado« .

Al margen de que esto no es ni mucho menos lo que siempre ha defendido Junqueras, porque ha estado empujando en el pasado mes a mes la vía unilateral, el hecho es que ahora todo el camino de ERC se concentra en el referéndum acordado, porque en toda la carta no hay, ni siquiera de paso, una sola referencia a la opción unilateral.

Esta opción planteada en los términos que lo ha hecho Junqueras condena a toda la tradición independentista reciente, pone en marcha el 1 de Octubre al cuarto de los trastos, y sitúa la independencia en manos del estado español y a calendas grecas. Porque cuando se habla de referéndum acordado lo que se está diciendo es que el camino a recorrer es el siguiente: como la Constitución española no acepta un referéndum de esta naturaleza si no se hace en todo el estado simultáneamente, lo que evidentemente no significaría la autodeterminación de Cataluña, sólo se puede llevar a cabo si primero se produce una reforma de la Constitución. Y esto exige una mayoría parlamentaria calificada imposible sin el PP, unas elecciones constituyentes para llevar a cabo la modificación, con el problema que representaría para los partidos que impulsaran el referéndum en las circunscripciones del resto de España, y alcanzar la mayoría necesaria para poder formar el gobierno que luego llevara a cabo esta medida.

En definitiva, querría decir que la gran mayoría de españoles estuviera de acuerdo con que en Cataluña se puede votar si se separa o no de España. Todo esto no se explica cuando se habla de referéndum acordado, pero es la realidad pura y dura. Y no se explica porque, una vez más, como ha hecho en tantas ocasiones el independentismo acude a esconder el huevo. En otras ocasiones era para explicar que se alcanzaría en 18 meses, que habría apoyo internacional, que llevaría a cabo la independencia con el 51% de los votos, es decir, se engañaba para avanzar. Ahora, la diferencia es que se engaña para retroceder. Se quiere mantener la bandera del independentismo sin independencia. Esta es la solución que propone Junqueras.

Naturalmente, las reacciones que se han empezado a producir no han alcanzado ni mucho menos toda su intensidad. No sólo por parte de JxCAT y la CUP, sino muy especialmente por la ANC, que automáticamente, después de la carta, pierde todo su sentido si hace caso a Juqueras, claro. Su única posibilidad es la confrontación con él y con ERC. También abre nuevas vías de acuerdos políticos. Junqueras hace posible un acuerdo de gobierno de Cataluña con socialistas y Comuns, que podría ser hegemónico añadiéndole el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona. Por tanto, estamos ante, no de una evolución, sino de un cambio radical de paradigma en el que claramente se ve como la izquierda se realinea por razones de afinidad ideológica, dejando fuera de plano la reivindicación de la independencia.

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La carta d'Oriol Junqueras representa la fi de la via independentista a mitjà termini?

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