El Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) actúa como servicio diplomático de la UE. Consiste en una red de más de 140 delegaciones y oficinas desplegadas por todo el mundo, que fomenta y protege los valores e intereses de la UE. Se creó en 2010 y está sujeto a la autoridad del Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, cargo que ocupa actualmente Josep Borrell.
El SEAE trabaja en estrecha colaboración con los servicios diplomáticos de los estados miembros de la UE y los coordina. Su objetivo principal consiste en apoyar y asistir en el ejercicio de sus funciones al Alto Representante, máximo responsable de la acción exterior de la UE.
Es el primer servicio diplomático multinacional y uno de los mayores del mundo. Está integrado por personal especializado proveniente de los servicios de la Secretaría General del Consejo y de la Comisión, instituciones de la UE, y por personal diplomático de los Estados miembros en calidad de servicios especiales.
La semana pasada tuvo lugar en su sede de Bruselas, la Conferencia Anual de Embajadores de la UE, la primera presencial desde el estallido de la pandemia. Ha reunido a los responsables de todas las delegaciones y oficinas exteriores de la UE. Borrell ha pronunciado el discurso inaugural, un discurso que ha ido más allá de las prácticas diplomáticas tradicionales.
Desde el primer momento, Borrell ha querido sacudir a sus subordinados.
“No estamos aquí para echarnos flores, deciros que sois guapos, qué bien que trabajáis, qué contentos que estamos, que somos una gran familia, etc. Estamos aquí para entender mejor la complejidad preocupante de lo que está pasando en el mundo hoy y, sobre todo, para hacernos el propósito de trabajar mejor y obtener mejores resultados de nuestro trabajo”.
“Primero trataré de las cuestiones qué y después trataré de las cuestiones cómo. Dedicaré la primera parte de mi exposición a realizar un diagnóstico de la situación internacional, preguntándonos qué está pasando, qué puede pasar y cómo debemos reaccionar nosotros, los europeos. La segunda parte consistirá en contestarnos a preguntas como estas: ¿Cómo trabajamos aquí en la sede? ¿Cómo trabajáis fuera? ¿Cómo obtener más y mejores resultados todos juntos?“
Borrell ha empezado afirmando que «el mundo actual se caracteriza por una incertidumbre radical». Ésta ha sido la proposición central de su discurso.
“Vivimos un mundo en el que la velocidad y el alcance del cambio son excepcionales. Eventos que pensábamos que no pasarían nunca están sucediendo uno tras otro. Con ese ritmo, el cisne negro se convierte en mayoría. Ya no habrá cisnes blancos, todos serán negros, porque han ido sucediendo cosas que tenían pocas probabilidades de ocurrir y, sin embargo, se han producido y han tenido un impacto muy fuerte. La invasión rusa de Ucrania es uno de esos cisnes negros, al igual que la inesperada resistencia de Kiev. Tampoco estaba en la agenda europea la escalada de tensión en Taiwán entre Estados Unidos y China, ni la crisis energética, ni la subida de tipos de interés por parte de todos los bancos centrales siguiendo la estela de la Reserva Federal de Estados Unidos“.
Acto seguido ha querido diagnosticar lo que nos está ocurriendo a nosotros los europeos.
“Yo creo que estamos afrontando una situación dentro de la cual estamos sufriendo las consecuencias de un proceso, que ha durado años, en el que hemos desacoplado las fuentes de nuestra prosperidad de las fuentes de nuestra seguridad”.
Ha añadido que este diagnóstico, tomado del politólogo francés, experto en defensa, Olivier Schmitt, podría ser el titular de su presentación.
“Nuestra prosperidad ha estado basada en energía barata proveniente de Rusia. El gas de Rusia era barato y supuestamente asequible, seguro y estable. Se ha visto que no era cierto. Junto a esto, hemos disfrutado del acceso al mercado de China para exportaciones e importaciones, transferencias tecnológicas, inversiones y para disponer de bienes baratos. Nuestra prosperidad se ha basado en China y Rusia, es decir, en un mercado grande exterior y energía barata (reflexión particularmente dirigida al modelo económico alemán hoy en entredicho).
Debemos buscar nuevas fuentes de energía en el interior de la UE, tanto como podamos, porque no debemos cambiar una dependencia por otra (referencia a la dependencia energética creciente de Estados Unidos; frase también utilizada por Macron en la reciente reunión informal del Consejo Europeo en Praga). La mejor energía es la que se produce en casa. Esto requerirá una reestructuración profunda de nuestra economía“.
Ha pasado después de la energía a la seguridad.
“Nosotros hemos delegado nuestra seguridad en Estados Unidos. Ha llegado la hora de que nosotros mismos asumamos más responsabilidades en defensa. Estados Unidos se ocupaba de nuestra seguridad, mientras que China y Rusia propiciaban la base de nuestra prosperidad: éste es un mundo que ya no existe“. Por otra parte, la derecha radical está subiendo fuertemente dentro de nuestras democracias. En conclusión, tenemos un cóctel muy difícil, tanto interno como externo. Las viejas recetas ya no sirven. Tenemos retos de seguridad crecientes y nuestra cohesión interna está amenazada“.
“¿Qué ha pasado en los últimos meses? Se ha producido una concatenación de eventos: invasión rusa de Ucrania, competencia descarnada entre China y Estados Unidos, crisis alimentaria y energética a escala europea y mundial a consecuencia de la guerra de Ucrania. Una tormenta perfecta, en primer lugar, porque los precios crecen, segundo por las subidas de los tipos de interés y puede llegar una recesión global. Además, tenemos problemas de seguridad más allá de Ucrania, los tenemos en nuestro vecindario: Sahel, Mali, República Centro Africana, Burkina Fasso… No nos fijemos sólo en la crisis ucraniana.“
Borrell ha dedicado una especial atención a la rivalidad con China y los autoritarismos.
“Existe una lucha entre los sistemas democráticos y los sistemas autoritarios. El autoritarismo, por desgracia, se está desarrollando mucho. No sólo es China, no sólo es Rusia. Existe una tendencia autoritaria en el mundo entero. A veces, algunos países llevan todavía el vestido de una democracia, pero ya no son democracias. Algunos no son democracias en absoluto, ni siquiera tienen la piedad de parecer democracias“.
El Alto Representante ha pedido a sus Embajadores que sean capaces de explicar mejor “los vínculos entre libertad política y una vida mejor”.
“Cuando decimos que China es nuestro rival sistémico, esto significa que nuestros sistemas están en rivalidad. Los chinos están tratando de explicar al mundo que su sistema es mucho mejor, porque -dicen- quizás no escogerás a tu jefe de gobierno, pero tendrás comida, calefacción y servicios sociales, mejorarás tus condiciones de vida. Muchas personas, en el mundo, votan y escogen su gobierno, pero sus condiciones materiales no están mejorando. Y al final, lo que quiere la gente es vivir una vida mejor. Nuestra lucha es intentar explicar que la democracia, la libertad y la libertad política en especial no son cosas que puedan cambiarse por prosperidad económica o cohesión social. Ambas cosas deben ir juntas. Si no lo conseguimos, nuestro sistema va a morir, no podrá sobrevivir en este mundo“.
“Las dos grandes potencias -Estados Unidos y China- están compitiendo y esta competencia estructurará el futuro. Su competición es la fuerza más importante del mundo. Esto coexistirá con un marco más amplio de lucha de democracias contra autocracias. Pero yo no insistiría mucho en esto porque a nuestro lado existen muchos regímenes que son autoritarios. No podemos decir que nosotros somos las democracias y que quienes nos siguen también son democracias, porque esto no es verdad”.
A continuación se ha referido a los principales megatrends (grandes tendencias) que caracterizan al mundo actual: guerra de Ucrania, multipolaridad desordenada, mundo competitivo, auge del nacionalismo, subida de tipos de interés, expectativas de los países en vías de desarrollo que forman el llamado “Sur Global”, afectado por terribles consecuencias alimentarias y energéticas de la guerra de Ucrania. «El mundo no es puramente bipolar, existen múltiples jugadores, cada uno defendiendo sus intereses y valores (Turquía, India, Brasil, África del Sur, México, Indonesia…)».
La segunda parte de la presentación se ha dedicado al “cómo actuar mejor”. Borrell ha empezado diciendo «no siempre me siento satisfecho de cómo trabajan mis delegaciones».
Ha reprochado a los Embajadores no estar a la altura de los desafíos. “No son capaces de reaccionar a la sucesión de crisis en tiempo real. Quiero ser informado por ustedes y no por la prensa. A veces, sé más sobre lo que está pasando en el mundo leyendo los periódicos que sus informes, que a menudo llegan tarde. Yo soy el “ministro de Asuntos Exteriores de Europa” y debería ser una de las personas mejor informadas del mundo, al menos igual que cualquier ministro de Asuntos Exteriores. Es necesario informar bien y rápido“. “Deben comportarse como si fuera una embajada: envíen un telegrama, un cable, un correo, rápidamente. Por favor, reaccionen deprisa“.
“Además de conquistar un espacio, es necesario conquistar las mentes. Los rusos y los chinos son muy buenos en esto. Debemos escuchar más y evitar ejercicios de superioridad moral. Tomen más la iniciativa. Prepárense para ser audaces. Tienen que tener capacidad de reacción las 24 horas del día. Quiero que sean más reactivos. Estamos viviendo en crisis, por tanto, hay que vivir en modo crisis“.
“Todos debemos hacer autocrítica. Tomamos por ejemplo la invasión rusa de Ucrania. Debo reconocer que aquí, en Bruselas, los estadounidenses nos decían “los rusos atacarán, atacarán“ y nosotros éramos bastante reacios a creerlo. No pensábamos que esto podría llegar a producirse y tampoco fuimos capaces de prever que Ucrania estaba preparada para resistir con tanta ferocidad y éxito como lo está haciendo”.
Borrell ha cerrado así su discurso: «Cuento con vosotros, la tarea no será fácil, y seguro que todos nosotros lo podemos hacer mejor».
Numerosos analistas han aplaudido la autocrítica y la franqueza de Borrell. Su discurso ha causado sorpresa en Bruselas, acostumbrada a un lenguaje menos impactante y directo.
El equipo de Biden reconoce abiertamente que Rusia es el asunto urgente y China lo importante
Casi al tiempo que se celebraba la reunión de Embajadores de la UE en Bruselas, Estados Unidos hacía pública su esperada Estrategia de Seguridad Nacional. En este importante documento se afirma que China “es el único rival que tiene la intención, y cada vez más, la capacidad de remodelar el orden internacional; China altera a su favor, los poderes económicos, diplomáticos, militares y tecnológicos“. Se reconoce explícitamente que la única gran potencia capaz de desafiar realmente a Washington, la única que puede “inclinar a su favor el campo de juego global“, es China. El equipo de Biden reconoce abiertamente que Rusia es el asunto urgente y China lo importante.
Estos días se inaugura en Pequin el Congreso del Partido Comunista Chino, con el nombramiento previsto de Xi Jinping como líder supremo del país para un tercer período consecutivo de cinco años. Continuará dirigiendo una China a la que Occidente califica de “rival sistémico“, y a la que considera “la gran nación” competidora de Estados Unidos para remodelar el mundo”.
El papel de la UE en este nuevo mundo que se vislumbra, caracterizado por la pugna por la hegemonía mundial entre Estados Unidos y China, sigue estando abierto. La UE todavía no es un verdadero actor global por no haber sido capaz de llegar a su unión política y de dotarse de políticas comunes en materia de asuntos exteriores y defensa. De ahí que algunos prestigiosos analistas consideren que “la gran película está a punto de empezar y la UE aún no tiene claro su papel“.
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La Unión Europea actúa contra sus propios intereses sirviendo a los de las EE.UU. Por medio de las sanciones a Rusia, Europa se suicida y se convierte en el mayor perdedor del actual conflicto ruso-ucraniano. Josep Borrell habla mucho, pero no hace lo que, como jefe de la diplomacia europea, es su primer deber: negociar una salida diplomática, esforzarse en un alto el fuego, promover negociaciones. En vez de ello la Unión Europea intenta sofocar y desprestigiar inescrupulosamente cualquier crítica, se entrega en brazos del peor globalismo y adopta una actitud beligerante cada vez más peligrosa. Borrell y von der Leyen son de hecho los peores enmigos de Europa y los europeos.