Los 27 países de la Unión Europea han importado este año y hasta mediados de diciembre 16,5 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL). Se trata de un récord histórico, según informa el Financial Times, pese a las sucesivas oleadas de sanciones que desde Bruselas, buscan castigar a la economía de Rusia a raíz de su invasión de Ucrania.
Para más inri, las importaciones de GNL llevan precisamente desde el año 2022, en que se inició la guerra de Ucrania, en récords, y se incrementan año tras año a medida que los gaseoductos que permitían las importaciones de forma más económica van mermando su uso y progresivamente cerrando (o bien sufren actos de sabotaje, como el caso de los Nord Stream 1 y 2).
De hecho, en 2021 las importaciones de gas natural ruso vía gaseoducto suponían más del 40% de todas las importaciones europeas de este combustible fósil, según datos oficiales de la UE. A finales del año pasado este porcentaje ya había caído al 8,7%, y se espera que esta última cifra baje a la mitad con la expiración del contrato por el que Ucrania sigue dejando transitar gas ruso por su territorio el próximo 1 de enero de 2025.
Sin embargo, Rusia sigue proveyendo cerca del 18% de todo el gas natural que Europa consume, y el efecto de sustitución de los gaseoductos por los barcos refrigerados de GNL es sorprendente si se tiene en cuenta que, a raíz de la agresión rusa a su vecina Ucrania la UE se autoimpuso el objetivo de reducir a cero las importaciones de combustibles fósiles en 2027.
Ya en la actualidad las importaciones de petróleo y carbón provenientes de Rusia están prohibidas, aunque en el caso del petróleo el sector ha encontrado una forma de sortear las sanciones mediante diversas argucias como los trasvases de crudo en alta mar.
Pero el caso del gas natural está resultando particularmente difícil, puesto que el producto ruso es mucho más competitivo que sus alternativas provenientes de Estados Unidos o de Oriente Medio.
Entre los principales compradores del GNL ruso figuran Francia, que dobló sus compras respecto a 2023, y Bélgica, debido a que su puerto de Zeebrugge permite trasvasar la carga de barcos rompehielo a otros estándares, facilitando la reexportación.
El nuevo comisario de energía de la UE, Dan Jørgensen, ha prometido presentar un plan de acción para cumplir con el objetivo de cero importaciones de combustibles fósiles rusos en 2027.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, sugirió incrementar las compras de gas natural estadounidense como una forma de aplacar la ira del presidente electo Donald Trump, quien ha amenazado a Europa con imponer aranceles si no se compromete a comprar gas a gran escala.