Estados Unidos: una economía dopada

Sobre el papel, la economía estadounidense sigue funcionando a toda máquina. En el próximo informe económico del país se espera más de un 2% de crecimiento por séptimo trimestre consecutivo.

Muchos economistas que creyeron en un primer momento que la Reserva Federal (el banco central de Estados Unidos) conseguiría controlar la inflación sin generar una recesión (el escenario del «aterrizaje suave»), piensan ahora que estamos acercándonos hacia un nuevo paradigma en el que no hay ningún aterrizaje porque ni la inflación ni el crecimiento ceden.

Pero en esta situación tan anormal para los mercados, el inversor y periodista Ruchir Sharma recuerda que uno de los factores clave que la han producido y que a menudo no se tratan es el sobreestimulo al que la economía de Estados Unidos está sometida por los poderes públicos desde de la primera ola de la pandemia en el 2020.

Dicho de otro modo, los datos económicos de Estados Unidos son tan buenos por la simple y buena razón de que la imprenta de billetes de banco lleva cuatro años funcionando a todo gas.

La explicación de Sharma no podía ser más sencilla y a la vez convincente: «el dinero del estímulo fiscal y monetario sigue fluyendo por el sistema económico estadounidense, manteniendo el crecimiento artificialmente elevado e hinchando tanto los precios de los bienes de consumo como de los valores financieros».

El nivel de gasto del gobierno de Estados Unidos se sitúa en más de 2 billones de dólares por encima de lo que era la norma antes de la pandemia, y va camino de marcar un nuevo récord de porcentaje respecto al PIB del país.

De hecho, Estados Unidos acumulaba déficits de hasta el 40% del PIB, según apunta Sharma, el doble que los niveles europeos.

Algunas estimaciones apuntan a que el estímulo fiscal es responsable de más de una tercera parte de todo el crecimiento estadounidense el año pasado. Sin el endeudamiento masivo, Estados Unidos no parecería una especie de milagro económico respecto a la mayoría de otros países desarrollados.

Como afirmábamos en un artículo reciente, hasta ahora Estados Unidos ha salido mejor que Europa gracias a la fortaleza del dólar, pero en último término tampoco podrán escapar a una reestructuración profunda de su deuda.

Además, a este estímulo fiscal hay que sumarle el efecto producido por la propia Reserva Federal y su frenética creación de dinero desde la pandemia (recordemos que los bancos centrales occidentales son independientes, al menos en teoría, de los gobiernos). Efectivamente, las cantidades disponibles en los depósitos estadounidenses siguen situándose por encima del nivel previo a la pandemia.

La sobreabundancia de capital ayudaría también a explicar por qué la bolsa estadounidense acumula años de récords pese al endurecimiento de los tipos de interés.

Para Sharma, la conclusión es clara: la economía estadounidense sufre un sobrecalentamiento, y éste se explica porque tanto el gobierno como la Reserva Federal la han dopado a base de endeudamiento y creación de dinero, respectivamente.

El precio que Estados Unidos podría pagar si no controla su déficit y pone límites a la cantidad de dólares de una vez por todas, podría ser un aterrizaje particularmente brusco, causando numerosas víctimas.

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