Las encuestas coinciden con un triple empate al frente con 10 concejales para Trias, Collboni y Colau, si bien existen diferencias en cuanto al ganador en votos. En un caso es Trias, en el otro Collboni, nunca Colau .
Maragall, el ganador de las anteriores elecciones, queda descolgado de ese grupo de cabecera y no parece tener posibilidades de alcanzar la alcaldía, pero sus votos pueden valer su peso en oro. También los del PP, que gana bastante en relación a las anteriores elecciones, sobre todo si, como de momento parece, Vox y la CUP quedan fuera del consistorio, aunque los primeros están en el umbral de alcanzar el 5% necesario para hacerse presentes.
En este escenario todos quedan muy lejos de la mayoría absoluta de los 21 concejales. De hecho, ni siquiera pactando dos de los primeros llegarían. En este sentido, necesitan los votos de las opciones menores o, según cómo, de su abstención.
Está claro que este escenario se da con una participación de entre el 60 y el 65%. Pero si la ola anti Colau cuaja y se traduce en participación, y esa cifra aumenta, la actual alcaldesa puede quedar descabalgada y dejar la alcaldía en un roce entre Trias y Collboni.
Será decisivo quien quede primero en votos porque tendrá el recurso de pedir el apoyo de otros para poder alcanzar la alcaldía. Trias juega a esto, y puede ser alcaldable pactando con ERC o PSC y recibiendo el apoyo del PP en parecidos términos con los que Valls hizo alcaldesa en Colau.
Collboni, por su parte, tiene posibilidades de pactar con Colau, pese a las diferencias que ahora emergen en campaña y también con ERC. El problema de Colau es que su política es incómoda para los demás candidatos en el sentido de que tener los Comuns en el gobierno significa una vía de continuidad con políticas absolutamente conflictivas: urbanismo táctico, supermanzana, tranvía por la Diagonal, la lucha contra el automóvil …, en este terreno paradójicamente Maragall está más cercano que Collboni porque acepta mejor todos estos postulados.
En definitiva, quedar primero, los papeles de los partidos menores y la participación determinarán el resultado final. Mientras todo hace pensar que por rechazo de la gran mayoría e incomodidad con sus políticas, Colau está descabalgada de la carrera para repetir como primera autoridad de la ciudad.
Pero, atención, porque la partida de Barcelona no se juega sólo en el tablero local ya que se ha convertido, más de lo que ya era, en una pieza formidable de la lucha política a escala española. Lo es para Sánchez que necesita, a toda costa, una victoria en las próximas municipales, y la que tiene más al alcance es precisamente la de Barcelona. Por tanto, hará malabares para conseguir que Collboni sea ganador.
Por otra parte, ya puede contar que Díaz se instalará en Barcelona porque en las próximas elecciones este es el escenario menos conflictivo para su proyecto Sumar, dado que es uno de los pocos lugares donde las diversas opciones de la extrema izquierda forman parte de una misma organización, Barcelona en Comú, sin especiales problemas. Todo lo que no sea esto, es hacerse presente en escenarios en los que UP se enfrentan a fuerzas locales que participan en Sumar o en IU.
Un escenario muy factible es que Collboni pacte la alcaldía con Comuns y ERC, a Colau le sea entregada una regalía, un “chollo” vaya, de carácter internacional y los Comuns queden convertidos en un partido más dúctil, que configure, junto con ERC, un nuevo tripartito con claro predominio socialista. Sería una forma de expresar la alianza que se ha ido manteniendo a escala española y también municipal a lo largo de estos años y al mismo tiempo satisfacer las necesidades políticas de Sánchez.
En este esquema el eslabón débil sería ERC por una doble razón. Su debilidad parlamentaria y la representativa, y la necesidad de seguir haciendo gestos independentistas, como ahora mismo pone de manifiesto Aragonés y su “pacto de claridad”, lo que incomoda al gobierno de Sánchez en la perspectiva de las elecciones generales de finales de año.
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