El último informe del FMI: Occidente se desmorona con la pandemia, Asia emerge

Los efectos del Covid-19 originario de China pueden acentuar y acelerar la bajada occidental y dar alas al creciente protagonismo económico de Asia. En el balance global, la caída del PIB en 2020 será importante, -4,9%, pero no traumática, si bien se verá compensada por el crecimiento del año siguiente de un 5,4%. Desde este punto de vista global, habrá sido una crisis en «v» de manual con dos brazos, el de la caída y el del ascenso, simétricos.

Estos resultados mundiales enmascaran una realidad bien diferente según la región que consideramos. Ningún país de Europa ni de Norteamérica conseguirá compensar en 2021 las pérdidas sufridas en 2020. Habrá los casos extremos de España e Italia, pero es que incluso Alemania registrará una reducción a finales de 2021 sobre el inicio de 2020 de 2,5 puntos de su PIB y de 3,5 en los EE. UU. porque la reanudación de 2021, el brazo ascendente de la «v» es, en todos los casos, claramente menor en el brazo descendente de 2020.

En contrapartida, los países emergentes de Asia, China e India, registrarán resultados claramente positivos. Según la OCDE, China tendrá un crecimiento positivo este año del 1%, muy poco por lo que son las cifras habituales en aquel país, pero un gran resultado si se considera que será el único de este signo entre todas las economías consideradas por el FMI. Además, el próximo año registrará un crecimiento del 8,2%. Para el resto de los países emergentes de Asia, el resultado también será francamente bueno: caída este año del 0,8% y aumento el próximo año del 7,4%. Incluso la India obtendrá una ganancia neta de 1,5 puntos a finales de 2021. La excepción asiática será Japón como es habitual, porque si bien su caída este año, 5,8%, más reducida que la europea y la norteamericana, la recuperación en 2021 será muy modesta, de un 2,4%.

La única gran región del mundo que presenta unas previsiones ligeramente positivas es el África subsahariana, con una reducción este año del 3,2% del PIB y un aumento en 2021 del 3,4%.

Con esta radiografía, y teniendo en cuenta que sólo son previsiones, y que por lo tanto la realidad las puede modificar, es imperativo que la UE responda con mucha eficacia y diligencia al problema planteado y consiga dar un potente impulso no ya a la economía, sino también a la ciencia y tecnología asociadas porque, de lo contrario, la tercera década del siglo XXI será la de la definitiva supeditación de una decadente economía europea antes de que el potencial asiático.

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