El gobierno Aragonés ha perdido el norte. Y el caso de las nuevas desalinizadoras y el desaguisado que comporta es una excelente muestra.
Hemos pasado de pactar con el ministerio para la Transición Ecológica en un acto formal y público con la ministra para transportar agua desalinizada en barco hasta el puerto de Barcelona a, de repente, descubrir que podían haber desalinizadoras de uso inmediato para realizar el trabajo en la misma casa.
Esto ya dice mucho de la capacidad técnica del gobierno y en particular del consejero de Acción Climática, David Mascort, y de su predecesora. La posibilidad la descubrieron los empresarios de la Costa Brava, que aterrorizados por no poder llenar piscinas en verano optaron por pequeñas desalinizadoras portátiles.
Ahora el gobierno compra 13, una de las cuales es francamente grande, costará 100 millones y estará instalada en el puerto de Barcelona con el fin de producir 40.000 m³ de agua al día, que equivale al agua que llevaban 2 barcos.
La idea improvisada es tenerlas durante 5 años que es el plazo en el que se confía tener terminadas las obras que ya debían haber concluido, como la ampliación de la desalinizadora del Tordera en Blanes, más recursos de aguas regeneradas, y la nueva desalinizadora en Foix (Cubelles).
La operación se vende como más barata y más sostenible que llevar agua en barco. No es real.
Desalar es una operación técnicamente sencilla y que en último término no es otra cosa que energía eléctrica y como resultado se obtiene, por un lado, agua desalada y, por otro, una abundante cantidad de salmuera.
Si nos fijamos en esta segunda parte, constataremos que es necesario exigir de estas desaladoras, y en particular la de Barcelona, un estudio de impacto ambiental. La salmuera que se vierte al mar tiene efectos sobre un entorno que según los casos puede alcanzar cientos de kilómetros de distancia. Todo depende de la capacidad tecnológica de la planta, el diseño de los difusores y la hidrología de la zona marítima.
También se produce un impacto sobre la temperatura del agua del mar y aquí la variabilidad puede ser muy alta porque, según el tipo de planta, la salmuera emitida puede oscilar entre 1°C de temperatura a 15°C más que las aguas receptoras.
Durante la operación de desalinizar, la previa y posterior, se utilizan productos químicos biocidas (es decir, para aniquilar la vida), antiincrustantes y antiespumantes. Todas las plantas desaladoras en un grado variable emiten productos contaminantes en el ambiente y la de Barcelona también lo hará.
En el caso del Mediterráneo, un mar con menor movimiento, la columna de agua de la pluma salina cae y tiende a desplazarse a lo largo del fondo marino, por tanto, los organismos que componen el bentos recibirían la mayor descarga de salmuera y esto, por ejemplo, afecta a los prados de algas submarinas y la fauna asociada, es decir, afecta a la flora y fauna costera.
Por si todo esto no fuera suficiente, la toma de agua de mar absorbe conjuntamente organismos planctónicos, huevos de peces y larvas que resultan dañados o muertos por el sistema de filtración y las bocas de succión.
En definitiva, existe un daño ambiental que debe ser analizado y ver qué medidas deben adoptarse. Es irresponsable por parte de la Generalitat anunciar una desaladora de esta dimensión y a continuación afirmar que es sostenible y que no tiene impacto ambiental.
El otro tema de la cuestión afecta a la provisión de energía. El mix energético catalán está basado en los combustibles fósiles con un 27% y en la energía nuclear en más de un 50%, mientras que las renovables son solo un 15,6%. Y todavía de éstas, casi la mitad son las de fuentes tan históricas como la hidroeléctrica. Es bien sabido que Cataluña está en la cola en esta producción renovable. Por tanto, para producir agua desalada consumiremos energía que tiene una proporción de impacto ambiental grande. Y ese otro hecho no se puede obviar.
Todo esto señala un gran desbarajuste, una orientación conceptual terrible por parte de quienes nos gobiernan que no hicieron los deberes cuando tenían que hacerlos y ahora los hacen improvisando y mal.
La broma de la desaladora nos constará 30 veces más por m3 que la procedente de la potabilización de agua dulce
Más allá está todavía la cuestión del precio. Dice que el agua procedente de la desaladora será más barata que la del barco, pero más barata significa 6€/m3, que es una brutalidad. La desaladora de El Prat sale a 1€/m3. Pero es que el agua procedente de los embalses y que se potabiliza se paga a 0,10 o 0,20 €/m3. La broma de la desaladora nos constará 30 veces más por m3 que la procedente de la potabilización de agua dulce.
La solución más sostenible, ecológica y económica es sencillamente continuar el trasvase del Ebro de Tarragona a Barcelona con un recorrido por enlazar los dos sistemas de poco más de 50 km de canalización sin afectar al caudal del Ebro porque se trataría de aprovechar el excedente que se produciría de las concesiones de regadíos a través de la mejora de su encauzamiento y en general eficiencia de riego.
Por tanto, no habría «trasvase del Ebro» propiamente dicho, sino mejor aprovechamiento de las aguas de los regadíos, que sería suficiente para proporcionar más de 14,4 hectómetros cúbicos de la desaladora del puerto de Barcelona y nos ahorraremos los 100 millones de euros por 5 años, porque ésta es la otra. No saben si dentro de 5 años la seguirán utilizando o se la venderán. No es que sea un plan demasiado cuidadoso.
Si se quisiera ir a un proceso de desalinización racional, se podría aprovechar la energía nuclear utilizándola en horario de mínima demanda; esto es por la noche, cuando el precio es extraordinariamente bajo, puesto que las plantas nucleares no pueden modular la producción en función de la demanda. Pero claro, aquí chocamos con otro tótem ideológico. Los reactores catalanes se cerrarán entre 2030, Escó I, 2033, Escó II, y 2035, Vandellòs II. Es imposible que en estas fechas las renovables sustituyan el 56% que la producción nuclear aporta al mix eléctrico, y aquí tenemos otro lío.
En el fondo y con esta forma de gobernar se va convirtiendo Cataluña en un gran lío. En un inmenso nudo gordiano.
La operación se vende como más barata y más sostenible que llevar agua en barco. No es real Share on X