El debate sobre el ‘dumping’ fiscal de Madrid. ¿Qué hay de real?

Es una evidencia que Madrid se beneficia del efecto capitalidad, de ser el centro del poder político y financiero, y del centralismo de las infraestructuras y la inversión en capital fijo acumulada. En este sentido Madrid ha aprovechado muy bien estas ventajas hasta el extremo de superar a Cataluña por el peso de su economía en el conjunto español.

Pero mucho nos tememos que el resultado tiene poco que ver con la fiscalidad autonómica. Técnicamente no se puede hablar de dumping porque Madrid no dispone de una legislación fiscal diferente a las de otras autonomías de régimen general. Lo único que hace es ejercer la escasa autonomía fiscal que existe en España para rebajar determinados impuestos. Pero eso no es dumping , esto es ejercicio de las competencias que otras comunidades autónomas, como el caso de Cataluña, usan en sentido opuesto, multiplicando los impuestos. Por ejemplo, la capacidad fiscal de disponer de impuestos propios en Cataluña la aplica de una forma arrolladora, con dieciocho impuestos nuevos y exclusivos. Mientras que Madrid sólo ha generado tres. Posiblemente si se analizara la relación coste-beneficio de estos impuestos, se constataría que la mayoría de los aplicados en Cataluña son bien inútiles.

A pesar de que la presión fiscal en Madrid es inferior a Cataluña recauda un poco más, en concreto 12.077 millones por parte de Madrid, y 11.752 millones por parte de Cataluña, y aporta más al fondo común, y su déficit fiscal es mayor, aunque hay que ajustarlo por el plus de capitalidad fiscal de muchas grandes empresas. También es muy menor su deuda pública, tiene mucha mejor calificación y su balanza con la Seguridad Social es positiva, mientras que la catalana es deficitaria desde 2011. Todo esto no nace de no hacer pagar el impuesto de sucesiones. Un poco de rigor, por favor.

Donde realmente existe un ejercicio de dumping es en Navarra y especialmente en el País Vasco, porque en estas comunidades forales no rige el régimen general y han podido desarrollar un sistema fiscal muy diferente basado también en impuestos reducidos, tanto los de carácter general como los de patrimonio, que es inexistente igual que en Madrid, y como el del IRPF que es menor incluso que el madrileño. Pero allí donde se nota la diferencia fiscal es en lo diferente. Por ejemplo, el impuesto sobre las empresas que en el País Vasco sí es competencia autonómica y que en el caso de las Pymes es 5 puntos inferior al del régimen general. Pero del País Vasco y su dumping, ERC no habla. Un enfoque muy extraño

La liebre que ha soltado ERC con el beneplácito del gobierno es sorprendente. Tanto que resulta impropia de un partido catalán y más adecuada a un partido que más de una vez ha jugado a la homogeneización, como es el caso del PSOE. Sólo hay que recordar la LOAPA de la que nos libramos por la derrota en toda regla que infringió el gobierno socialista en el Tribunal Constitucional. Ahora ERC quiere impulsar una LOAPA fiscal. Es incomprensible que un partido catalán apueste por la cesión de competencias al gobierno del estado, es decir, que juegue con la recentralización. Es tan raro que más bien parece, no decimos que lo sea, sólo que lo parece, un sueño del PSOE realizado por el siempre bien predispuesto Rufián. Hay que recordar que la reducida autonomía fiscal que existe en España comenzó con Jordi Pujol, primero con Felipe González , y sobre todo a consecuencia de los pactos con Aznar . Que el PP lo defienda no es tan raro, está en el origen. Lo que es exótico, por no decir otra cosa, es que lo defienda la izquierda.

Lo peor de todo es que esta solución, que en definitiva significaría reducir, pero no eliminar, la capacidad normativa de las comunidades autónomas, tendría un efecto escaso sobre la cuestión de fondo que no es otra que el predominio económico de Madrid y el progresivo declive de Cataluña. Donde se notaría más esta LOAPA fiscal podría ser en el impuesto de patrimonio, el más polémico de todos, que no se aplica en Madrid, pero sí que se aplica en Cataluña, y que no existe en la mayor parte de países europeos. El impacto sería pequeño porque la capacidad recaudatoria de los tramos autonómicos de los impuestos o de los que están cedidos es muy modesta y afectaría poco a la dinámica general.

Lo que importa son otros aspectos que serían engorrosos para el gobierno español y que de manera sorprendente ERC, a pesar de su peso en Madrid, no presenta. Se trata en primer lugar de resolver de una vez por todas el injusto sistema de financiación. Eso sí que es ir al tuétano y no quedarse en la superficie como hace ERC. La otra cuestión es definir una política regional para España que ponga fin a la concepción centralista que impera con la forma en que se distribuye y se va acumulando el capital fijo fruto de la inversión pública. Estos son los dos grandes temas: financiación y política regional. Todo lo demás es hacer volar palomas.

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