Según el Climate Change Performance Index, en una clasificación sobre 100 puntos, los tres primeros lugares están desiertos y son reservados para aquellos que tienen clasificaciones muy buenas. Por tanto, no hay ningún estado que alcance dicha situación. A partir de ahí, siguen Suecia, que ocupa el primer lugar con 75,77 puntos, hasta el puesto 17 que corresponde a Ucrania con 60,6 puntos. Todo los de este paquete (ver tabla) obtienen la calificación de buena. Hay sorpresas, que en algún caso no son fáciles de explicar. Marruecos ocupa el lugar 6º y por tanto es el tercer país mejor del mundo, la India el 9º, Chile el 11 °, y Ucrania, donde se produjo el desastre de Chernobyl, cierra la lista ocupando la 17ª posición. La mayoría de los países europeos se sitúan en el grupo de los buenos, los que van de la posición 18 a la 31. La UE-28 en peso ocupa este lugar. Aquí también abundan las sorpresas, porque el denostado Brasil está en la posición 21, ligeramente por delante de Alemania, Rumanía ocupa el puesto 24 y China, gran consumidor de carbón, el 30. España se encuentra en la parte baja de estos países con relación a su comportamiento con el clima, concretamente en el lugar 34. Los que están peor situados son los EE. UU. con sólo 18,60 puntos y Arabia Saudita, con 22 puntos.
Un listado polémico que, en todo caso, da lugar a muchas reflexiones, porque el indicador mide cuatro factores: la evolución de las emisiones, el fomento de las renovables, la eficiencia energética y el análisis de las políticas climáticas. Es difícil entender a partir estos presupuestos, sin entrar en el seno de la cuestión, que la India tenga una calificación buena, y que China sea moderadamente buena, mientras que la de EE. UU. ocupe un lugar tan negativo. Si consideramos las descargas de gases contaminantes a la atmósfera en términos absolutos, la clasificación es aún más sorprendente. En todo caso, se trata de un índice utilizado de manera habitual y con carácter internacional.