Collboni y la supermanzana: tarde y mal

Es una evidencia de que el clima electoral impera en los grupos municipales y cada uno, con mayor o menor gracia, se apresura a construir su posicionamiento. Es lo que intentó hacer el primer teniente de alcalde de Ada Colau y candidato al PSC a la alcaldía, Jaume Collboni, en su intervención en el VII Summit «Barcelona, ​​la mejor tienda del mundo» organizado por Barcelona Oberta, que es la asociación presidida por Gabriel Jené, que agrupa los ejes comerciales más importantes de Barcelona.

El título de esta séptima reunión era ya toda una declaración de intenciones, porque el eslogan «Barcelona, ​​la mejor tienda del mundo» era el que utilizaba la ciudad hasta que Colau lo liquidó porque no le gustaba. Y lo sigue desagradando Barcelona Oberta y, por lo visto, los comerciantes, porque ni la alcaldesa ni ningún miembro de los Comunes, se asomó al encuentro.

Quien sí lo hizo fue Collboni buscando construir un posicionamiento alternativo y al mismo tiempo enganchado a Ada Colau, algo tan difícil como pueda ser un problema de física cuántica, levantando, más o menos, la bandera que él con el PSC sí propicia la gran reactivación económica de Barcelona. Pero, claro, esta nueva constricción de imagen, que algunos sí comprarán, choca con la dura realidad de haber sido años y años servidor fiel sin levantar nunca la voz ni mostrar discrepancia con todas las políticas de Colau.

En el acto de Barcelona Oberta intervino muy matizadamente para venir a decir que en eso de la supermanzana de Barcelona él no estaba demasiado de acuerdo y confeccionó frases como “una calle puede ser pacificada, pero debe permitir la movilidad logística y el paso de los vecinos”. También se dio cuenta de que había abandonado los donuts y quería recuperarlos recordando los interiores del Eixample, una política de largo alcance del Ayuntamiento, que Colau ha abandonado.

Pero, en ningún momento se manifestó para rectificar y detener la supermanzana, sino que lo que dijo es vóteme y en el próximo mandato, cuando sea alcalde, ya evaluaremos la situación y reflexionaremos para decidir qué hacer. Y añadió “y no es la primera vez que se convierte en zona peatonal una calle del Eixample”. Cierto, pero sí es la primera vez que se quiere trinchar a base de crear calles de primera y de segunda impidiendo la circulación de todo tipo de vehículos en una de cada tres calles del Pla Cerdà.

En definitiva, Collboni quiere dejar la puerta entreabierta a la esperanza de que, con él, lo de la supermanzana quizás sí se puede revisar, pero sin, en ningún momento, alcanzar un compromiso concreto, ni siquiera ahora que las elecciones están a las puertas.

Collboni no tiene credibilidad alguna con su matización con la supermanzana, y la tiene toda con su compromiso de salir adelante. Porque hay que recordar que en todo el proceso interno del Ayuntamiento, no en el PSC ni como teniente alcalde, nunca se han opuesto a la medida, al igual que no se oponen al tranvía por la Diagonal.

Collboni en relación con la supermanzana, que nadie se deje engañar, forma parte del problema y no de la solución y, en este sentido, y en esta importante temática votarle a él equivale a votar a Ada Colau. Ésta es la realidad pura y dura. Y si no lo es, fácil resulta desmentirlo: que Collboni presente un texto en el que diga que detendrá las obras de Consell de Cent, suprimirá el proyecto de la supermanzana y del tranvía por la Diagonal y se concentrará en la mejora de los transportes públicos, en la recuperación de las manzanas del Eixample y en la creación de espacios verdes en todo lo que hoy son plazas duras de Barcelona.

Mientras no haga una declaración rotunda en este sentido, Collboni y los socialistas en Barcelona no tienen la menor credibilidad.

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1 comentario. Dejar nuevo

  • Completament d’acord. Ja ho diuen les escriptures: que el diguis sigui sí o no, la resta és maldat. La política de l’Ajuntament és directament reaccionaria. Una agrupació electoral amb el 20’5 % dels vots en les darreres eleccions, modifica una estructura tan sòlida com l’Eixample.
    Respecta al transport públic només cal que compareu els temps de recorregut actual de linees com l’H12 o V21 respecta a quan van ser creades
    Fa dos dies vaig estar esperant a poc més de les 9 del vespre, el V21 a la parada de Lepant-Claret. Vaig estar’m-hi 25 minuts. No va passar-ne cap. Vaig haver d’agafar un taxi. El panell horari va anar modificant sense sentit els temps d’espera. La informació en paper deia que el V21 havia de passar cada 10 minuts

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