El área de Sant Antoni reitera el fracaso de las supermanzanas «modelo Colau»

El hecho de que el ayuntamiento esté llevando a cabo una acción de urgencia en el área sur de la supermanzana de Sant Antoni como respuesta a los meses y meses de quejas de los vecinos y el anuncio de que llevará a cabo un conjunto de ajustes en toda el área de la supermanzana, pone de relieve las debilidades de esta solución tal y como está concebida en el marco del urbanismo táctico.

Aquí no se trata de la generación de colapsos en la circulación, aunque sí es cierto que se han sobrecargado los viales adyacentes. El problema es otro, que también empieza a manifestarse en Consell de Cent. Es la anunciada  desgración del espacio, motivo de la queja de los vecinos.

En sólo 5 años este espacio ha quedado profundamente deteriorado, ejemplificando su fragilidad y, como toda degradación urbana, llama a más degradación. Sobre todo el ámbito sur, el que ahora se está intentando arreglar, se ha convertido en una concentración de personas que beben alcohol en la calle, se drogan o sencillamente duermen allí.

Querer inventar una especie de espacios verdes ficticios a base de plantar vegetación, situar algunas macetas y disponer de mobiliario urbano como bancos y mesas, no es suficiente para transformar el espacio sujeto a la presión social del entorno. No se puede inventar un idílico mundo rural en medio de una ciudad densa como Barcelona a base de colocar pequeñas manchas en medio del asfalto.

Y este problema que ahora vive Sant Antoni, lo empieza a sufrir la zona mucho más extensa de Consell de Cent. La única diferencia es que esta transformación es más reciente y nota menos, por tanto, el proceso que la erosiona. Y el hecho de ser de una extensión y longitud mucho mayor, distribuye mejor los impactos del deterioro por el tipo de prácticas que se realizan. Sin embargo, el coste de mantenimiento es ya de origen mucho más elevado, porque requiere una mayor atención.

Lo que necesita el urbanismo del Eixample de Barcelona son calles limpias y ordenadas, con objetos y mobiliario urbano en buenas condiciones y bien situados que aporten una percepción pulida de la ciudad, que sean seguros para todos, bien iluminados, con luz clara y de buen circular. Al mismo tiempo, es necesario reforzar los espacios realmente verdes. Por una parte, potenciando las zonas verdes y parques existentes a base de mejorar y densificar su vegetaciónTener zonas de jardín con muchas mejores condiciones y transformar las plazas duras en plazas verdes ajardinadas y sustituir todo el arbolado que se ha perdido.

La solución es sencilla y nítida: buenas calles y buenas zonas verdes. Si a todo esto se le añade una más rápida recuperación de los interiores de manzana que sea posible y se elimina todo resto de espacio “cutre” que se ha producido en este tiempo, el Eixample, y con él Barcelona, ​​será un espacio de buen ver y sobre todo mejor vivir.

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