La amenaza ya ha dejado de serlo y es un peligro inminente. Los coches con distintivo amarillo de la Dirección General de Tráfico, que como mínimo son una tercera parte de los que circulan por Barcelona, entre ahora y el año que viene tendrán prohibida su circulación en todo el gran espacio urbano comprendido dentro de la Ronda de d’Alt, es decir la misma área que la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Sencillamente no podrán circular por Barcelona.
Esto afectará en primer término a los vehículos de transporte urbano, los que hacen la distribución por dentro de la ciudad, y que representan el 77% del total. Pero atención, al igual que ha ocurrido con la ZBE sus propietarios seguramente dispondrán de un trato más generoso que el de los propietarios de vehículos privados. Como ya sucede con la actual prohibición de circular para los vehículos que tienen más de 20 años de gasolina y 15 con diésel, que han visto como la moratoria de la que disponían se ha prolongado 6 meses más, mientras que desde inicios de año ya no circulan los vehículos privados.
Este hecho provocará un grave impacto sobre el funcionamiento de la ciudad y está por ver que el Ayuntamiento tenga la capacidad de imponer porque dejaría sin medio de circulación a una gran parte de residentes de Barcelona. Esta iniciativa hay que relacionarla con el urbanismo táctico y el proyecto de supermanzanas de Ada Colau, porque su funcionamiento requiere precisamente la supresión de un tercio de los vehículos que ahora circulan por el Eixample, más o menos los que corresponden a la etiqueta amarilla. Por tanto, no puede haber esta transformación urbanística de la que Colau ha hecho bandera sin liquidar todo un grosor de automóviles.
Naturalmente, si esta acción no se realiza en un plazo relativamente corto, entre ahora y principios del año que viene, la proximidad de las elecciones lo haría inviable porque es evidente que el coste electoral sería muy alto. Incluso es dudoso que a estas alturas ya no sea tarde. En este sentido hay que ver cuál es la actitud de Collboni y del PSC, que han marchado siempre a remolque de las decisiones de Colau, pero que ahora aspiran a hacer el sorpasso de Colau y, por tanto, es difícil que puedan acordar una medida tan radical.
Otra variable es si la actual alcaldesa se volverá a presentar o no, si finalmente, como se apunta, obtiene un buen lugar en el ámbito político o internacional, como en los casos de los alcaldes Hereu y Clos, y no repite su candidatura, es posible que se vea aún más motivada para dejar perfilada su herencia de liquidación de vehículos privados y supermanzanas .
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