Ha durado mucho más de lo inicialmente previsto, pero por fin el Brexit puede empezar a ser juzgado por sus resultados.
En el 2016, la campaña a favor de salir de la Unión Europea presentó una serie de promesas, sugerencias y afirmaciones sobre lo que el Brexit permitiría hacer al Reino Unido.
Después de haber consumido dos primeros ministros relativamente contrarios, los conservadores David Cameron y Theresa May, los partidarios de la salida del bloque comunitario tomaron el poder en Westminster bajo el liderazgo de Boris Johnson.
Es particularmente interesante ver lo que los Brexiters acaecidos ministros han logrado llevar a casa por Navidad en el acuerdo in extremis del pasado 24 de diciembre por la noche.
La siguiente comparación está en parte basada en un artículo del diario Politico.eu , especializado en los asuntos de Bruselas.
Promesa # 1: «el comercio con la UE seguirá siendo libre de aranceles e implicará una burocracia mínima»
En efecto, el acuerdo entre Londres y Bruselas del pasado 24 de diciembre prevé un acuerdo de comercio extremadamente favorable por el Reino Unido, al menos, si se tiene en cuenta que el Reino Unido dejará de ser miembro de la Unión Europea. El texto prevé que el comercio británico esté exento de aranceles y cuotas comerciales.
No obstante, también introduce numerosas limitaciones a este principio de base. En primer lugar, sí que habrá más papeleo para los transportistas: los conductores deberán presentar permisos de importación y de exportación, declaraciones de seguridad y otras formalidades.
En segundo lugar, el Reino Unido ha terminado accediendo a firmar obligaciones de competencia equilibrada que le impedirán aprovecharse masivamente de una eventual desregularización.
Londres estará por ejemplo obligado a recurrir a un mecanismo de negociación en caso de disputa, y ambas partes tendrán derecho a imponer aranceles unilaterales en caso de competencia desleal. En este ámbito, el equilibrio de poder está claramente a favor de Bruselas.
Otro punto crucial que habrá que ver es qué pasa con los servicios financieros de la City , que no están incluidos en el acuerdo de libre comercio y que suponen el 7% del PIB total del Reino Unido.
Promesa # 2: «la frontera de Irlanda del Norte no cambiará en absoluto»
La promesa no se ha mantenido por completo. Es cierto que «el área común de viaje» actualmente existente entre Irlanda e Irlanda del Norte (perteneciente al Reino Unido) no cambiará y que la frontera terrestre se mantendrá abierta .
No obstante, entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña (frontera marítima) sí habrá obligaciones de aduana. Estas se explican porque el estatus de esta región del Reino Unido será diferente del resto del territorio británico: seguirá siendo considerada como miembro de la unión aduanera europea.
Es una concesión de Londres importante y fuertemente simbólica porque el Reino Unido queda en cierto modo dividido en dos partes.
Promesa # 3: «pondremos punto y final a la supremacía del derecho de la UE y del Tribunal de Justicia Europeo»
En el discurso en que Johnson anunció el acuerdo, aseguró que el Tribunal de Justicia de la UE no tendría ningún papel en en Reino Unido.
Habrá que verificar el texto final del acuerdo, pero ya está claro que Irlanda del Norte, al formar parte de la unión aduanera de la UE seguirá estando sometida a las reglas del mercado único, regidas por el Tribunal de Justicia de la UE.
Promesa # 4: «recuperaremos el control de la inmigración y el asilo, y recortaremos la inmigración en decenas de miles de personas»
El gobierno de Johnson ya ha comenzado a desplegar un nuevo sistema de asilo basado en puntos. Se trata de una promesa primordial del Brexit que implicará el fin de la movilidad laboral libre para los ciudadanos europeos. A partir de ahora, españoles, polacos o griegos recibirán el mismo trato que el resto de extranjeros.
En este punto, habrá que ver cómo se las arreglará el Reino Unido para seguir disponiendo de mano de obra relativamente económica, hasta ahora proporcionada en buena parte por los países de Europa del este.
El país, como el resto de estados europeos , presenta una tasa de fecundidad inferior a la mínima para asegurar el equilibrio demográfico. Parece pues difícil que el Reino Unido pueda prescindir de los actuales flujos de inmigración. Lo que quizás conseguirá es un mejor ajuste entre los recién llegados y el perfil de inmigrante que el gobierno busca.
Promesa # 5: «habrá 350 millones de libras cada semana para el sistema de salud público británico»
Durante la campaña del Brexit, un autocar gigante atravesó el país con una pancarta gigante que anunciaba: «enviamos a la UE 350 millones de libras cada semana. En vez de eso, financiamos nuestro Servicio Público de Salud».
Es cierto que Theresa May autorizó un aumento del gasto público en sanidad del orden de 20.000 millones de libras anuales de cara al 2023, que equivaldrían a 600 millones adicionales cada semana.
Pero de hecho, la contribución neta del Reino Unido (esto es, lo que aporta menos lo que recibe de la UE) es del orden de 230 millones de libras semanales. Sin contar que Londres ha tenido que gastar una suma muy considerable para preparar el Brexit y pagar su factura.
Así pues, es cierto que el sistema de salud público británico se ha beneficiado de un incremento de financiación muy importante desde el 2016, pero este no es exactamente atribuible a la salida de la UE.