Sin duda, no toda la culpa de las divisiones que afectan cada vez más a Taiwan la tiene China. Pero su campaña de desinformación parece estar teniendo efectos devastadores en la pequeña isla.
Hace tan solo unas semanas, Taiwan era uno de los países más unidos del mundo. Según una encuesta del Pew Research Centre, el 68% de los taiwaneses afirmaban que la sociedad había salido reforzada tras 16 meses de contener con éxito la pandemia de Covid.
Pero todo ha cambiado en cuestión de semanas. El primer brote de coronavirus que afecta al país está en efecto causando gran revuelo entre los partidos políticos y generando una ola de desconfianza contra el gobierno inaudita en un país tan disciplinado.
Para entender lo que sucede en Taiwan hay que retroceder a la posición que el gigante chino mantiene desde el fin de la guerra civil china hacia la democrática Taiwan. Para la comunista Pekín, la isla de Taiwan (ex-Formosa) es un territorio chino que debe pasar, cueste lo que cueste, bajo la soberanía directa de Pekín.
Para alcanzar este fin, el periódico para-gubernamental chino Global Times afirmó sin tapujos que el partido comunista chino buscaría dividir la unidad taiwanesa para desestabilizar el país.
Y cuando Pekín se fija un objetivo y una estrategia para alcanzarlo, raras son las veces en que no pone la pone en práctica.
La difusión de contenidos tendenciosos o directamente falsos ya aumentó de forma espectacular con el inicio de la pandemia de Covid
El arma de China para erosionar la unidad de Taiwan ha sido desde entonces la desinformación. La difusión de contenidos tendenciosos o directamente falsos ya aumentó de forma espectacular con el inicio de la pandemia de la Covid a comienzos del año pasado, algo paradójico teniendo en cuenta que el virus tuvo con toda probabilidad su origen en China.
Pero ahora, por primera vez, el bombardeo de desinformación chino parece estar teniendo efecto.
Según recoge el Financial Times, la desinformación china que más éxito ha tenido tiene que ver con las vacunas.
Entre los contenidos que Pekín ha hecho circular figura el que el protector no oficial de Taiwan, Estados Unidos, no quiere vender dosis de sus vacunas a la isla asiática.
Otros artículos afirmaban que decenas de miles de taiwaneses viajan a China continental para vacunarse con las vacunas fabricadas en ese país, o que el gobierno de Taiwan estaba regalando dosis a sus aliados diplomáticos en vez de vacunar a su propia población.
Una vez la campaña de vacunación de Taiwan empezó a tomar velocidad, la desinformación china se centró en afirmar que las dosis estaban causando numerosas muertes entre la gente mayor.
Este último rumor ha tomado tanta importancia que muchos taiwaneses de edad avanzada rehúsan ahora vacunarse. En este caso, la televisión taiwanesa se hizo eco del caso, amplificando sobremanera el fenómeno.
Como se decía al principio, no toda la culpa de la creciente desconfianza que se afianza en Taiwan la tiene la China. Los medios de comunicación taiwaneses (los más libres de Asia después de los de Corea del Sur, según los ránquings de Periodistas sin Fronteras), padecen de los mismos males que los occidentales: sensacionalismo y estrategias de maximización de los ingresos.
El caso de Taiwan debería hacer reflexionar a Europa acerca de los riesgos de esta peligrosa combinación de desinformación y periodismo de bajo nivel, particularmente en contextos tensos como el actual.
Una vez la campaña de vacunación de Taiwan empezó a tomar velocidad, la desinformación china se centró en afirmar que las dosis estaban causando numerosas muertes entre la gente mayor Share on X